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Retro Review de Ecler AC-6, el mixer analógico español que pudo ser leyenda

Retro Reviews es una nueva serie de artículos en los que analizaremos y recordaremos dispositivos que, aunque salieron hace unos cuantos años al mercado e incluso están descatalogados, son recordados por sus cualidades y hasta tienen un respetable valor económico como productos de segunda mano. Estos artículos no serán tan exhaustivos y largos como las reviews de productos de actualidad, ya que nos centraremos en las cualidades más importantes que hacían especiales a estos aparatos y lo que han significado en su segmento.

Introducción

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A pesar del desconocimiento de mucha gente, en España tenemos muy buenas marcas de equipamiento sonoro, así como también de equipamiento específicamente destinado a DJs. Ecler es sin duda una de esas marcas, y aunque lleva tiempo sin lanzar novedades para DJs y actualmente se centra más en otra clase de productos, algunas de sus mesas de mezclas DJ —vistas a menudo en Mercasonic— bien merecen que la marca nunca sea olvidada en este segmento del equipamiento.

En el año 2005 lanzaron la AC-6, una mesa de mezclas totalmente analógica y que llevaba en su nombre la coletilla “40 aniversario”, lo cual llevó a ciertos equívocos, ya que mucha gente pensó que se trataba de una reedición de un modelo de 40 años antes, cuando en realidad la idea era celebrar los 40 años de la marca desde su primera mesa de mezclas. El primer modelo de mesas de mezclas de Ecler fue la A4 de 1965, diseñada para mezclar audio de grabaciones en Super 8.

El precio de la AC-6 en su momento de salida al mercado fue de unos 1.200€ y despertó mucho interés por parte de DJs profesionales y aficionados, tanto en territorio nacional como extranjero. Por su layout y apariencia, así como por ser 100% analógica, fue ampliamente comparada con las míticas Rodec, concretamente con el modelo MX180 MK3, a pesar de que este modelo de Rodec era de 4 canales y no disponía de circuito de envío/retorno de efectos.

Construcción, controles y conexiones

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La AC-6 es literalmente un tanque acorazado. Está construida sobre un cuerpo totalmente metálico empleando planchas de un grosor considerable, haciendo que la mesa pese algo más de 7kg. La mesa tiene un diseño clásico, industrial, espartano. El metal es negro y pulido, con la tapa del panel superior inclinada al estilo de las antiguas consolas de mezclas y los bordes redondeados –quizá lo único del mixer que no es rectilíneo–, con agujeros para enrackar el mixer.

Los potenciómetros son también metálicos, con detalles cromados y un agarre realmente bueno, suaves de hacer girar.

Los faders de la mesa son ALPS de 60mm –“faders largos” como se conocen coloquialmente entre los DJs– mientras que su crossfader es más estándar, de 45mm. Los faders emplean capuchones rectangulares de gran tamaño similares a los que se podían encontrar antes en mesas de estudio, y tienen una suavidad sencillamente excepcional, tanto, que incluso en la unidad que me prestaron para el artículo a pesar de los años y de no haber sido lubricada nunca, los faders seguían manteniendo esa suavidad.

En la parte superior derecha cuenta con dos dobles vúmetros de 12 segmentos, uno para la preescucha y otro para el master. No hay vúmetros por canal, aunque en la parte superior de cada canal tenemos dos indicadores luminosos para saber si está entrando audio al canal y si está distorsionando rotulados como SP y Peak. Cada canal tiene interruptor de selección de fuente, EQ de 3 bandas que va de -30 a +10db, botón de preescucha, envío a efectos con interruptor para seleccionar si es pre o post fader y asignador de lado del crossfader.

Las serigrafías parecen sencillamente imborrables. La unidad que nos prestaron acusaba el paso del tiempo con algo de óxido en la tornillería, algún potenciómetro oscurecido y el blanco central de los faders algo estropeado. Esta unidad llevaba varios años sin usarse y la primera vez que la conectamos tocar cualquier control provocaba algo de ruido que salía por el master, así que le dimos con aire comprimido y limpiacontactos en unas horas volvía a funcionar como si fuera nueva.

Respecto a las conexiones, en los canales 1,2,3 y 4cuenta con tres entradas RCA por canal, dos de ellas a nivel de línea/CD, y otra phono. Los canales 5 y 6 difieren en que en lugar de conexión phono tienen una conexión combo jack/XLR para micro con –sorpresa– alimentación phantom, algo muy infrecuente en la actualidad y que es bastante de agradecer.

El envío/retorno de efectos es mediante conexiones RCA, contamos con dos salidas de grabación en formato RCA también, y una salida independiente de preescucha en formato RCA que puede utilizarse o bien para conectar a un amplificador de auriculares por si no tenemos suficientes salidas, o también a un sistema de monitoraje en caso de que tengamos la mesa ubicada en un espacio cerrado, como una sala de control de radio, donde podríamos sacar la preescucha por monitores sin miedo a que se mezcla con el resto de la música. La salida master viene por partida doble, y las dos son en formato XLR.

Como se puede apreciar el surtido de conexiones es sencillamente excepcional. Pocas veces se puede encontrar una mesa tan completa en cuanto a conexionado, algo que la vuelve muy versátil en cuanto a sus posibles aplicaciones profesionales.

En uso

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La AC-6 es una mesa con la que sencillamente es fácil mezclar. El summing que ofrece es absolutamente magnífico, tienes una canción sonando, la siguiente preparada, y al subir el fader notas como la mesa perfectamente “empasta” –término coloquial entre muchos DJs– ambos temas. Su EQ probablemente resulte algo insuficiente para muchos DJs modernos acostumbrados a que ahora las mesas monten EQs de tipo “isolator” que matan totalmente las frecuencias, aquí sólo cuentas con la clásica EQ para atenuar cada banda. Pero utilizada con inteligencia es más que suficiente.

No deja de sorprenderme la suavidad de los faders, proporcionan la sensación táctil perfecta para acompañar a lo que percibimos por nuestros oídos. Lo grandes potenciómetros metálicos otorgan una sensación de control sensacional. El crossfader tiene un papel casi testimonial y seguramente sea lo peor de la mesa, no es en absoluto idóneo para DJs de turntablism, es algo lento y la inclinación del panel superior de la mesa hace que me resulte incómodo usarlo. Como aprendí a pinchar sin crossfader, usando mesas de broadcasting, sencillamente termino ignorándolo en favor de jugar con los deliciosos faders.

Entrando en detalles sobre el sonido, es menos brillante que las mesas digitales que suelo usar, pero sus medios tienen presencia y definición, mientras que los graves son contundentes. Al conectar un plato el sonido es rico y definido, con un reproductor digital no noto tantas diferencias como en mixers modernos. Cuesta un poco acostumbrarse a no contar con los vúmetros individuales por canal, pero te las puedes apañar con el de la preescucha sin problema.

Un mixer sin nada que envidiar

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No tengo la más mínima idea de cuantas AC-6 se vendieron antes de que dejaran de hacerlas, pero aquellos que tengan una tienen un tesoro. He tenido la suerte de poder tenerla unas semanas, pero no tanto como para que su dueño me deje comprársela. Y le comprendo perfectamente. La AC-6 no es uno de esos aparatos que compras para especular, es de esas cosas que quieres quedarte mucho tiempo, y que aunque tengas otra mesa –o unas cuantas– lo encuentras tan fantástico que aunque no tengas planes de usarlo quieres tenerlo en tu poder, como un deportivo clásico que sólo sacarás los domingos para ir a por el periódico y al tiempo que lo disfrutas le recuerdas a todo el mundo que ellos no pueden disfrutarlo.

Es una pena que el AC-6 no fuera sucedido por un modelo MK2 y luego un MK3… en definitiva que no iniciara una larga serie de grandes mixers para instalaciones puramente analógicos “Made in Spain” en los que la gente pensara siempre a la hora de plantearse una inversión a largo plazo en un dispositivo de este tipo. Y que ese pensamiento no fuera en territorio nacional, también fuera. Parece que el mercado de mesas de mezclas de alta gama actualmente está dominado por tres o cuatro marcas, y el resto deben conformarse con lanzar productos casi “boutique” de baja tirada. Y ojo, no me quejo de lo que hay en el mercado porque hay cosas muy buenas donde elegir, pero siempre me gustaría que hubiera más donde elegir y que ello forzara a todos a cuidar más los detalles y la innovación.

Aunque Ecler sigue existiendo parece que hace tiempo renunció a lanzar productos nuevos, pero al menos mientras sigan teniendo un sólo producto DJ en su catálogo, tendremos esperanzas de que vuelvan a la carga. Y la esperanza es gratis.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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