En el stand de Moog Music en la Musikmesse tuvimos ocasión de ver una cadena de Slim Phattys unidos a un Little Phatty que actuaba de controlador, obteniendo así cuatro voces puramente analógicas.
el 11/04/201129
En el stand de Moog Music en la Musikmesse tuvimos ocasión de ver una cadena de Slim Phattys unidos a un Little Phatty que actuaba de controlador, obteniendo así cuatro voces puramente analógicas.
Lo mejor: Versatilidad
Lo peor: casi nada
Lo mejor: Sonido moog
Lo peor: Escasa modulacion
Lo mejor: VCOs y VCF únicos, sonido cálido y vintage como sólo puede sonar un Moog.
Lo peor: el LFO no puede modular la amplitud. Arpegiador algo escueto.
Voy primero con la parte fácil: es un tanque. El cuerpo rugoso de metal, el peso y consistencia del conjunto evidencian una construcción a prueba de directos. Los knobs tienen el giro suficientemente suave como para realizar un recorrido completo con la fuerza de un sólo dedo, a lo que ayudan las clásicas hendiduras en los mismos, tan típicas de la casa. Si acaso he notado algo de holgura en el knob Value, quizás porque tiene pasos y es de giro infinito (aunque marcado con el clásico punto de posición, un despiste de Moog en este caso). Este knob también se usa de pulsador para activar el arpegiador, que es útil pero presenta escasas opciones. La pantalla es clara y a pesar de que no se puede ajustar el contraste no hace cosas raras con el ángulo de visión.
Los botones del Slim son de goma y no tienen un tacto tan reconfortante como los del Little aunque a favor diré que se activan muy fácilmente, eliminando los toques “falsos” tan típicos en las teclas de goma sobre membrana. Sobre la durabilidad de estos, el tiempo lo dirá. Por lo menos sus LED brillan lo suficiente para saber sin pérdida donde te encuentras en cada momento.
El perfil físico del Slim me parece muy acertado, muy cómodo para sobremesa y para el rack, al tener las conexiones retrasadas con respecto a la profundidad máxima, como ya hacía Waldorf magistralmente en sus clásicos racks. No tan acertados son los precios de las opciones de remates en madera u orejas de rack, completamente fuera de órbita.
VCOs
Siempre he pensado que el secreto del sonido Moog se encuentra más en los osciladores que en el filtro. El poder barrer la forma de onda de manera continua es una función heredada del Voyager y me parece uno de los mayores atractivos del sinte a la hora de pretender sonidos orgánicos y vivos. La onda cuadrada en el Phatty tiene una sonoridad anormalmente rica, llena de armónicos, quizás con algo más más cuerpo que la diente de sierra, que tampoco se queda corta aunque no es tan agresiva como la de un MS20 o un Minibrute. Muy buenas ambas para leads, si tuviera que describir la cuadrada y la diente de sierra con una palabra sería “gorditas”. La triangular, lejos de ser limpia tiene un punto burbujeante muy agradable pero no tan punzante como la de, pongamos, un Minimoog Model D o un Prophet 5. Estas formas de onda le dan a los Phatty un sabor particular del sonido Moog, más dentro de un carácter “vintage” que el moderno abanderado por el Sub Phatty y Sub 37 (estos son mejores para EDM o dubstep por ejemplo), con osciladores mucho más controlados y precisos. Quizás testigo de esto es que el Slim se tome entre 30 y 45 minutos en alcanzar una afinación perfecta, mientras que los Sub son prácticamente instantáneos, posiblemente por estar sometidos a un control digital de algún tipo. Dicho esto, si te van los sonidos desafinados con VCOs temperamentales el Little y el Slim son tus aliados, aunque también pueden afinarse con precisión, ya vemos que a costa de tomarse su tiempo.
Los osciladores siguen las octavas admirablemente bien a lo largo de todo el rango. Comparativamente otros VCOs modernos como los de Arturia tienen un tracking muy pobre. Quizás es una pena que los controles de octava del Phatty no bajen hasta el 32’ o LO a lo Minimoog para conseguir un segundo LFO; o suban al 1’ como en el Voyager pero quizás es pedir peras al olmo. La ausencia de un suboscilador es notable pero remarca la vocación de sinte “lead” del Slim. Para todo lo demás estaría el Sub. Mención aparte merece el Sync, diferente a otros clásicos de la casa como el Rogue o el Prodigy (con el que el Phatty comparte mucho de su pedigrí en mi opinión) que aporta otro toque de personalidad propia.
VCF
Mucho se ha hablado ya del legendario filtro de cuatro polos patentado por Moog y el Phatty lleva el suyo con orgullo. No es un filtro que destaque por su sutileza precisamente, más bien corta la cola de graves de manera contundente al subir la resonancia. Por suerte contamos con un selector entre 1/2/3 y 4 polos para mantener controlado este efecto, siendo la configuración de 3 polos (18 dB/Oct) quizás mi favorita para bajos y la de 2 para pads (¿se puede hacer un pad en monofónico? Absolutamente). La resonancia autooscila hacia el final, como no, pero además lo hace produciendo una senoidal pura que trackea perfectamente el teclado, permitiendo incluso programar tríadas con algo de cuidado. La distorsión armónica natural que produce el barrido del filtro nos demuestra que estamos ante un verdadero VCF, con sus “puntos dulces” esperando a ser descubiertos, imposibles de emular por software.
Luego tenemos el efecto “Overload” que mimetiza internamente el clásico truco del Minimoog Model D realimentando la salida de cascos con la entrada externa. El sonido resultante es un rugido grave tipo overdrive algo impredecible pero casi siempre musical y con sentido, al contrario de lo que podemos oír con el “Brute Factor” de Arturia por ejemplo, completamente fuera de control y raramente de aplicaciones tímbricas útiles. Decididamente el Overload suena más vintage también que el Multidrive del Sub Phatty, que tiende más al “clipping” sutil tan escuchado en los bajos dubstep.
MODULACIÓN
Estoy en desacuerdo en lo de que las capacidades de modulación sean limitadas, en comparación con otros sintes basados en VCOs son más que buenas. Evidentemente no tiene dos buses de modulación ni dos VCFs como el Voyager pero se guarda otros trucos que no están ni en este (el cálido overdrive del filtro) ni en el Sub Phatty/Sub 37 (poder usar la frecuencia de VCO 2 como fuente de modulación para FM en el filtro por ejemplo). La modulación de la forma de onda de los osciladores también es genial para engordar sonidos y la envolvente de filtro también se puede enrutar a cualquier otro destino. A mayores también han añadido, ya en las opciones del menú, el S&H y ruido como fuentes adiciones de modulación, así como un segundo destino seleccionable (aunque este no tiene control de cantidad independiente del primero). Sólo echo de menos la modulación de VCA como destino, para los clásicos vibratos, aunque se puede suplir con una modulación del VCF sin resonancia con el cutoff bajo y en 4 polos. También admite crítica el hecho de que el LFO tenga un rango de intensidad bastante conservador, con lo que es mejor para modulaciones clásicas de trémolo/vibrato que para hacer el loco a lo Daft Punk en Rock ’n Roll.
Las envolventes son las clásicas ADSR en la que el release se puede apagar completamente como en el Minimoog, con unos tiempos muy adecuados tanto para bajos y percusiones como para pads. La primera envolvente esta fijada al volumen y la segunda es de filtro pero también asignable, así que todos contentos. Quizás es la parte con la que más cuenta hacerse debido al sistema de control con un knob único para toda la sección, así que es necesario entrenar el oído para saber claramente lo que buscas y no pasarte el rato pasando de un botón a otro.
INTERFAZ
Hasta aquí mi opinión sobre la sección de modulación. ¿Que hay del resto? Pues simplemente magnífico. A los que teman por la interfaz con pocos knobs he de aclararles que es mucho más usable de lo que esperaba, en parte porque cambiar de un parámetro a otro es intuitivo e instantáneo, y en parte porque el modo de control analógico de los knobs con "tracking" que persigue tus movimientos me parece una verdadera genialidad. Combinado con los LED que rodean los knobs al final sólo tienes que fijarte en estos y moverlos en concordancia a lo que buscas (es más difícil de explicar que de ver). ¿Y por qué se usan entonces potenciómetros y no encoders continuos? Sencillamente, el control del sonido es 100% analógico y si fueran encoders necesitaría ser digital, con los consecuentes problemas de "stepping" audible, por pequeño que sea. En Moog parece que quisieron preservar la pureza y el sonido que da el control analógico que rendirse a las comodidades de lo digital. Evidentemente existe una capa digital para memorizar las posiciones del sistema en un momento dado pero nunca llega a interferir en camino analógico de la señal. De hecho Moog se ha tomado la molestia de utilizar el envío de datos MIDI a nuestro secuenciador externo en formato de 14 bit (más de 4000 valores por giro de potenciómetro) que permite reproducir los cambios de controlador con la máxima resolución digital disponible. Posiblemente es la mejor interfaz con pocos knobs que he visto. Ni Waldorf ni DSI han conseguido este nivel de detalle.
OPCIONES AVANZADAS
Una de las virtudes del Slim es que su software está en continuo proceso de mejora y desarrollo. Casi anualmente ha contado con actualizaciones y mejoras, muchas de las cuales se han ido añadiendo al menú de “Advanced Preset”. Aquí contamos con todas las opciones de articulación típicas de un monofónico sofisticado: Glide, Legato, LFO Reset, sensibilidad a la velocidad de filtro y volumen, escalas microtonales… Otros menús constan de opciones para el arpegiador, configuración MIDI avanzada y las utilidades de sistema entre las que tenemos diversos procedimientos de afinación. Una afinación completa del equipo puede tardar unas dos horas pero una vez ajustado rara vez tendremos que repetirla.
Mención aparte para el modo polifónico que permitiría trabajar conjuntamente a un Little con hasta 4 Slim. No me quiero imaginar la odisea que puede suponer en cuanto a afinación, pero lo mismo se puede decir de un Oberheim 8 Voice y ahí está Además del importante desembolso que supondría el conjunto. Una caja con cuatro placas de voz sin controles a un precio asequible sería todo un sueño.
EL SONIDO
Al final del día lo que cuenta es el sonido y el Slim Phatty tiene credenciales de sobra. No sólo de familia, de los que hereda muchas de sus virtudes, sino desarrollando sus propios trucos: el aporte del particular sabor de Overload, el Sync y las posibilidades del FM le otorgan su propia personalidad y derechos a reclamar un merecido y destacado lugar. A menudo se asocia el sonido Moog con un sonido muy concreto de lead y bajo pero sería una pena que nos quedásemos en esto, son capaces de mucho más y siempre resultan agradecidos ya que nuestros experimentos son a menudo útiles musicalmente. El Slim es fundamentalmente cálido y confortable, pero más flexible de lo que se cree y con un carácter muy americano. No esperábamos menos de una máquina que se sigue fabricando artesanalmente en Anaheim con tanto mimo.