Audiovisual

Soundtrack Box, una caja como único instrumento para toda una banda sonora

Ponerse a la tarea de desarrollar el sonido de una película suele implicar una exhaustiva búsqueda de sonidos por parte de los diseñadores de sonido y, según el caso, el compositor. Ahora bien, cuando al diseñador sonoro noruego Koka Nikoladze le pidieron desarrollar la banda sonora de una película (que luego se canceló), su búsqueda no consistió en grabaciones de campo o la exploración de complicados sintetizadores y prefirió un enfoque más original: crear una caja sonora que sirviera como único instrumento para la música de la pieza audiovisual.

En un híbrido extraño de lutería y experimentación electroacústica, surgió la bautizada Soundtrack Box No.1, primera de una serie de cajas que, según cuenta su creador, continuará construyendo en futuros proyectos de sonido para medios visuales. Aunque no haya sido empleada en la película, la pequeña aunque exótica caja, está cargada de interesantes procesos que recuerdan los fascinantes laptops acústicos, combinando objetos y materiales para generar diversos timbres que pueden ser articulados y moldeados directamente desde el instrumento que, al tener la responsabilidad de ser el único en la película, incluye inagotables combinaciones. Escuchad:

Salvo un poco de distorsión (pedal ZVEX) empleada a en los sonidos que se escuchan al final del vídeo, no existe ningún efecto aplicado tras su grabación, esto es, todos los sonidos presentes son los que produce la caja tal cual. Juegos de metales, resortes, cuerdas y diferentes superficies; percusión, fricción, y movimientos tanto suaves como abruptos, logran una interesante máquina digna del misterio y la exploración invisible.

La caja incluso tiene su propia reverberación, gracias a un resorte que logra una reverb tipo spring. Todo el sistema se amplifica mediante un pequeño micrófono de contacto integrado en la caja, permitiendo a su vez captar movimientos más sutiles y sonidos que, de lo contrario serían imperceptibles o su potencia no alcanzaría la ideal para una grabación.

Un experimento bastante interesante que de paso nos llama la atención sobre algo que muy bien sabrán los artistas de foley: los efectos sonoros se construyen paralelo a la construcción de los objetos materiales y en muchos casos, no hay que salir a grabar afuera y aventurarse a la experimentación no solo con los materiales en sí, sino con sus posibilidades de relación, porque hasta el más mínimo contacto entre estos, puede cambiar radicalmente toda la sonoridad.

Sobra decir que es una pieza única no pensada para comercialización. Para más información sobre el artista, su web oficial.

Miguel Isaza
EL AUTOR

Miguel es un investigador que relaciona la filosofía, el arte, el diseño y la tecnología del sonido. Vive en Medellín (Colombia) y es fundador de varios proyectos relacionados con lo sonoro, como Éter Lab, Sonic Field y Designing Sound.

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