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Los primeros cimientos: La estructura musical, la forma

(*Introducción)

En las anteriores entradas didácticas hablamos de las funciones tonales y su distribución sobre los acordes generados a partir de la escala mayor. Existe un elemento del lenguaje musical que no sólo se encuentra presente en todos los estilos de la música, sino que también está presente en todas las disciplinas artísticas. Probablemente sea el único elemento común entre todas ellas. Es indispensable, podríamos decir que se trata del recipiente en el que se mantendrá organizada nuestra obra, un recipiente sin el cual nuestras creaciones se desparramarían hasta desaparecer.

(*Presentación del tema)

Al comenzar un nuevo tema, lo primero que deberíamos hacer es pensar en las partes o secciones de las que va a constar y cómo vamos a organizarlas. A esta organización le llamamos estructura. La estructura será el recipiente, el lienzo sobre el cual plasmaremos las notas. La estructura le dará sentido y coherencia, pero además será para nosotros como una hoja de ruta, un plano a seguir, un plano similar al que seguiríamos en una excursión por un bosque frondoso en el que por una mala organización podríamos perder el norte.

La estructura nos creará unos límites que nos ayudarán a tener controlada nuestra pieza. Unos límites constituidos por unas paredes lo suficientemente visibles para no extraviarnos pero también lo suficientemente flexibles para no esclavizarnos.

(*Desarrollo - primera parte)

Si la obra que vamos a componer es fruto de un encargo debemos conocer las posibilidades estructurales del estilo de música que nos demandan. La estructura suele ser un elemento característico en muchos géneros. Algunos no se reconocen sino mantienen un equilibrio determinado entre las partes. Otros estilos son menos dependientes de la forma y se caracterizan más por otros elementos, por ejemplo un tipo de ritmo, instrumentación, etc, pero también deberán realizar su discurso a través de un diseño general.

Si el tema que vamos a realizar es libre nosotros deberemos “imponernos” esa estructura antes de que la propia forma se nos imponga a nosotros.

Cuando repetimos una parte en una composición ¿Por qué lo hacemos? Quizá para cumplir con los cánones de una estructura conocida o para generar un equilibrio al dotar de una “cabeza visible” a nuestro tema. Si queremos ser autores al 100x100 es importante que nos hagamos este tipo de preguntas y que entendamos el sentido que tienen los cimientos de nuestras piezas y las razones de su disposición en las obras.

(Original Track Sheet del tema "Five miles Out" de Mike Oldfield)

(*Desarrollo –segunda parte)

Existen dos tipos diferentes de secciones en un tema. Las partes temáticas independientes que simplemente se encuentran unidas por la estructura general pero que no tienen, o tienen pocos, elementos en común. Y las partes de desarrollo, variación, imitación o repetición que están constituidas e inspiradas por elementos de otra parte del tema.

Formas hay muchas, las posibilidades si uno cultiva la imaginación son enormes. Con algunas formas estamos todos muy familiarizados, es habitual escuchar canciones que contienen una forma similar a esta:

IntroEstrofa ( o parte A) – PuenteEstribillo (o parte B) – Estrofa (A.1) – PuenteEstribillo – Nueva Parte C, variación o solo – Estribillo un par de veces y Final.

Parece claro que cuanto más conocida sea la estructura que adoptemos más digerible será esta para el oyente común.

En la música moderna actual y en estilos como el rock sinfónico, progresivo o la música electrónica entre otros, se ha prestado especial atención a la forma para componer piezas más allá de la síntesis estrofa/estribillo.

(Fuente de la imagen: Vienna University of technology)

(*idea 1 )

En algunos casos la estructura puede llegar a ser la protagonista de la obra, sobre todo en la música contrapuntística, cuyo ejemplo más conocido y complejo probablemente sea La fuga. En otras artes la estructura también puede llegar a cobrar el protagonismo principal debido a su originalidad, me viene en estos momentos a la cabeza la novela Rayuela de Cortazar o la película Memento de Nolan.

(*idea 2)

Es importante reseñar que la hoja de ruta que creemos, o que se nos imponga, no debe ser necesariamente una serie de “cuadrados” perfectos. Un control de la estructura ha de servirnos para darnos libertad, no para hacernos presos. Una estructura simple inicial puede ser un punto de partida que termine desarrollándose en una forma alimentada de numerosas partes y en general mucho más compleja.

(*ejemplo sobre idea 2)

En la música clásica, desde el clasicismo, la Forma sonata ha inspirado a muchos autores, su influencia aún se mantiene, de algún modo, presente en nuestros días en muchas estructuras. Su forma estándar es la siguiente:

Tema A - Puente (modulante)- Tema B (en otro tono)– Desarrollo (de partes A, B o ambas)- Tema A – Puente (no modulante)– Tema B (en la tonalidad principal)y Coda (final).

Este tipo de esquemas “clásicos” que a priori podrían parecer muy cerrados, en la práctica han sido estructuras muy elásticas con las que el compositor ha jugado, en muchos casos deformándolas al máximo pero apoyándose en ellas para mantener un equilibrio o “justificar” una coherencia entre las partes.

(Manuscrito original Sonata en Si menor de Franz Liszt)

(*idea 3)

En algunas disciplinas artísticas, como la escultura, la arquitectura, la danza, e incluso la pintura, la estructura y los detalles vienen condicionados por unas leyes físicas difícilmente inquebrantables. En la música el límite es nuestra creatividad. ¿Hasta donde somos capaces de imaginar? La respuesta es el límite.

(*Epílogo)

Queramos o no nuestra obra va a tener una estructura, esta será más o menos simétrica pero siempre existirá un esqueleto que, de manera consciente o inconsciente, nosotros habremos implantado como parte constitutiva de la pieza. Siempre es mejor controlarla desde el principio, para luego sobre la marcha, si lo consideramos oportuno, añadir o eliminar alguna parte. Siempre es bueno dejar una vía de escape a la inspiración.

La estructura nos va a crear un pasillo por el que fluirá nuestra imaginación, sin él nuestra creatividad podría quedarse flotando en el aire.

(*)

Me gusta terminar este tipo de entradas, en las que hablamos de un elemento del lenguaje musical, con alguna composición, animándoos con ello a hacer lo mismo y así poner en práctica de manera creativa aquello que hemos tratado. En este caso no hace falta ya que tratándose la estructura de un concepto presente en todas las disciplinas, simplemente he destacado, a mi manera, cada una de las partes de esta redacción, ya que este texto (o cualquier otro) también es un ejemplo en sí mismo de estructura. Y quizá, ¿Por qué no?, también la forma que podría adquirir un nuevo tema musical.

Juan Ramos

www.musicalisis.com

www.juanramos.es

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