Sintetizadores

Waldorf Rocket… ¿o era ‘rock it’?

La crisis, los micropisos, el limitado espacio junto a la barra de la discoteca... La moda de los minisintetizadores no hace sino producir más y más tentaciones alcanzables con un pequeño esfuerzo sin reventar la cuenta bancaria. Muchos de ellos encierran en sus tripas un VCF (un filtro analógico) y encomiendan a él buena parte de sus argumentos de venta. Cada uno salpimenta los ingredientes básicos con algún añadido propio.

Rocket es la oferta de Waldorf en este terreno, pero su posibilidad parafónica lo convierte en un 'rara avis' que le permite jugar con 8 voces desde un teclado. No es el único truco que esconde su chistera para atraernos. Algo especial, algo diferente, algoWaldorf.

Hay una inmediatez de disfrute que se agradece. Permite dejar atrás el estudio sesudo de extensos manuales y volver al toqueteo, a las sensaciones, al dejarse llevar. A muchos llevará a decir ‘It rocks’.

Para empezar, un resumen

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Se trata de un minisinte basado en un diseño monofónico aunque el oscilador es multivoz (permite unison, acordes fijos, e incluso convertir a Rocket en parafónico). Por lo demás repite ‘grosso modo’ la estructura clásica de un sustractivo (oscilador, filtro, amplificador, envolvente y lfo) pero con una extensión y combinación muy peculiar de características, en la que asoman muchas cosas que parecerían extras en este precio y falta alguna que más de uno podría dar por sentada. Y todo ello sin perder una destacada inmediatez y comodidad de uso.

Cuenta con filtro analógico multimodo (LP, BP, HP) con capacidad de autooscilación y de tracking del teclado y que puede ser usado para tratar audio externo (a través de una entrada, lógicamente mono).

Como cualquier otro sinte de ‘evocación’ analógica (el filtro lo es, pero no el control ni el oscilador) este Quijote necesita a su escudero: una unidad de efectos (ya sea autónoma, en mesa, en ordenador, plugin, etc.) parece un compañero ineludible para sacarle todo su jugo con un sonido rematado.

Es altamente gobernable vía MIDI (casi todos sus parámetros cuentan con un CC asociado) con lo que es muy fácil controlarlo desde un secuenciador y registrar cualquier ‘toqueteo’ de controles para que se reproduzca con posterioridad. Así, aunque se trate de un sinte sin memorias podemos dejar registrado en un secuenciador todo lo que hagamos sobre él con la tranquilidad de que será reproducido sin tener que anotar o replicar los ajustes del panel frontal manualmente.

A vista de pájaro

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El vuelo de los pájaros veloces escapa a nuestra vista. Harían falta más fotogramas por segundo. Ellos sí los tienen (de otra forma a esas velocidades estarían perdidos) y acompañados de un buen número de ‘megapixeles’ para que no se les escape un miserable ratoncillo aunque estén sobrevolándolo a un kilómetro de distancia.

Con el Rocket me ha pasado algo parecido. Mi vista no es la de un pájaro y no es fácil apreciar un cohete en pleno vuelo. De partida no era un producto que me llamara la atención. Pero al final la velocidad con la que se puede trastear con él y la combinación de sus detalles (impensable en un primer vistazo que quepan tantos en su sencilla interfaz), han dejado su estela.

Claramente no es un sinte ‘todoterreno’. Tiene límites claros: quizá el más evidente la ausencia de un parámetro para ataque en la envolvente. Pero la lista de lo que sí tiene es amplia e incluye conceptos propios de un sinte ‘profundo’: hallaréis en él cosas como Overdrive, PW/PWM, Osc Sync, Arpegiador, Unison de 8 voces, Parafonía … aunque no todas pueden combinarse (activar algunas implica decir adiós a otras).

Pero conociendo sus límites y centrándonos en sus objetivos propios, permite alcanzarlos y lo hace a velocidad de misil transoceánico. Digamos que es un misil ‘selectivo’, capaz de atacar objetivos concretos sin invadir otros. Un vehículo que se deja conducir si no esperamos sobrepasar su espacio propio (que es amplio).

El explosivo secreto: potenciómetros multifunción

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Lo primero que llama la atención en la imagen del Rocket es el número (corto) de controles. Es lo que me hacía presagiar poco interés por él, equivocadamente. Son 9 potenciómetros (no encoders) y 8 conmutadores (sin contar el pot de volumen de auriculares).

Tan corto número hace dudar de lo que la larga lista de especificaciones promete. El truco: en muchos pots la mitad de la izquierda del recorrido realiza una función y la mitad de la derecha otra. Es más, algunas funciones determinadas sólo están disponibles en el centro o en alguno de los extremos del recorrido. Maravillas del control digital a través de unos mandos ‘analógicos’. Extraño al principio, sin embargo es fácil acostumbrarse a este comportamiento.

Lo bueno frente a otros microsintes, es que en este sobra espacio para los dedos más gordos. Y eso se agradece en un sinte pensado para el toqueteo y no para la contemplación. No son mandos raquíticos, ni excesivamente adosados.

Quizá es más llamativa la ultradensa y compacta disposición en un MFB Nanozwerg (por poner un ejemplo), pero en él hay que ser cuidadoso al mover los controles. En el Rocket, sobra espacio, los pots son grandes y se dejan girar con generosidad. Buenas sensaciones que animan a jugar con los controles sin complejos. Dos tipos de bestia, para dos tipos de usuario (uno más detallista, otro más directo), pero dos bestias al fin y al cabo.

El hábitat del Rocket

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Aunque hayan decidido llamarlo Rocket no está de más recordar que Waldorf está lanzando también en este año el Pulse II (ambos comparten algunas de sus características, por cierto). Quizá el nombre de ‘pulse’ le hubiera sentado bien a este sinte que nos ocupa hoy, pero ya estaba usado y había que inventar otro (y por supuesto, Rocket es mejor nombre que miniPulse).

Rocket viene muy determinado por las características de su generador de envolvente. Es un sintetizador pensado principalmente para sonidos de tipo ‘pulsado’ y ‘leads’ directos a la cara. Sonidos de arranque veloz y que continúan en un decaimiento. Se pueden hacer más cosas (es cierto que tiene un sustain on/off, por ejemplo) pero no es mala descripción de su hábitat natural la de los sonidos ‘pulsados’. Bajos, sonidos ‘seq’ cortos para fraseos de un secuenciador de patrones o un arpegiador, son terrenos donde pisa con comodidad. También es útil para leads dominados por un ataque instantáneo (pero no para leads de tipo ‘brass’ suave, por ejemplo). Puede ser útil para sonidos con cuerpo a modo de ‘pedal’o ‘drone’, jugando (en lugar de depender de su envolvente tan simple) a aplicar control manual o el LFO para ir variando el timbre sosegadamente.

Veréis en las demos que puede alcanzar otros tipos de sonidos, pero en esos otros terrenos va ‘de visita’. Es cierto que podremos hacer algunos tipos de intervención polifónica con él, pero sólo encaja ocasionalmente en esa función (es parafónico, no polifónico). Es cierto que para frases muy ‘a tempo’ el uso del LFO triangular puede suplir la carencia de ajuste de ataque. Pero son ‘trucos’ para extender su utilidad allí donde no está pensado que brille por sí mismo. Son añadidos, pero no su argumento principal.

Estudiamos lo que nos ofrece en detalle.

Envolvente

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La envolvente no es ADSR. Se trata en esencia de una envolvente de tipo ‘decay’. El ataque será siempre inmediato (no es ajustable) y va seguido por un decaimiento de tiempo ajustable con un pot.

Un conmutador permite solicitar que para la amplitud (no para el filtro) exista una fase de sustain (en realidad son dos envolventes –amplitud y filtro- que comparten controles y ajustes, salvo por el sustain). El sustain permite salir de los sonidos pulsados y entrar en el terreno de los leads.

Con otro conmutador definimos el comportamiento al soltar la tecla: cierre inmediato de la envolvente o con una cola de release (cuyo tiempo se gobierna con el mismo control que define el decay, no es independiente).

Parece enrevesado, pero es simple: para sonido que se mantenga usaremos sustain ‘on’; caso contrario ‘off’. Y por lo demás un control único para el decay y el posible release. Simple tanto en el sentido de fácil de ajustar como de corto de posibilidades. OK para bajos, para muchos tipos de leads, para sonidos ‘pulsados’. Suficiente para ese hábitat que describíamos.

El botón ‘launch’ dispara una nota (repitiendo la última nota MIDI que se haya recibido) y es una forma útil de probar los ajustes de un sonido sin necesidad de acudir a un teclado. También puede ser útil en conjunción con el tratamiento de señales externas si nos interesa aplicar a ellas también una determinada envolvente (para sonidos troceados ‘chopped’).

Oscilador

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Es un sinte con un oscilador dotado de una peculiar capacidad para disponer de hasta ocho voces en diferentes grados de desafinación, o formando distribuciones de tipo ‘acorde’ pero que cubren también otros usos interesantes en síntesis. Es más pueden llegar a emplearse en forma ‘parafónica’.

Empezando por lo más simple, el control ‘glide’ permite que el oscilador haga (cuando se toque legato, no si se separa la ejecución de cada nota) un ‘portamento’ desde la primera a la segunda.

La respuesta en frecuencia llega a valores destacadamente altos, como ejemplo aquí tenéis el espectro de una señal rectangular muy estrecha.

Se puede apreciar la facilidad con la que (pese a ser un oscilador digital) genera extensas colecciones de armónicos hasta frecuencias bien elevadas y sin rastros de aliasing (tened en cuenta que parte de la caída se debe en realidad a la propia anchura del pulso así como al SonicCell que he usado como conversor A/D). Da gusto encontrar un oscilador con actividad real y útil (por su nivel y por su claridad) en frecuencias tan elevadas, por encima de los 20KHz. No esperaba tanto, aunque ciertamente al escucharlo enseguida se apreciaba (con lead resonantes, por ejemplo) una cantidad de brillo excelentemente limpio que no es habitual.

El conmutador entre diente de sierra y rectangular ya podéis imaginar para qué es, pero tiene truco: el significado de los otros dos pots (wave y tune) difiere para cada una de estas formas de onda:

Al usar diente de sierra se cuenta con posibilidad de multivoz/unison y de sinc. Esas posibilidades desaparecen con la onda rectangular y se sustituyen por ajustes de PW y PWM (control de anchura de impulso y modulación de anchura de impulso). La serigrafía del panel frontal en la sección ‘osc’ sirve bien como recordatorio de lo que encontramos en cada ocasión.

Onda rectangular y PW

Al seleccionar onda rectangular, la mitad izquierda del recorrido del control ‘wave’ corresponde a PW: lleva desde anchura 0% hasta anchura 50%. El ajuste a 0% permite silenciar el oscilador: útil para sonidos basados sólo en autooscilación del filtro (como bombos o bajos subgraves, sweeps láser, etc) y útil también al desear filtrar señal externa.

Onda cuadrada

El 50% exacto sucede con el control ‘wave’ al centro y produce un sonido reconocible claramente como onda cuadrada con sus armónicos impares (y que también en el analizador de espectro revela esa falta de pares).

Onda rectangular y PWM

La mitad derecha del recorrido de wave corresponde a ajustes de PWM. Dado que es un único pot se combinan la variación de la profundidad y de la velocidad de modulación. El comienzo del recorrido presenta velocidad lenta con intensidad creciente y más adelante se actúa principalmente con una aceleración de la velocidad. No tiene la flexibilidad del ajuste independiente, pero ciertamente corresponde a un diseño ‘inteligente’ en el que a través de un único control (un único movimiento de dedos) podemos estar obteniendo algo razonable: ‘finura’ de ajuste a velocidades lentas y cuando subimos y exageramos no es ya sólo la profundidad sino la velocidad lo que se afecta. Una decisión que musicalmente funciona bien en una gran cantidad de casos.

Onda diente de sierra ‘pura’

Al usar onda diente de sierra, para obtener una onda de diente único (no multivoz) debemos colocar el pot ‘Wave’ a las 12 horas (al centro). La parte izquierda del recorrido de ese pot da entrada al uso de sinc mientras la derecha incorpora el comportamiento multivoz.

Osc Sync con diente de sierra

El sync ofrecido por el Waldorf es un ‘hard sync’ muy reconocible. Al oscilador ‘base’ se contrapone otro de mayor frecuencia que hará que el ‘base’ se redispare más de una vez por ciclo. Podemos controlar el grado de desafinación inicial respecto al oscilador ‘maestro’ y también regular el tiempo que tarda en converger a la misma afinación (con lo que se amortigua hasta desaparecer el efecto sync). Se revela una vez más el hábitat ‘pulsado’: se trata de un uso de sinc pensado principalmente para lograr dinamismo en los ataques. Ya sea para dar un ‘punch’ breve (y muy bien logrado) que identifique el arranque de las notas, o bien para (con tiempos mayores) dejar disfrutar ese cambio continuo de color y timbre que se consigue con sync, pero siempre con una evolución de ‘más’ color a ‘menos’. Es una sync que suena rotunda, muy nítida y plenamente efectista para este uso pulsado. Capaz de dar presencia y acento con un breve ‘clic’ a un ataque de un bajo o lead, o capaz de dilatar ese énfasis en una excursión más prolongada.

Con ‘wave’ a la izquierda, el tiempo se vuelve infinito (es decir, no hay convergencia de la afinación de ambos osciladores, y el segundo oscilador se mantiene desafinado en la cantidad establecida con ‘detune’) con lo que se pueden obtener colores sync ‘mantenidos’ durante toda la duración de la nota. En esos casos será muy interesante jugar con el control de desafinación para buscar el tipo de color de sync deseado (o incluso moverlo manualmente para dominar y animar a voluntad esos sonidos propios de la ‘hard sync’).

Unison y acordes con diente de sierra

El recorrido de ‘wave’ ‘a la derecha’ anula el modo sinc y da entrada al multivoz. Va pasando por dos , tres, … y hasta ocho voces generadas en el oscilador y que funcionan en modo ‘unison’. El control Tune define (si lo usamos en su mitad izquierda) el grado de desafinación entre ellas (desde muy suave para un batido enriquecedor a claramente desafinado) pero si vamos a la mitad derecha cambia de significado.

En esa mitad derecha de ‘Tune’, las voces ejecutarán diferentes patrones de acordes prefijados.

La gracia no es sólo la de poder tocar acordes con un solo dedo (permitiendo fraseos vertiginosos imposibles de otra forma, como los que abundaron en los 80 cuando los saxofonistas de fusión comenzaron a usar controladores de viento y sintes MIDI polifónicos). Varios de los patrones de supuestos ‘acordes’ son distribuciones ‘abiertas’ de voces (no son acordes ‘cerrados’ sino en espacios superiores a la octava). Eso permite que algunos de esos patrones recuerden más al uso de los multiosciladores en síntesis, cuando un oscilador base se acompaña de otro a un intervalo elevado del primero que sirve principalmente para enfatizar algunos de sus armónicos. La cantidad de combinaciones es importante (para cada una de las 8 posiciones ‘de la derecha’ del control ‘wave’ hay diferentes ‘acordes’ disponibles en la mitad derecha del control ‘tune’. Algunas posiciones de ‘wave’ llevan a un territorio de acordes mayores, otros a menores, etc. Y para cada tipo de acorde disponemos de variantes de disposición con el control ‘tune’.

Un efecto muy curioso es el que se obtiene tocando una nota/frase y variando rápidamente el acorde con el control ‘tune’. Dado que los acordes en ese recorrido están ‘relacionados’ aparenta como si estuviéramos cambiando (a una imposible velocidad) la disposición del acorde. Es sólo un ‘guiño’ efectista, pero claramente impensable en otros sintes y que aquí se consigue sin esfuerzo (y que os muestro al final del vídeo que he preparado).

El comportamiento parafónico del Rocket

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Es más, al usar diente de sierra, desplazando tanto ‘wave’ como ‘tune’ al extremo derecho el uso de las 8 voces se vuelve aún más inteligente. Permite lo que se llama ‘parafonía’ (un tipo de polifonía simple que existía por ejemplo en sintes tan diversos como el RS505 –un ‘cuerdas’ analógico de Roland- o el Korg Poly800 -uno de los primeros polifónicos digitales asequibles para masas-).

Una vez ponemos a Rocket en modo parafónico, podremos tocar en un teclado con polifonía: Si tocamos un acorde de 4 notas cada una sonará con dos osciladores en unison. Si tocamos sólo dos notas, cada una recibe 4 osciladores en unison. En definitiva, las 8 voces se ‘reparten’ para ejecutar las notas que pedimos desde un teclado, haciendo factibles acordes de hasta 8 voces.

Pero… hay que recordar que existe un único filtro y que la envolvente será común a todas las voces (no individualizada). Lo único ‘poly’ es el oscilador. Como el resto de la cadena de síntesis es de una sola voz, cada nueva nota que toquemos ‘redisparará’ la envolvente, el filtro, etc.

Eso es la ‘parafonía’. Lejos de ser una ‘paranoia’ es un extra muy útil pero que generalmente sólo encontrará aplicación cuando ejecutemos acordes ‘en bloque’, no para una polifonía con una mayor independencia de voces (aunque igualmente a veces es útil para poder disparar en extrema sincronía acordes sin más que ‘redisparar’ un dedo).

Quizá como resultado del diseño del Rocket (hay una mención específica en el manual al uso combinado de ‘sustain on’ y ‘release on’ y su posible efecto en el rearranque de la envolvente ante cambios de notas) he encontrado en el uso parafónico un comportamiento que preferiría ver corregido en un nuevo firmware. Funciona como cabe esperar, pero alguna combinación de los controles de sustain y de release, en el uso parafónico, produce el muy extraño efecto de que al soltar cualquier nota se redisparan las que permanecen pulsadas (haciendo demasiado evidente la falta de sincronía en mis dedos para liberar el acorde completo). De hecho también al soltar el pedal sustain se redisparaban las envolventes si no había soltado previamente las notas (se ‘rearrancaba’ el grupo de notas). Nada insalvable (bastaba modificar sustain/release) pero si algo que preferiría corregido en el futuro.

Filtro

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El filtro es ajustable entre paso bajo, paso banda (un paso banda estrecho, que selecciona una banda corta en torno a la frecuencia de corte) o paso alto. Tiene (todo un acierto) ajuste de ‘keyboard tracking’, además de los imprescindibles de frecuencia de corte y resonancia, más un pot para el grado de actuación de la envolvente sobre la frecuencia de corte (que es un control que siempre me ha gustado mucho y al que acudo en vivo casi tanto como al de la propia frecuencia de corte).

La documentación da pocos detalles sobre su diseño, más allá del hecho de que es un filtro analógico controlado por voltaje (por cierto da fe de ello el hecho de que existe una función de calibrado del VCF). Pero ni siquiera sabemos ‘oficialmente’ cuál es su pendiente (no hay referencias en el manual ni en la web de Waldorf).

Para saciar nuestra curiosidad, aquí tenéis un vídeo que desvela este detalle (y con el que de paso os enseño un truco para medir la pendiente de cualquier filtro). En el mismo vídeo investigamos también el patrón de su autooscilación (y ya puestos jugamos con la opción de ‘acordes’ del oscilador).

A tenor de las imágenes del vídeo, se trata de un diseño de 2 polos (por la caída de 12 dB/octava en la zona de banda rechazada) y el efecto de la resonancia (juzgado a partir de la autooscilación que se produce) está balanceado del lado de los armónicos impares pero sin renegar totalmente de los pares, y no extiende en exceso la serie (ambas cosas las valoro positivamente).

En todo caso llega con comodidad a la autooscilación, incluso en región ultragrave (he podido llegar a medir tonos estables de aprox. 15 Hz -al límite de lo que mi sistema permite medir- resultantes de la autooscilación con el filtro muy cerrado).

En barridos lentos se deja notar algo el efecto de ‘zipper’ o escalera en el recorrido de la frecuencia de corte (resultado del control digital que se hace de ella se hace internamente: aunque es un VCF, la tensión de control está intervenida de forma digital y los ‘pasos’ en el recorrido del pot se evidencian ligeramente en una escucha atenta).

Un elemento esencial (y a menudo olvidado en otros minisintes) es la capacidad de ‘tracking’. Al poder desplazarse la frecuencia de corte en función de la nota que se reciba vía MIDI, es factible por ejemplo obtener sonidos basados en autooscilación pero que respondan ‘afinadamente’ al teclado (usando un tracking al 100%), o sencillamente conseguir dar algo más de apertura del filtro a las notas agudas para que no queden excesivamente rebajadas (para lo que puede ser suficiente el ajuste al 50%).

Amplificador

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Aunque se cuenta con un control de volumen, sólo afecta a la salida de auriculares, no a la salida principal (que siempre entrega la señal con un mismo nivel). Tampoco (en la versión de firmware disponible a día de hoy) se dispone de control de volumen vía MIDI (no reacciona al CC de volumen ni al de expresión). Podría ser una interesante adición a un futuro firmware (aunque podría ser también una carencia ‘nativa’ de la arquitectura). Normalmente no será excesivo problema (si se necesita puede usarse el fader de un mezclador cercano) pero no está de más señalarlo. Especialmente por la diferencia importante de nivel que puede suceder entre sonidos extremadamente filtrados, otros con autooscilación, etc.

En el lado positivo (especialmente en un sinte muy volcado hacia bajos y leads) está presente un circuito de ‘distorsión’ que podemos activar para dar mayor garra y agresividad a los sonidos que lo necesiten. Teniendo en cuenta que la resonancia propia tiene un recorrido armónico afortunadamente ‘corto’ (con un grado de distorsión bajo frente a otros sintes) el complemento del ‘boost’ permite ‘ensuciar’ cuando la ocasión lo requiera.

LFO y arpegiador

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Combinados en un mismo juego de controles (activar uno desactiva al otro) tenemos el control del LFO y el arpegiador.

‘Target’ define si vamos a aplicar un LFO hacia la afinación del oscilador o la frecuencia de corte (pero no a ambos) o si por el contrario deseamos usar el arpegiador (sin LFO).

En modo LFO un conmutador escoge entre oscilación cuadrada, triangular o diente de sierra, y sendos potenciómetros establecen la intesidad y velocidad del LFO.

En el modo arpegiador la mitad izquierda del pot ‘Depth/Range’ establece si el arpegio será el tradicional (nota a nota) sobre una, dos, tres o cuatro octavas de excursión, mientras la mitad derecha da entrada a 8 patrones de arpegio que son frases rítmicas prefijadas de fábrica. ‘Direction’ define si el arpegio se ejecuta de forma ascendente, alternante (arriba-abajo) o aleatoria. ‘Speed’ determina el tempo del arpegiador, si bien, en el caso de que Rocket esté recibiendo MIDI Clocks, se ‘enganchará’ automáticamente a él (y ‘speed’ se usará en relación al tempo de los MIDI Clocks para seleccionar arpegiado a negras, corcheas, tresillos, etc.).

Peculiaridades

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La falta de control de volumen no es la única peculiaridad. Curiosamente, no veréis un control para afinación ni para transposición. Por defecto sonará haciendo uso de afinación estándar (La 440Hz) y sin transposición. Pero a través de MIDI, cuando se requiera otro tipo de ajuste, pueden emplearse mensajes de controlador (los CC 28 y 29). Esa opción se ha añadido a través de una revisión de firmware descargable desde la web Waldorf que puede llevarse vía MIDI al Rocket.

Posiblemente llegará alguna otra revisión del firmware que incorpore otros añadidos semejantes (quizá el mencionado para volumen) y que corrija algún comportamiento como el mencionado al hablar de parafonía y el redisparo al soltar las notas o el pedal sustain.

No hay tampoco botón de encendido. Tan pronto recibe alimentación, Rocket se enciende. La alimentación puede provenir directamente de la conexión USB aunque viene incluida también una fuente por si preferimos alimentarlo y usarlo autónomamente o conectado por vía de MIDI estándar de 5 puntas.

Vía MIDI puede gobernarse haciendo uso de cualquier canal MIDI (un botón trasero le permite ‘aprender’ el canal del primer mensaje que llegue y adoptarlo a partir de ese momento).

Se dispone de MIDI In y Out en conector tradicional (DIN de 5 puntas) y en USB MIDI.

Responde al pitch bend con un rango de +/-12 semitonos. El aftertouch controla la frecuencia de corte, y la velocidad de pulsación de las notas intensifica la modulación que ejerce la envolvente sobre la frecuencia de corte (dando así mayor o menor énfasis en correspondencia con la velocidad).

Todo un acierto en términos de usabilidad, una pulsación larga del botón ‘launch’ hace que Rocket lance mensajes MIDI que representen los ajustes del sintetizador (la posición de los controles de su panel frontal -excepto los conmutadores de tipo de filtro y de overdrive, que necesitan ser ajustados a mano-). Esto facilita muchísimo el uso desde un entorno secuenciador (se pueden grabar esos mensajes a comienzo de pista para que se inicie con el sonido deseado sin tener que recrear la colocación de los controles).

Pero además cada vez que movemos un control del Rocket se envía un mensaje CC (controlador) que puede ser registrado en un secuenciador. Gracias a ello, podemos reproducir un patrón en el secuenciador y añadirle (con grabación ‘overdub’ o en una segunda pista) modificaciones ‘sobre la marcha’ del sonido improvisando en los controles del Rocket. Ningún problema por tanto para poder fácilmente y desde el propio Rocket realizar modificaciones de frecuencia de corte, tiempo de release, velocidad de LFO, o lo que deseemos, seguros de que nuestra improvisación queda inmortalizada en el secuenciador y reproducible tantas veces como queramos.

Es también una vía para abrir otras posibilidades. ¿Querríais un filtro saltando aleatoriamente a intervalos de semicorchea? Basta programar unos CCs en el secuenciador y ya tenéis a vuestra disposición un clásico filtro tipo Sample&Hold. O si sois vagos para programar, grabáis el movimiento del pot y luego editáis para cuantizar los CCs, dejar sólo uno por semicorchea y definir sus valores.

En uso

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Os dejo algunos enlaces de vídeos en YouTube para que veáis el Rocket en acción

Esta es una demo simple del Rocket ‘en bruto’, sin efectos:

Este demostrador es todo un clásico (por sus manos pasa casi todo lo que se fabrica), y aquí lo tenemos trasteando con el Rocket (procesado con efectos, con lo que se demuestra mejor el alcance y resultados factibles)

Específicamente sobre el uso parafonico, puede servir de ilustración este otro vídeo:

Pablo Fernández-Cid
EL AUTOR

Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).

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