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Blog de asegovia2
Artículos
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Tengo poco tiempo en este maravilloso foro y cuanto mas escucho trabajos de los compañeros, mas me indigna lo que pasa en la industria musical, tanto en la discográfica como la cinematográfica.
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Por mas que cualquiera me culpe de demagogo, la realidad es que resulta ilógico y absurdo que al encender la TV te encuentres con culebrónes y de mas shows, musicalizados de forma tal que prefieres no verlos.
En Hispasónicos, estamos mezclados todos, sin importar cuanto tiempo tenemos en el medio, cuanto estudiamos o cuanto invertimos en nuestros equipos, aquí todos estamos al mismo nivel. Esto pone de manifiesto que la calidad de un músico es totalmente independiente de su entorno inmediato y yo me pregunto:
¿Dónde está el productor, el empresario, el cantante, el visionario que ponga a trabajar y darle oportunidad a una cantera de talento como es esta?..
Muchos de los que conviven en Hispasónicos, probablemente nunca vean sus trabajos en cine o TV a niveles internacionales y únicamente por que el oligopolio de la industria se conduce por derroteros de injustas canonjías.
No obstante, el mundo independiente acoge y acogerá a tanto talento y aquí viene otra injusticia.
Es verdad que amamos la música y que nuestras obras son de por sí, ya satisfactorias, sin embargo la utopía de vivir decorosamente de la música es nuestro lastre de cada día.
Como no sean los trabajos publicitarios y las obras por encargo, las opciones de pagar las cuentas y llenar la nevera con el trabajo del artista, son muy pocas.
Espero que algún día esto cambie, pues aunque parezca desolador el panorama, está por delante mucho camino y tenemos que seguir creando, seguir amando nuestra música, le guste o no a la industria.
Alejandro Segovia. -
Gracias por sus comentarios y el interés por mi trabajo. Realmente lo aprecio mucho.
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Esta historia es cuando menos entretenida:
Al principio, hice una obra titulada “Herederos de la fortaleza” que pronto subiré a Hispasonicos y que era mas experimental, mas arriesgada y como es de esperar, me pidieron tantos cambios, que decidí enlatar la obra y escribir Herencia del maíz.
Hablamos de que la primera obra me llevó 4 semanas y “Herencia” me llevó entre 2 y 3 semanas. Por que además, mientras creaba estas obras, no dejé de atender otras producciones, sintonías etc.
Les cuento algo del proceso:
Mis maestros siempre me dijeron que era mejor hacer las cosas a la antigua y así lo hice.
La obra está creada primero en mi cabeza, luego al piano, luego al DAW, que por esos días era SONAR 5, desde luego escribiendo por separado cada instrumento de cada familia y cada voz del coro, de forma totalmente independiente.
Como es costumbre y según lo que aprendí, el autor debe tener un “Copista” que se encargue de generar las partituras para la orquesta.
Mi copista es Juan Marcos García, un músico que utiliza “Finale” para escribir sus partituras, con resultados maravillosos.
Lo que le entregué a Juan, fueron los archivos MIDI y los archivos de audio de cada línea orquestal, con sonidos de MOTU Synphonic instrument y luego de atender las peticiones del director tanto de la orquesta como del coro, se procedió a la impresión de partituras.
Se grabó en un auditorio de la “Universidad del valle de Atemajac” con un equipo móvil de “OIGO Estudios” en Digital Performer y mezclado en estudio con Pro tools HD.
Se grabó así, por que el presupuesto asignado no nos permitió entrar con la orquesta al estudio y tener mas control. No obstante, teníamos capas de familias separadas lo mas posible y grabamos la orquesta con metrónomo donde era posible hacerlo.
Por aquellos días, mi Padre, quien me heredó el gusto por la música clásica, acababa de morir y cuando llegué a la grabación, estaban ensayando precisamente el vals “Herencia del maíz” y la emoción que tuve al entrar, fue indescriptible.
No solo era mi primera obra sinfónica, también era cumplir la promesa de hacerlo en memoria de mi Padre.
La presentación fue a finales de 2008 y aunque la obra probablemente se pierda entre las efímeras acciones del ayuntamiento, espero que cuando menos, quede la constancia de un trabajo hecho con amor, esmero y puede que con talento.
Saludos,
Alejandro Segovia.