
Vivimos en una realidad polarizada. Desde que nacemos tomamos conciencia de ello: la luz y la oscuridad, el frio y el calor, el placer y el dolor, la tensión y la relajación, la vida y la muerte, “el bien y el mal”... Un elemento da origen al otro; sin el uno sería imposible encontrar su opuesto y viceversa.
La música no es ajena a esto, y en su esencia se encuentra gobernada por dos fuerzas contrarias muy poderosas. Cuando componemos las utilizamos para generar movimiento y