Si hablaba de sutileza en la función del VI grado hace un par de entradas, el III, en ese sentido, se lleva todos los premios . Su función es la más ambigua de los siete acordes que genera la escala. Esto lo convierte en un utilísimo puente para encadenar otros acordes así como para salirse de las fórmulas más utilizadas o complementarlas.
Para visualizar todo claramente imaginemos, como hasta ahora, que nos encontramos en la tonalidad de Do mayor. Mi menor será el acorde de III grado. De las tres notas que lo componen comparte dos con el acorde de Do (tónica), aunque precisamente la nota Do no se encuentra entre ellas y en su lugar incluye la nota Si, que es la nota que más tensión crea con la tónica (esto se vió en la segunda entrada del blog)
Además también comparte dos notas con el acorde de Dominante (las notas Sol y Si) pero es un acorde menor, algo que le hace perder mucha de la tensión que crea la función de V grado (dominante). Su nota fundamental (Mi) también le resta fuerza para ejecutar ese papel.
Con lo cual el acorde de III grado podrá realizar una función intermedia al estilo subdominante, un tímida función de tónica (aunque no incluya la nota tónica entre las notas que lo componen) y una mucho más tímida función de “dominante”, aunque esto último hay que ponerlo con muchas comillas pues le faltan (y sobran) elementos para consolidar esa función. Pero en la práctica nos será útil tener esa posibilidad en cuenta para intercambiar el V por un III cuando queramos buscar otro camino lejos de la contundencia del V como dominante pero sin alejarnos demasiado en la armonía a sostener. Como decía, más ambigua no puede ser la función de este acorde…
El acorde de III grado resulta muy útil para armonizar la nota sensible de una melodía (el VII grado de la escala) generando una consonancia sin crear una función explícita de Dominante. Ya que es el único acorde junto al V y VII (ambos dominantes de pies a cabeza) que la contiene (hablaremos del VII en una próxima entrada…).
Para que se me entienda mejor, si estando en tono de Do mayor toco una melodía que por ejemplo termina en la nota Si y quiero acompañarla de un acorde que no me produzca la tensión de la dominante (Sol Mayor o Si disminuido) podré utilizar el III grado (Mi menor) que realizará un empaste mucho más suave y me permitirá buscar otros caminos a continuación.
Sobre todo, desde el punto de vista funcional, el III grado ayuda a romper o complementar las fórmulas de progresiones más utilizadas y habituales (el I IV V, el I VI IV V, el I V VI IV, etc) Sin modular ni usar acordes “préstamo”. Es decir, sin salirse de los siete acordes que genera la escala.
Son muchos los temas que utilizan el III grado en su estructura armónica, por poner un ejemplo podríamos escuchar “Samba pa ti” de Carlos Santana. Aquí además podéis encontrar un análisis superficial de esta pieza.
Como siempre os propongo la realización de un tema utilizando el elemento del que hemos hablado. Os dejo a continuación el sencillo y breve tema que he compuesto, en tono de Do, incluyendo el III grado (mi menor) en su discurso.
Gracias, Mónica Montagud, por prestarme tu dulce voz:
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