Uno de mayo, el día del Korg M1
Reivindicando los 30 años desde la aparición del entonces revolucionador M1 en 1988, Korg ha decidido arrancar hoy uno de mayo (May 1, o M1) unos días de celebración.
Acusadme de nostálgico por dar espacio a esta noticia, pero el M1 llegó cuando yo tenía 20 años y a él dediqué mi primer sueldo, sumado a otros cuantos ahorros, tras un intenso trabajo de verano en mi época de estudiante. Y me devolvió el esfuerzo con creces.
Con él arrancó para las masas el concepto de 'workstation' hoy habitual. Y es que sólo 5 años antes, en 1983, con MIDI todavía recién llegado, fue otro Korg el que me hizo invertir todo cuanto tenía con 15 años para comprar un sinte 'de verdad' (el Poly 800). Entre medias pasaron por mis manos de adolescente otros hitos como el CZ5000, con el que pude acceder a multitimbralidad y secuenciador de varias pistas. Pero la ambición 'total' del M1, con sonidos basados en muestreo, multitimbralidad, sonidos de batería, secuenciador, efectos, y una filosofía pensada para completar toda la producción en un solo equipo, era algo impensable sólo poco antes.
Es cierto que nunca llegué a usar su secuenciador, porque ya me había decantado años antes por el uso de secuenciadores MIDI en ordenador (aquellos Atari...) y siempre he preferido la grabación 'lineal' antes que la orientación estricta a los patrones. Pero incluso sin aprovechar esa parte, nada igualaba el poder integrador del M1. Al menos a un precio que, sin ser un regalo, si permitía acceder a él a un número enorme de personas. No sólo estudios y profesionales de alto nivel.
La noticia de Korg de hoy es, al menos de momento (está por ver qué otras celebraciones M1 seguirán durante la semana), poco más que un reclamo para poder recordar que vende unos mejorados M1 en software, con crecida memoria de muestras, con mejoras en los filtros (no resonantes en el original), y con tantísimas otras añadiduras. Pero aunque fuera esa la razón, no está de más celebrar esos 30 años de algo que fue esencial para muchos de nosotros y que tiene su huella en tantísimos discos. Una huella demasiado fácil de reconocer, cierto. Unos sonidos trilladísimos de tanto uso y abuso. Pero con todo un cariño inevitable el que nos viene a muchos a la memoria al hablar del M1, especialmente con un motivo tan festivo como este aniversario.
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