Sintetizadores

En el probador de la Boutique Roland: JU-06, JX-03 y JP-08

Veredicto
Este JX-3P en formato Boutique recrea una arquitectura sencilla dotada de un único ADSR, pero con dos osciladores y posibilidades de sync y modulación entre ellos.

Más hermanastros que hermanos, aunque comparten apellido son en realidad hijos de padres bien diferentes. Cada uno hace honor a su progenitor, pero como todo hijo, sin ser un clon estricto. Hoy probamos no uno, sino tres sintes. Entramos en el probador de la Boutique Roland con tres prendas: JU-06, JX-03 y JP-08.

Difícil la elección, para la que intentamos daros argumentos hoy. Por cierto, me pica la curiosidad: ¿cuál es el que más os atrae?

Los tres cerditos

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JU-06 puede parecer el cerdito pequeño, pero aporta un filtro más agresivo y resonante, siendo el único de los tres que alcanza la autooscilación. Extrañamente sus osciladores introducen aliasing quizá demasiado pronto, todavía en un registro válido para notas, sin esperar a otros más propios de pitidos ultrasónicos. Con todo, en notas graves y medias destaca su cuerpo. Es también el más manejable, con diferencia.

Sus dos hermanos tardan más en revelar aliasing y por tanto la metalización y los fantasmas que conlleva, con lo que en general aguantan mejor el tipo para registros altos.

JX-03 tiene dos osciladores, sync y algunas modulaciones, posibilidades que implican ya un salto respecto al JU y aunque no tenga la PWM ‘nativa’ presente en el JU puede sacarse a base de un uso inteligente de las opciones de sync.

JP-08 es el hermano mayor, y como tal es suya la casa mejor equipada. Tiene recursos más variados y por tanto abarca terrenos sonoros más diversos, aunque carece de un chorus que los otros aprovechan muy bien. JP es el único con dos envolventes, detalle importante, y cuenta con alternativas de ruteo que permiten juegos interesantes.

En precio también reina JP con 400€ frente a los 300 de JX y JU, pero es una diferencia que se compensa con la cantidad de recursos que pone en manos del sintesista. Eso sí, a cambio de ponerlos más apretaditos. Un binomio comodidad / complejidad que ha tenido que resolverse en todos ellos dentro de unas mismas y reducidas dimensiones.

Podéis ver un artículo previo y complementario a este sobre aspectos comunes a los tres. Intentaré no repetirme en cosas ya dichas allí, muchas de ellas esenciales para poder valorarlos, así que no dejéis de leer esa entrega.

ACB modelando el pasado: ¿es suficientemente ‘analógico’?

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Hay unas cuantas cosas en las que se nota la mano de ACB (Analog Circuit Behaviour, la tecnología Roland que subyace en estos boutique). Por ejemplo, es muy evidente que los osciladores están corriendo en modo libre: no reinician con cada nueva nota la forma de onda/ciclo, sino que les pilla por donde les pilla y tiran desde ahí. En el caso de ataque vertiginoso se nota cómo suena ligeramente diferente al repetir una nota. También el LFO único es acorde a lo que posibilitaban estos sintes analógicos: es común (no por voz) y sin reinicio (‘free-running’).

Las envolventes llevan el sello de la vieja escuela: la fase de ataque arranca desde donde quiera que en ese momento se encuentre la fase de ‘release’, no necesariamente desde cero. Se nota fácilmente p.ej. en el uso junto con envolvente invertida en filtro, en donde es más habitual aplicar release largo. Lo gracioso es que eso, lógicamente, sucede voz por voz, y está modelado correctamente el sistema de reparto de voces. P.ej. si repetimos una misma nota, notaremos ese enlace entre release y ataque, pero la cuando activemos una segunda voz simultánea esta última nacerá desde cero, porque en el ‘circuito’ de esa otra voz se parte del reposo. Esas cosas que son comportamientos que ya teníamos casi olvidados, están aquí. Con algunos ajustes me ha incluso chocado en un primer golpe, hasta que he sabido razonar lo que estaba sucediendo.

Igualmente evidente resulta el que hay una creación de envolventes específica para cada uno de los tres modelos. No es una misma solución reutilizada para todos. Así, si vemos el tipo de perfil que siguen las transiciones en cada uno de ellos, se puede apreciar cómo el JP aplica un recorrido de crecimiento lineal de amplitud en los ataques mientras los otros dos tienen un recorrido más exponencial. El decay es exponencial en todos ellos.

En cuanto a la rapidez de la que son capaces las envolventes (siguiente figura), es el JP el que tiene un comportamiento más veloz, reduciendo a la mitad la duración del brevísimo ‘click’ que todos ellos producen cuando se ajusta A=D=S=R= 0 (cero). Ese chasquido dura unos 8 ms. en JU, mayoritariamente dedicados al decay. Algo más largo es en el JX, sobre 12 ms., pero por un ligero alargamiento del decay, no porque el ataque pierda agilidad. En el JP, la duración total A+D es de unos 6ms.

Alguno querréis envolventes que puedan ser aún más veloces, pero no están nada mal, especialmente si os fijáis en que el ataque es más veloz que el decay en todos ellos. Y en todo caso, están imitando a sus padres, así que tampoco pueden ser ultra vertiginosos. Dado que son osciladores que no reinician fase con cada nueva nota, si no que ruedan libres, es normal que haya una entrada progresiva (aunque sea con tiempos de pocos ms.) que mitigue unos impactos demasiado bruscos.

Por supuesto los osciladores también tienen diferencias importantes en las formas de onda puesto que modelan cada uno de los tipos de oscilador presentes en unos y otros sintes. Aquí tenéis como ejemplo imágenes de los dientes que generan al producir una misma nota.

Diferencias también, cómo no, en los filtros. Ciertamente no es un diseño reaprovechado para los tres, sino que cada uno tiene su personalidad. Aquí veis ruido filtrado por el JU y por el JX.

La resonancia del JU tiene una destacada presencia del tercer armónico, sin presencia del segundo, mientras en el JX hay una distorsión mucho más baja apenas visible sobre el segundo, y en la práctica inexistente para el tercero. Es claramente el del JU un filtro más ‘forzado’ que entra en mayores cotas de distorsión y que además tiene una característica simétrica en la misma, menos agradable (más llamativa y cuadrada) que la distorsión asimétrica, pero esa es la gracia del Juno-106 y la razón de su prestigio. ¿Acaso no era muy fiero (más que este) el filtro del BassLine TB-303?

Esquivando el aliasing… ¿o no?

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Esperaba algo un tanto más fino en la cuestión del aliasing, que es una de las que un modelado analógico siempre tiene como primer punto de mira. El aliasing es una característica vinculada al muestreo, que debería estar ausente o suficientemente mitigada en un analógico virtual ambicioso.

No afecta por igual a los tres. En JX y JP entra dentro de lo admisible, con un remanente pequeño y que puede ser enmascarado con facilidad en el uso real, y que sólo llega a destacar en relación con la activación del chorus del JX o con las modulaciones de JX y JP, y únicamente en registros altos. Pero en el JU-06 es más notorio, incluso sin llegar al extremo último agudo en un teclado y sin necesidad de modulaciones ni chorus: está presente ya al tocar sonidos ‘convencionales’ y aunque escuchemos los osciladores en bruto.

Lo oiréis en el vídeo. He insistido allí y aquí para que no os llevéis sorpresas, pero es una limitación que no resta interés al JU, más bien implica que podréis encontrar un límite para aplicarlo en según qué usos. Se trata de una contaminación evidente con alias al tocar registros altos, incluso medio-altos.

Con todo, en aquellos usos para los que yo reservaría prioritariamente un Juno-106 o este JU-06, centrados en bajos nítidos y con cuerpo así como en pads tendentes a lo opaco, me sigue pareciendo muy atractivo y con la sencillez propia de sus pocos recursos. Tiene una gama de colores y posibilidades concreta, pero en ella se mueve bien mientras no le pidamos ir a registros que pasen del medio y comiencen a tirar de lo agudo.

También en relación con el modelado, la entrada en acción del chorus en JU y JX (no existe en el JP) introduce, además de un ruido importante de fondo, una nueva capa de distorsión y de alias. A decir verdad, eran cuestiones estas del ruido y distorsión/alias del chorus que ya estaban presentes en los teclados originales. Los chorus originales aplicaban técnicas BBD (y por tanto muestreo analógico, pero muestreo al fin y al cabo) y eran muy propensas al ruido. Que sea o no pasable depende de lo que esté sonando en cada momento.

En definitiva, no veo que podamos decir del todo adiós a este tipo de ‘durezas’ como las que se deben al alias o a los cálculos de las modulaciones y efectos, y que son, para mi gusto, una parte importante de la preferencia que todavía subsiste por el sonido analógico frente al de origen digital. Generan un sonido algo más ‘crispado’ por la presencia de esas componentes indeseadas.

Dicho lo cual, os invito a escuchar este ejemplo, para ayudar a poner las cosas en contexto. Pese a esas cuestiones que acabo de mencionar, no creo que pueda decirse mucho en contra, más bien todo lo contrario, del sonido que saco en este vídeo del JU-06. Está grabado directamente por USB en digital. Sin alias podría ser algo más dulce en algunos momentos, pero no es en absoluto algo que impida usarlo. La idea surgió inicialmente tras crear un patrón de 16 notas en el secuenciador interno y jugar a tocar sobre él. Un rato después me decidí a llevarlo a Cubase, y en media hora ya estaba creado este boceto. Como no me preocupé de editarlo al detalle, además de alguna nota falsa, hay por momentos notas que no suenan por que estoy pidiendo más de las 4 voces que puede producir.

Roland JU-06, recreación del Juno-106

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A estas alturas, quien no haya oído hablar del Juno-106 seguramente se lo calla por vergüenza. Uno de esos sintes sobre los que se derraman tantas alabanzas que hacen olvidar sus enormes limitaciones. Lo puedo decir desde la experiencia de haberlo pasado pipa como dueño de uno durante un buen montón de años. ¿Una aparente contradicción juntar ‘limitaciones’ y ‘disfrute’? No, cuando las limitaciones son conocidas y asumidas. Nadie pide a un violín sonar a trompeta. ¿Porqué pedir a un Juno que sea lo que no es?

El Juno-106 era lo mínimo de lo mínimo: en cada voz un DCO con diente, pulso con capacidad PWM, y suboscilador, un HPF (muy simple), un LPF (24dB/oct, resonante, autooscilante y bien sonante), un VCA y un único generador de envolvente ADSR compartido para nivel y filtro, más un LFO que es común para todas las voces. También común una fuente de ruido. Añadamos el chorus, fundamental parte de su sonido, y ya. No había más que rascar. Como resultado, la paleta sonora es de abanico corto.

JU-06 es su reencarnación, con la misma simplicidad y alcance. Con todo os diré que quizá es, a falta de mayores pruebas con el JP, el que más me atrae; se mueve con gusto por la pequeña pasarela en que le ha tocado vivir. Permite una disposición clarísima de sus veintitantos controles, así como el que tengan una dimensión (ya lo comentamos en la otra entrega) que los hace muy usables, más de lo que lo esperaba, sinceramente. Y algo que se agradece en este formato reducido.

En el oscilador, las dos formas de onda (diente y pulso -con PWM-) pueden combinarse si lo deseamos, además de recibir el refuerzo de un suboscilador de onda cuadrada una octava por debajo. Hay control del nivel del suboscilador, muy bienvenido. Máxime cuando, como es el caso, puede llegar a competir y dominar en presencia frente a las otras fuentes. Controlando su nivel, es un subosc que empasta magníficamente.

Con la nueva versión vienen algunas mejoras. El HPF de sólo 4 posiciones fijas en Juno, se convierte ahora en un HPF con barrido continuo. Es un HPF muy poco agresivo de sólo 6dB/oct y un único control (frecuencia de corte), pensado para poder retirar graves y adelgazar sonidos, esencial para clavis y harpis por ejemplo. Un ejemplo de acción del HPF, en este caso filtrando ruido, lo muestra esta figura que hace evidente esa pendiente de 6dB/oct.

Otro aspecto promocionado como mejora es el referido a la ampliación del rango de velocidades del LFO, pero sin dar detalles. A oreja me parecía que la parte en la que las velocidades del LFO ya entran en banda audio y permiten resultados que son tímbricos y no de evolución cíclica, se quedaba un tanto corta. Concentrada al final del recorrido del slider, pero sobre todo sin subir mucho más allá de un efecto que llamaría de ‘zumbido’ o ‘roncón’.

Lo he medido y calculo unos aprox. 67 Hz como límite. Aquí tenéis dos formas de medirlo, por cierto: en el tiempo y en la frecuencia.

Con el filtro resonando y modulando su frecuencia a máxima velocidad, el ciclo de modulación que observo sobre la forma de onda corresponde a 15 ms y por tanto unos 67 Hz.

Lo he confirmado también viendo la aparición de rayas laterales rodeando a cada armónico al usar PWM a máxima velocidad del LFO. Medida la distancia entre picos de esas rayas laterales se obtienen de nuevo esos 67Hz.

Ya puestos a ofrecer juego de modulaciones a velocidad audio hubiera sido bueno subir algo más, no quedarse tan justitos. Pero no deja de ser un añadido al concepto Juno-106 original, así que bienvenido sea. Básicamente, como ilustra el vídeo, es cierto que puede hacer FM (modulando el pitch), PWM (modulando la anchura del pulso) y FcM (Modulando la frecuencia de corte del LPF), pero siempre con ese techo de los 67Hz. Por decirlo más claro, si queréis campanas brillantes con rayas espectrales bien separadas, podéis mirar mejor al JX o al JP. El JU se queda a ese respecto en otro terreno menos abierto y variado.

El filtro paso bajo lo podéis escuchar en acción en el vídeo. Recuerda más que adecuadamente al del Juno. La resonancia tiene una destacada presencia del tercer armónico, ya lo habíamos comentado antes, que apunta a sus maneras más fieras. Podéis apreciarlo en la figura que muestra el resultado de la autooscilación del filtro.

Junto al control de intensidad de actuación de la envolvente sobre el filtro, no falta un para mí imprescindible ‘key tracking’ continuo que puede regularse entre 0 y 100% para ayudar a equilibrar el timbre como sea necesario en todo el registro. Con el ajuste al 100% permite tocar notas con la oscilación del filtro, clásico para crear silbidos. Cuenta también con aplicación invertida de la envolvente, otro guiño que me encanta encontrar en este tipo de sintes.

Unison y chorus los apreciaréis en el vídeo. De las tres variantes de chorus que ofrece las dos primeras son adecuada reconstrucción del chorus que recuerdo del Juno, pero la variante tercera (pulsando los dos botones de chorus a la vez) la veo muy cambiada. Me suena más a trémolo que a otra cosa, y no la recuerdo así. En todo caso, ya en el Juno me pareció siempre muy exagerada hasta el punto de afear el efecto y nunca la usé. En este caso me pasa lo mismo: la dejo en el olvido.

Antes de despedirnos del JU-06, un truco que realizaba con mi Juno-106: grababa en una pista del secuenciador mensajes MIDI desde los controles (como frecuencia de corte, etc.) y luego los editaba para dejar sólo variaciones ‘a saltos’ que sucedieran a tempo: por arte de magia un LFO tipo S&H y en sincronía. Es sólo un ejemplo de las posibilidades que espero que algún firmware futuro llegue a permitir, porque hoy por hoy los controles de los boutique no envían MIDI en condiciones normales (¿no has leído aún la entrega anterior?).

Y si queréis escuchar más ejemplos de cómo suena, os enlazo un vídeo de Ollilaboratories:

JX-03, recreación del Roland JX-3P

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En el JX-3P también se trata de una arquitectura sencilla dotada de un único ADSR, pero con dos osciladores y posibilidades de sync y modulación entre ellos. Por lo demás llevaba HPF y LPF (no autooscilante) y VCA.

El rango de octavas cubierto por los DCOs se ha ampliado en JX-03 (64’ a 2’) respecto al JX-3P. También ampliado el juego de formas de onda: seno, triangular, diente, pulso en dos variantes fijas (estrecho y cuadrado), además de poder generar ruido, rosa en el DCO1 y blanco en el DCO2.

La afinación de los DCOs puede controlarse desde el LFO para los clásicos vibratos (no llega a velocidades altas que permitan hablar de modulación FM) pero también desde la envolvente directa o invertida. Interesante sino fuera porque sólo hay una envolvente para todo, lo que reduce su utilidad, pero permite obtener por ejemplo sonidos de percusión analógica imposibles a otros sintes semejantes. Útil también para crear la ilusión de la percusión inicial en los sonidos de órgano. La intensidad de actuación del LFO y el ADSR sobre los osciladores puede regularse, y unos conmutadores permiten decidir su aplicación independientemente para DCO1 y DCO2.

El apartado de modulaciones, que ya era interesante en el JX-3P, se amplía aquí un poco. Puede haber sync con cualquiera de ellos como esclavo del otro (en el original siempre DCO2 esclavo del 1), cuenta como novedad con modulación en anillo, y mantiene el ‘metalizer’ ahora con dos variantes (DCO2 sobre 1 o DCO1 sobre 2).

En la sección de filtrado encontramos los mismos controles que en el JU, si bien el tipo de acción del filtro es diferente, porque no era el mismo diseño del filtros. Hay un HPF simple y un LFP resonante pero sin autooscilación, con aplicación de la envolvente directa o invertida, capacidad de key tracking que puede ir más allá del 100%, y posible variación desde el LFO. Ya vimos que el sonido de este filtro es más 'dulce' que el del JU.

El LFO es mucho más rico que en JU, al contar con seno, rampa ascendente o descendente, cuadrada, S&H, y ruido. Se trata de un único LFO compartido para todas las voces y por supuesto ‘free running’, complicando con ello el uso de las opciones rampa para realizar barridos, un truco que sí es factible en sintes con LFO por voz dotados de reinicio con la nota.

Siempre encontré el JX3P algo más delgado, menos robusto en su sonido frente al Juno, con ligeramente menos cuerpo y más tendente al brillo, y estas nuevas versiones lo confirman. Es algo más ligero y algo más alegre, más aireado.

En el JX se sacaba provecho de su doble DCO y las posibilidades de modulación entre ellos. Los típicos sonidos sync son factibles, incluido el ‘laser harp’ de Jarre tirando de la posibilidad que tiene de aplicar la envolvente al oscilador esclavo. Ring y Metalizer permiten sonidos notablemente brillantes en los que JU-06 hacía aguas, y que pueden ir desde la serenidad de unas campanas afinadas al descontrol de un brass con los dientes bien abiertos y el añadido de descontrol de una modulación cruzada de espíritu analógico rebelde y ruidoso.

El de las modulaciones entre osciladores es siempre un reto para los sintes digitales, por la explosión de factores que pueden inestabilizar la cuestión y en general el crecimiento del espectro que conllevan. Como resultado excepcionalmente aparece algún tipo de artefacto sonoro impropio, pero globalmente se portan de forma razonable. Por ejemplo, es posible evocar campanas de esa pureza que solemos asociar a la FM y al DX7 con su precisa matemática digital.

En un sinte como este que aspira a tener actividad por la parte alta del espectro, es bueno encontrar que el aliasing que referí respecto al JU-06 no llega aquí tan temprano al moverse por el teclado (aparecen más arriba).

Además de los vídeos oficiales de Roland, creo que podréis tener una adecuada ilustración de sus posibilidades con este vídeo de Ollilaboratories:

JP-08, recreación del Roland Jupiter-8

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El JP es de los tres el de mayor variedad de posibilidades como sintetizador. Muchos sliders en tan poco espacio implica que son ya muy pequeños, pero los encuentro finalmente más usables que los pots del JX.

El hecho de contar con dos generadores de envolvente lo pone en una categoría propia, siempre es mucho más versátil que un único ADSR. Alguna cosa se le escapa, pero la mayor parte de las técnicas posibles en los otros las puede realizar también.

El LFO es parecido en posibilidades al del JX, hay sync, se puede aplicar una envolvente a la afinación de cualquiera de los osciladores o a ambos, tiene un control para hacer PWM desde el LFO sin tener que liarse con la sync para conseguirla, las formas de onda y rangos de los dos osciladores repiten la variedad que ya presentaba el JX, tiene una forma de modulación cruzada que modula en frecuencia al oscilador 1 desde el 2,… un buen compendio.

Cuenta además con posibilidad de seleccionar la pendiente del filtro (12 o 24 dB/oct, resonante sí, pero sin autooscilación). El keytrack no sólo es posible en el filtro sino también en la duración de cualquiera de las envolventes. Es factible la aplicación del LFO al VCA para trémolo inexistente en los otros… Es, como puede verse, el más ambicioso en recopilación de técnicas de síntesis.

Es también el único que admite un modo dual en el que combina dos sonidos. A costa de dejar la polifonía en unas exiguas dos voces aunque dobles, pero aún así útil para apilar en un sonido solista dos timbres.

De nuevo un vídeo de Ollilaboratories para ilustrar su sonido y uso:

Ayer y hoy: ¿de tal palo tal astilla?

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Sinceramente, pocas veces me ha importado la clonación mimética al 100% que se prodiga tanto últimamente recreando sintes del pasado. Pero cuando el sinte es una reconstrucción, aunque virtual, algo habrá que decir al respecto de qué tal se ha logrado el objetivo.

Respecto a comparar su sonido con sus referencias naturales, del que más puedo hablar es del JU porque tuve muchos años un Juno-106 y lo usé hasta la saciedad. Uno de los sintes que recuerdo con gran cariño. Usé también el JX-3P pero no hasta el extremo de tener grabada tan nítida su huella en mi cerebro. Respecto al Jupiter-8… para muchos de nosotros se quedaba en los posters y los sueños. En todo caso los tres, basta un repaso por los sonidos que traen de fábrica, evocan sin duda a sus antecesores en los resultados sonoros, ya sea la memoria que recuerda nuestro cerebro o la que quedó registrada en tantísimos discos de los 80s. Juzgando por el JU-06, dan el pego incluso a los que los hemos manejado intensamente, y eso ya es todo un punto a favor.

Nunca sabemos, ni realmente debería importarnos tanto, qué se cuece tras de las siglas ACB. Sí nos importa lo que esas siglas significan y provocan en los resultados para nuestros oídos. Salvando la demasiado temprana presencia de los efectos de aliasing en JU, todos ellos funcionan más que razonablemente bien como reemplazo de los dinosaurios a los que reviven. E incluso el JU con su aliasing, no tendría problema en usarlo con disfrute, sabiendo que hay alguna zona que hay que esquivar con él, afortunadamente no la más esencial cuando uno quiere tocar sintiendo un Juno.

Combinando el formato, igualmente válido junto al ordenador sobre una mesa que encima de un teclado, las posibilidades de sonido que ofrecen, su filosofía ‘un parámetro, un control’ aunque para ello sean controles ‘mini’, y desde luego, sin olvidar el gancho que ejerce la referencia incluso estética a sus padres, estos Roland boutique van a encontrar seguro muchas manos amigas.

Más información | Web Roland

Pablo Fernández-Cid
EL AUTOR

Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).

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