Informática musical

Review de Akai MPC Live, el todo en uno para producción de electrónica

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Veredicto
La MPC Live es uno de los dispositivos más interesantes del mercado, ya no sólo por todas las funciones que aporta, si no por el precio tan ajustado al que actualmente se comercializa y por la interfaz y flujo de trabajo tan amigables que en general tiene.

Pros

  • Relación prestaciones / precio
  • Interfaz intuitiva
  • Funciones muy completas
  • Útil en producción y en directo
  • Batería incorporada, con buena autonomía

Contras

  • Curva de aprendizaje para principiantes
  • Resolución reducida en modo autónomo a 44.1khz / 24 bits
  • Asignación farragosa de los controles Qlink del lado derecho

Introducción

[Índice]

Los dispositivos MPC de Akai fueron en el pasado los instrumentos de producción por excelencia del hip-hop, y también han tenido un peso específico en el techno y el house. A finales de los 80 y tras dos años de diseño desarrollo encabezado por un Roger Linn contratado por Akai para asegurarse un éxito –Mr.Linn ya conocía las mieles del éxito gracias a usar muestras en sus cajas de ritmos LM-1 y LinnDrum– la marca japonesa lanzó el MPC-60, uno de los primeros centros de producción autocontenido en una caja de tamaño transportable que podía tomar muestras y secuenciarlas. El MPC-60 compitió directamente con el E-mu SP-1200, otro clásico del hip-hop y el house al que sencillamente machacó: tenía más tiempo de sampling y mayor resolución.

El MPC-60 fue únicamente el primero de una larga serie de productos que con el tiempo perdieron gran parte del interés de profesionales y aficionados a la producción por el avance que los ordenadores domésticos sufrieron y que les permitió igualar y superar en prestaciones a estos dispositivos. A principios de 2012 Akai cambió radicalmente su política y sus MPC pasaron a ser controladores MIDI que trabajaban en conjunto con un software para ordenador, imitando así la corriente iniciada por Native Instruments con su Maschine. Sin embargo esta jugada no les sirvió para recuperar el éxito de antaño e incluso despertaron las iras de algunos amantes de los dispositivos MPC clásicos.

En 2017 Akai decidió volver a sus orígenes lanzando dos nuevos dispositivos autónomos, el MPC-X y el MPC Live, y prometiendo además que estarían muy por encima de cualquier MPC anterior en cuanto a prestaciones y potencia de proceso. Y vaya si lo están, son literalmente ordenadores diseñados para la creación musical. Hoy analizamos el más “pequeño” –en tamaño– y económico de ambos dispositivos, el MPC Live, dispositivo que me ha sorprendido tan gratamente que prácticamente la review la escribo al revés ya que os adelanto la conclusión final: es magnífico. Ahora durante el resto del artículo, os explico por qué.

En el fondo, un ordenador

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Para empezar este análisis de producto debería comenzar repasando el concepto de términos como “ordenador” o “computadora”. Tradicionalmente un ordenador es una máquina en la que se ejecuta un sistema operativo y en él una serie de aplicaciones de software para resolver distintas tareas; estamos acostumbrados a que un ordenador esté gobernado por un procesador, que cuente con una memoria RAM y con una unidad de almacenamiento, una pantalla a todo color, puertos donde conectar periféricos… Pero estos últimos años el concepto de ordenador ha cambiado y mucho. Dispositivos como un teléfono móvil –bueno, llamémoslo smartphone– o un tablet, son también ordenadores de pleno derecho. Lo mismo sucede con dispositivos para televisión digital, videoconsolas e incluso algunos coches… por dentro son o contienen ordenadores tan potentes como los que se usan en muchas oficinas para trabajar.

Y lo mismo sucede desde hace un tiempo con productos musicales, concretamente inMusic lleva tiempo diseñando productos para las marcas que forman este conglomerado empresarial que contienen dentro un pequeño ordenador. Tanto la Headrush Pedalboard para guitarristas, como el Denon SC5000, como la MPC Live que hoy nos ocupa, utilizan una placa Radxa Rock2, concretamente el modelo con 2gb de RAM y 16gb de almacenamiento interno. Esta placa está basada en el Rockchip RK3288, con un procesador ARM-A17 de cuatro núcleos, conectividad por ethernet, wifi, bluetooth, puertos USB 3.0, capacidad para ejecutar Android, Linux y Ubuntu… y además los tres productos anteriormente nombrados emplean la misma pantalla multitáctil de 7” a color. Son en definitiva ordenadores destinados a tareas muy concretas –multiefectos de guitarra, centro de producción musical, reproductor profesional de DJ–.

Dicho esto, ¿qué nos ofrece concretamente el MPC Live? Como ya he indicado, es un centro de producción –MPC son las siglas de Music Production Center– en el que podemos crear canciones de principio a fin. La fuente de sonidos principal son muestras, y podemos emplear las incluidas en el almacenamiento interno del dispositivo –trae 10gb de muestras–, lo que se nos ocurra samplers de una fuente sonora externa, o bien cargar sonidos desde unidades de almacenamiento externas USB como pendrives, discos duros o tarjetas SD; también es posible instalarle al dispositivo un disco duro SSD interno y almacenar ahí nuestras muestras y proyectos. Pero no sólo de muestras vive el MPC Live, también puede secuenciar instrumentos externos a través de sus puertos MIDI o cargar pistas de audio –hasta 8 en cada proyecto puede manejar–.

Todo esto imagino que os ha puesto los dientes largos, pero antes de entrar algo más a fondo en materia, dejadme que justifique un poco el enfoque de este artículo. Tras pasar un par de meses con el producto, me he dado cuenta de que explicarlo totalmente a fondo en una review sería poco menos que repetir lo que pone en el manual de instrucciones de casi trescientas páginas pero con mis palabras, y además añadir algunas notas personales. En el fondo eso no sería una review, sería un castigo. He preferido hacer otro tipo de review y centrarme en mi experiencia personal con el dispositivo, dándole especial énfasis a las sensaciones que transmite al usarlo y las dificultades o soluciones que he ido encontrando para plasmar ideas con el “instrumento”, y para utilizarlo como elemento de directo en una cabina DJ –los que me conocen saben que habitualmente escribo artículos enfocados a temáticas DJ–. Por otra parte me gustaría aclarar que apenas voy a entrar el software MPC 2.0 por la sencilla razón de que para explicar dicho software a fondo debería hacer un artículo tan o más largo que este –de hecho habrá próximamente un artículo aparte sobre dicho software–, y también porque creo que es una lástima no usar este dispositivo para lo que realmente se ha diseñado: usarlo de forma autónoma.

Construcción, controles y conexiones

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El MPC Live está construido casi totalmente con un material plástico de color gris oscuro –muy elegante– y con un acabado muy suave y agradable al tacto, aunque debo reconocer que este tipo de acabado lo he visto desgastarse bastante y termina convirtiéndose en plástico liso –siempre le puedes poner un “skin” adhesivo y de paso customizarlo en tal caso–. El material empleado es bastante ligero, el aparato pesa 2.7kg, se transporta con relativa facilidad, y el ensamblaje parece sólido. Es importante destacar que el MPC Live tiene bastantes rejillas de ventilación, con lo que es recomendable taparlo con algún protector cuando no se utilice para evitar que le entre polvo dentro. También destacar que a pesar del bonito acabado de la superficie, el material usado es un imán para el polvo, la prueba es que apenas puedo mostrar fotoso en el artículo con luz directa sobre el aparato sin que yo parezca un guarro, ya que por mucho que le des con una balleta húmeda simpre quedan restos.

En el lateral izquierdo están los habituales 16 pads de los MPC con botones en la parte superior para cambiar de banco junto con los clásicos controles para activar las archiconocidas funciones de los MPC: Note Repeat –para disparar redobles–, Full Level –el disparo de notas será siempre con el parámetro de velocidad MIDI a tope–, 16 Level –tocar un sólo sonido y dependiendo del pad empleado cambia únicamente un parámetro–, y Erase –borrar notas ya grabadas usando los pads–.

En la parte derecha tenemos la pantalla capacitiva multitáctil de 7” –admite gestos– con resolución de 1280x800 y bajo ella botones de transporte y de funciones de edición. En el extremo derecho hay cuatro QLink, que son encoders asignables a cualquier función de control del aparato, con un botón encima que permite cambiar entre “bancos” de asignación de estos controles. Y en la esquina inferior derecha tenemos el encoder princial.

En el panel trasero tenemos todas las posibles conexiones del dispositivo. Disponemos de dos pares In/Out de conectores MIDI de 5 pines, tres pares de salidas en formato TRS, una entrada en este mismo formato y otra en formato RCA –con nivel conmutable entre phono y línea–, una conexión USB 3 tipo B para conectar la MPC al ordenador y dos conexiones USB 3 tipo A para conectar a la MPC tanto unidades de almacenamiento como algunos periféricos –más sobre esto después–, una ranura para tarjetas SD, la conexión para el transformador de alimentación y una salida de auriculares en formato minijack; quizá en esto último es donde encuentro la única carencia en la conectividad, hubiera preferido una salida para auriculares de 6.35mm.

Respecto a la conectividad “que no se ve”, el aparato puede conectarse a redes WiFi y dispone de Bluetooth. Ambas posibilidades de conexión inalámbrica principalmente están destinadas a poder enviar y recibir MIDI –y MIDI clock, por supuesto– así como también el interesantísimo Ableton Link, que ya os adelanto que es una delicia tenerlo a tu disposición en cuestiones de directo. Es importante destacar que el audio por bluetooth no está habilitado en el dispositivo, no porque no lo soporte, si no porque Akai considera que la latencia propia del audio por bluetooth no es aceptable para su uso en un entorno profesional –algo con lo que coincido–.

Utilidad de los puertos USB

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Creo que es importante explicar un poco lo útiles que son los puertos USB A del panel trasero. A ellos puedes conectar unidades de almacenamiento como pendrives o discos duros, donde cargar o guardar muestras o proyectos. Pero adicionalmente, si conectamos la MPC Live a un ordenador y ponemos el dispositivo en modo controlador, lo que tengamos conectado a estos puertos podremos utilizarlo sin problemas en nuestro ordenador.

También estos puertos sirven para conectar otro tipo de periféricos, como por ejemplo:

  • Podemos conectar cualquier controlador MIDI USB que sea class compliant, y emplearlo en lugar de los pads y los controles QLink.
  • También es posible conectar un interfaz MIDI USB –en mis pruebas utilicé uno de ESI muy básico– y a través de ese interfaz conectar dispositivos MIDI que no dispongan de puerto USB y que ya no nos “quepan” en los puertos MIDI que incorpora el aparato. Usando este método podemos enviar MIDI y también MIDI clock a la MPC Live.
  • Como nota curiosa también podemos conectar un teclado QWERTY normal y corriente que sustituya al teclado táctil de la pantalla. También podemos conectar a estos puertos cualquier dispositivo que necesite ser alimentado por USB, de hecho durante mis pruebas conecté un interfaz de audio de Focusrite para que encendiera y diera alimentación phantom a un micro que estuve empleando. También los he empleado para conectar una sencilla lamparita de LEDs por USB.

La batería

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Quizá una de las más brillantes ideas a la hora de concebir este dispositivo haya sido incluirle una batería de iones de litio. Su funcionamiento es similar al de la batería de un portátil, mientras el aparato está conectado al transformador y este a una toma eléctrica la batería se carga al tiempo que se puede usar el dispositivo, y cuando se interrumpe el flujo eléctrico la batería pasa a sustentar el sistema.

La duración de la batería no se puede dar con cifras exactas porque depende de lo que estés haciendo con el aparato y de la cantidad de periféricos que le conectes, pero personalmente la he estimado en unas seis horas. Esto es sencillamente genial, puedes pegarte un largo vuelo y pasarte todo el viaje haciendo música en el avión –yo la llevé en un avión en mi mochila y cuando me preguntaron en el check de seguridad dije que era un “ordenador musical”–, o llegar a un hotel y sacarla de la mochila para tirarte en la cama sólo con el trasto y unos auriculares para ponerte a hacer unos beats. Menos cables, menos preocupaciones.

El proceso creativo con MPC Live

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Dejemos de hablar de características, conexiones y posibilidades y vayamos a una de las cuestiones principales, ¿qué tal se siente uno creando música con este aparato?

La primera vez que lo pones en marcha –y también las siguientes si no cambias las preferencias– el MPC Live nos ofrece la posibilidad de cargar uno de los diversos proyectos que vienen en el almacenamiento interno como demostración o iniciar uno en blanco. A pesar de que el manual trae un interesante tutorial para iniciarse, yo desde que le puse la mano encima al dispositivo hice lo que vengo haciendo desde hace tiempo para comprobar la usabilidad de un producto: tratar durante una temporada de trabajar con el aparato sin pegarle ni un solo vistazo al manual, no es que esto sea lo más recomendable para cualquiera, pero cuando has probado mil aparatos musicales te das cuenta de las cualidades y defectos del diseño de la interfaz de usuario de esta manera. Y bueno, debo reconocer que con un proyecto en blanco delante y el aparato recién sacado de la caja, el dispositivo es “amigable”. En pocos minutos estás creando secuencias con diversas pistas y programas. Un momento, creo que me estoy adelantando…

Para entender un poco cómo funcionan el software interno del MPC será necesario que os detallo un poco cómo se estructuran los elementos que se emplean para desarrollar una canción. Se emplea la designación “secuencia” para cada uno de los bloques en los que subdivides una canción, y cada secuencia puede estar formada por hasta 128 pistas MIDI que pueden disparar tanto sonidos internos almacenados como instrumentos externos, y 8 pistas de audio. Cada pista MIDI, como decía, puede disparar muestras internas y dichas muestras se agrupan en lo que se denominan “programas”, que son conjuntos de muestras ubicadas en pads. Se pueden emplear 128 programas en un proyecto, y cada programa puede tener asignadas 128 muestras.

Todo esto el marco teórico, en la práctica llegar a esos límites depende del tamaño y resolución de las muestras que cargues, del número de elementos externos que controles, de los efectos que apliques, y de las pistas de audio que quieras tener sonando. Porque todo eso consume memoria ram y potencia de proceso del aparato –hay indicadores en la interfaz de usuario para saber esto en todo momento–, y probablemente lo consumas todo mucho antes de llegar a 128 pistas MIDI o a 128 programas con 128 muestras. Que no se me malinterprete, el MPC tiene potencia de sobra para asumir el solito la tarea de manejar un tema entero, pero desde luego es raro llegar a las cifras antes mencionadas.

Bien, como explicaba antes la interfaz es amigable y bastante intuitiva, especialmente si ya has manejado máquinas similares a esta o te defiendes con algún DAW. Los más novatos tendrán que realizar consultas al manual, tampoco pidamos milagros. La cuestión es que bastante rápidamente puedes cargar un programa con un buen número de muestras –Akai ha conseguido incluir unas muestras muy apropiadas para estilos actuales de música electrónica– y estás grabando en tiempo real secuencias. Tardas relativamente poco en atreverte a pasar de los programas ya preparados y a empezar a crear tus propios programas combinando muestras de unos y otros programas, y en cuanto descubres que puede pinchar un pendrive con tus muestras y cargarlas ya estás creando programas 100% tuyos. Si no eres bueno interpretando con los pads o con un controlador que conectes al aparato no pasa nada, tienes un secuenciador por pasos también muy simple de usar.

Las secuencias por supuesto puedes editarlas desde el modo “grid”, donde puedes hacer mediante el uso de la pantalla táctil todas las operaciones que necesites relativas a borrar notas, alargarlas o acortarlas, duplicarlas... quizá en esta cuestión a veces cuesta un poco desenvolverse con la pantalla táctil, las 7 pulgadas están en el límite de lo cómodo/incómodo, pero de todas formas sabiendo que a un SC5000 le puedes conectar un ratón y usarlo, quizá Akai se interese por añadir el poder usar un ratón también a la MPC Live y esto ya no suponga absolutamente ningún problema.

No me he puesto a contar los efectos que incorpora el software interno –bueno, sí lo hice y paré por 40 y tantos–, pero os aseguro que la variedad es más que suficiente para adornar, modular e incluso transformar todo lo necesario cualquier pista en creación. En cada pista se pueden insertar 4 efectos, y aparte puedes tener hasta 4 envíos.

Para trabajar en tus producciones con MPC Live no tienes por qué reducir tus posibilidades a las muestras internas o que importes desde otros medios, a fin de cuentas los MPC empezaron siendo samplers, con lo que no hay que olvidar que existe la posibilidad de… ¡grabar! A través de las dos entradas disponibles puedes grabar largas tomas de audio y luego cortar lo que te interesa, o directamente incluso hacer un “volcado” a una pista de audio de un instrumento externo que tengas secuencias desde el MPC. Aquí hay una limitación que no he terminado de entender y que me parece interesante comentar, y es que aunque el dispositivo cuenta con conversares de 24 bits y 96khz, y trabaja internamente con un procesado de 32 bits… cuando se usa en modo autónomo la resolución queda reducida a 44.1khz y 24 bits, sólo se puede emplear la máxima resolución utilizando el dispositivo en modo controlador con el software MPC 2.0. Imagino que esto sucede para ahorrar capacidad de proceso, pero pienso que no estaría de más dar la opción al usuario de poder elegir otra resolución a pesar de que eso le impida manejar menos pistas, muestras y efectos.

Otro punto mejorable en el uso del dispositivo es la asignación de los controles Qlink del lado derecho, puedes aprovecharlos para controlar cualquier parámetro de los elementos que tienes sonando –un filtro, un tiempo de delay…– pero su asignación la encontré algo farragosa y a veces me he perdido un poco intentando llegar hasta un parámetro concreto. Por otro lado, el tener sólo cuatro en este modelo hace que si los empleas quieras cambiar mucho su asignación, con lo que a veces puedes volverte algo loco. Imagino que es una cuestión de mucha práctica continuada, pero me temo que este es un punto en que los más novatos con estos dispositivos se pueden perder en muchas ocasiones.

¿Y en directo?

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No olvidemos que el dispositivo se llama MPC Live, así que… ¿qué tal se desenvuelve en directo? El aparato tiene varias funciones útiles para directo como “track mute”, “pad mute” y “next sequence” que permiten trabajar con ella de maneras bastante compatibles con un “directo de electrónica” –algo que escasea hoy en día y por tanto su definición puede ser algo incierta–, permitiendo que tengamos sonando proyectos enteros en los que vamos activando o desactivando sonidos o pistas enteras, y también saltar de una secuencia a otra de la canción, todo ello al tiempo que podemos cambiar al modo “pad perform” para interpretar en directo con el aparato.

Pero no sólo hay que pensar en el dispositivo como en tu única herramienta de directo. Bajo mi punto de vista el hecho de que incluya Ableton Link lo convierte en un acompañante perfecto no sólo para gente que realice directos con Ableton Live, si no también con dos de los programas para pinchar más populares: Serato DJ Pro y Traktor. El aparato se sincroniza perfectamente si dispones de una red wifi –si donde actúas no hay puedes crear fácilmente una red con tu portátil o incluso con tu tablet o smartphone– y resulta ser un acompañante de lujo con el que lanzar bases de percusión, frases melódicas o incluso canciones enteras o remixes que hayas hecho con el aparato.

Conclusiones

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La MPC Live es uno de los dispositivos más interesantes del mercado, ya no sólo por todas las funciones que aporta, si no por el precio tan ajustado al que actualmente se comercializa –entre 960€ y 995€ dependiendo de la tienda– y por la interfaz y flujo de trabajo tan amigables que en general tiene. Es obvio que un dispositivo tan completo tiene que tener algo de complejidad para aprender a manejarlo todo y recordar cómo emplear cada función, pero para gente experimentada no será un gran problema, y para novatos la curva de aprendizaje no es excesivamente escarpada siempre y cuando no caigan en el error de no querer consultar el manual o los recursos que hay en la red sobre el dispositivo, tanto oficiales como no oficiales. De hecho el manual a pesar de lo extenso que es tiene un tutorial al inicio que ayudará a mucha gente a familiarizarse muy rápido con las funciones más inmediatas del proceso de creación musical.

Creo que también es importante destacar que aunque por la red hay comentarios en foros acerca de algunos bugs que tiene el dispositivo, funciones que no van, y algunas historias sobre unidades averiadas, todo eso podría decirse que corresponde a momentos cercanos al lanzamiento. Es cierto que el dispositivo salió a la venta con algunas funciones desactivadas y con bugs que la hacían colgarse, pero en las primeras actualizaciones de firmware se activaron las funciones y se solucionaron bastantes problemas. En las dos últimas actualizaciones de firmware el dispositivo ha quedado muy bien ajustado y sin prácticamente ningún error. Tristemente en las redes a veces hace muchísimo más ruido lo negativo que lo positivo, además de que “borrar” de la red algo negativo resulta casi imposible a día de hoy.

Comparativamente hablando, el dispositivo está a años luz de otros más caros. Un claro ejemplo el DJS-1000 de Pioneer del que publicamos hace poco una review. El DJS-1000 tiene muchísimas menos prestaciones que la MPC Live a pesar de que cuenta con un precio más elevado, y aunque es un aparato con un rendimiento muy bueno y es más fácil y sencillo de manejar, la única ventaja que tiene es su capacidad para integrarse en una cabina Pioneer gracias al protocolo Pro DJ Link. En todo lo demás, queda ensombrecido por MPC Live.

Si sois creadores compulsivos, que necesitan tener cerca un aparato que en cualquier momento responda de manera rápida y muy completa a vuestras necesidades de creación de música electrónica, MPC Live probablemente sea un claro candidato a formar parte de vuestro arsenal, e incluso a gobernarlo. Está claro que con un ordenador y un DAW se pueden hacer más cosas, pero con este dispositivo se pueden hacer muchas más de las que muchísima gente necesita, y de manera divertida. Si en lugar de creador –o además de creador– eres un DJ que busca un sampler con el que lanzar secuencias melódicas o llevar patrones de percusión con los que salsear sus sesiones, probablemente este aparato sea candidato a entrar en tu rider. Y si no eres ninguna de las dos anteriores cosas, igualmente deberías probarlo, porque seguramente te lleves una grata sorpresa.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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