La Asociación de Productores de Música de España (Promusicae) informó que la venta de música en España ha caído un 30,5% en el primer semestre del año, un desplome que sucede luego de ocho años consecutivos de caídas en el volumen de facturación.
En efecto, durante el primer semestre de 2009 los españoles gastaron unos 87,7 millones de euros en comprar música grabada en soporte físico o digital, mientras que en el mismo periodo del año anterior la cifra de ventas llegó a los 126,2 millones de euros.
En este contexto, las descargas legales de música suponen una esperanza para el sector, dado que han subido un 68% alcanzando los 7,1 millones de euros, mientras que en el primer semestre del 2008 representaron 4,2 millones de euros para la industria discográfica.
Promusicae, patronal que aglutina al 94% de la industria discográfica española, ha decidido rebajar las ventas necesarias para conceder a los artistas los Discos de Oro y Platino, y a partir de este mes se concederá el Disco de Oro con 30.000 álbumes vendidos y no 40.000 como sucedía hasta ahora, y el Disco de Platino ya no se alcanzará con 80.000 ejemplares vendidos sino con 60.000.
La entidad advirtió que "el sector discográfico español sigue en caída libre". Antonio Guisasola, su presidente, declaró que "es una broma pensar que en España pueda existir un mercado digital similar al de nuestros países vecinos en la situación actual. Francia, Alemania o Reino Unido tienen un mercado digital pujante porque sus gobiernos se han tomado la molestia de tomar medidas e impedir que internet se rija por la ley del salvaje oeste y el todo vale."
Guisasola también dijo que España asiste "a la destrucción sistemática e impune de todo el sistema de creación cultural de nuestro país", auspiciada "por unos pretendidos defensores de la libertad que justifican el robo del trabajo y el medio de vida de muchas personas en el ahorro que para sus bolsillos supone acceder a las creaciones de nuestros mejores artistas sólo a cambio de pagar una conexión de alta velocidad."
"La pasividad de las administraciones públicas y su tibieza en este asunto ha permitido que se consoliden estos comportamientos sociales, repudiados y reprimidos en cualquiera de los países de nuestro entorno, haciendo que la solución sea más compleja cada día que pasa".