El SM57 de Shure es uno de los micrófonos más utilizados, para tomar el sonido de la caja o redoblante en la batería, o para capturar el sonido del amplificador de la guitarra. Es un micrófono que eligen desde los ingenieros de los estudios más sofisticados, hasta bandas con presupuesto mínimo.
Pero tiene una contra: su tamaño, que dificulta su ubicación, especialmente si se quiere utilizar para una batería, donde habrá que maniobrar con el soporte, y ni hablar si el escenario es pequeño o si no sobra demasiado espacio.
Este problema es lo que viene a solucionar el Granelli G5790. Básicamente es un SM57, pero con una modificación en el cuerpo: un codo de aluminio que lo deja a 90°, facilitando su ubicación en lugares donde el espacio no abunda.
El micrófono está hecho con un SM57 nuevo, al cual se lo desmonta y se le inserta el codo de alumino, sin alterar el sonido original, ya que, como se explica en su web, en el interior del SM57 hay una pequeña cámara acústica que afecta el tono del micrófono.
El diseño de Granelli cambia la forma del micrófono, sin aumentar el volumen de aire, fundamental para mantener el sonido del micrófono. Granelli no ajusta la respuesta de frecuencia, ni altera el patrón de captación, ni realiza ningún otro cambio de componentes en el interior del micrófono.
Tony Correlli y John Grant son los fundadores de Granelli Audio Labs, que pura y exclusivamente vende este micrófono. Como dicen en una entrevista en Recording Hacks, "esta fue realmente una labor de amor de dos ingenieros / productores / músicos que sólo querían lograr un mejor registro y hacer su jornada laboral más agradable".
Está a la venta por unos 106 euros. Más información en Granelli Audio Labs