El VariOS fue un intento de Roland de fusionar harware y software en un sistema abierto que, supuestamente, permitiría usar distintos tipos de aplicaciones. Como suele ocurrir en estos casos, no era ni una cosa ni la otra y, al precio al que salió al mercado, no funcionó.
Aparte de su función sampler con el sistema VariPhrase, el VariOS tenía dos aplicaciones propias: el VariOS 8 y el VariOS 303. La primera emulando a los antiguos analógicos polifónicos de Roland y la segunda a la TB-303. Ambas aplicaciones suenan bastante bien, pero no justificaban los más de 1500 euros que se pedían por el VariOs en su momento. Al precio al que se ven de segunda mano, pueden ser una buena compra, pero a su precio original, no.
Además de esas dos aplicaciones, el VariOS fue la plataforma en la que Roland lanzó las tarjetas VC-1 y VC-2 que también emplearon los posteriores V-Synth.
La VC-1 es una emulación perfecta del D-50. La VC-2 es una tarjeta de tratamiento vocal y de armonización de voces. Ambas merecen mucho la pena y se encuentran en el Roland V-Synth XT.
La mayor pega del VariOS es la dependencia de su software para usarlo como sampler. Como puede suponerse, los drivers quedaron en Windows XP y el VariOS está atado a este sistema. Además, el software no es suficientemente estable y da ciertos problemas con los drivers.
Como módulo de sonido, el VariOS es bastante más útil que como sampler en tanto que funciona de forma totalmente autónoma. Tanto el VariOS 8 como el VariOS 303 suenan bien y son muy aprovechables.
Las tarjetas VC son mucho mejores, en mi opinión, y la VC-1 en particular es una maravilla: un D-50 actualizado, con todas las tarjetas ROM que salieron en su día y con suficientes bancos de usuario para entretenerse años. Lo malo es que las VC no son fáciles de encontrar y se cotizan más caras que cuando salieron al mercado.
El VariOS está muy bien dotado en lo que a conexiones se refiere: cuenta con conexiones digitales y analógicas, se conecta al PC mediante USB e incluso puede ser usado como un interfaz MIDI básico.
Es un aparato útil si ya se dispone de él, pero sólo recomendaría su adquisición a usuarios avanzados y que quieran dedicar bastante tiempo a experimentar y a aprender su funcionamiento. Desde luego, no es un chisme de enchufar y listo. Requiere esfuerzo sacarle partido.
A buen precio y con la VC-1, es sin duda la mejor opción para hacerse con un D-50, pero como ya he comentado, las VC escasean más incluso que los VariOS.
Lo mejor: Sus posibilidades... y su estética
Lo peor: El software V-Producer
Aparte de su función sampler con el sistema VariPhrase, el VariOS tenía dos aplicaciones propias: el VariOS 8 y el VariOS 303. La primera emulando a los antiguos analógicos polifónicos de Roland y la segunda a la TB-303. Ambas aplicaciones suenan bastante bien, pero no justificaban los más de 1500 euros que se pedían por el VariOs en su momento. Al precio al que se ven de segunda mano, pueden ser una buena compra, pero a su precio original, no.
Además de esas dos aplicaciones, el VariOS fue la plataforma en la que Roland lanzó las tarjetas VC-1 y VC-2 que también emplearon los posteriores V-Synth.
La VC-1 es una emulación perfecta del D-50. La VC-2 es una tarjeta de tratamiento vocal y de armonización de voces. Ambas merecen mucho la pena y se encuentran en el Roland V-Synth XT.
La mayor pega del VariOS es la dependencia de su software para usarlo como sampler. Como puede suponerse, los drivers quedaron en Windows XP y el VariOS está atado a este sistema. Además, el software no es suficientemente estable y da ciertos problemas con los drivers.
Como módulo de sonido, el VariOS es bastante más útil que como sampler en tanto que funciona de forma totalmente autónoma. Tanto el VariOS 8 como el VariOS 303 suenan bien y son muy aprovechables.
Las tarjetas VC son mucho mejores, en mi opinión, y la VC-1 en particular es una maravilla: un D-50 actualizado, con todas las tarjetas ROM que salieron en su día y con suficientes bancos de usuario para entretenerse años. Lo malo es que las VC no son fáciles de encontrar y se cotizan más caras que cuando salieron al mercado.
El VariOS está muy bien dotado en lo que a conexiones se refiere: cuenta con conexiones digitales y analógicas, se conecta al PC mediante USB e incluso puede ser usado como un interfaz MIDI básico.
Es un aparato útil si ya se dispone de él, pero sólo recomendaría su adquisición a usuarios avanzados y que quieran dedicar bastante tiempo a experimentar y a aprender su funcionamiento. Desde luego, no es un chisme de enchufar y listo. Requiere esfuerzo sacarle partido.
A buen precio y con la VC-1, es sin duda la mejor opción para hacerse con un D-50, pero como ya he comentado, las VC escasean más incluso que los VariOS.