Grabación

Sonido: escuchar o medir

Mis comienzos musicales coincidieron con muchos eventos que han cambiado el presente y futuro de la música: la popularización del audio digital y de los estudios digitales, del MP3 y, sobre todo, la apertura de la creación musical basada en métodos digitales para una mayoría que estaba privada de ello. Términos confusos como dithering, sampling, frecuencia de muestreo o resolución relevaban a otros más clásicos como distorsión armónica o diafonía.

Las herramientas digitales de mezcla también trajeron métodos más precisos de medir al alcance de todos, y con los nuevos problemas teóricos que no habían sido previstos, surgieron nuevas incógnitas. Curiosamente, al contrario que en otros círculos técnicos, el mundo del audio y, en concreto, el de la música, se basa en la percepción y, muchas veces las "mejores prácticas" están muy lejos de la teoría matemática y las mediciones. Hoy en día, por ejemplo, se valora la distorsión como algo positivo en ciertos procesos, algo impensable hace 50 años.

A medida que me surgían nuevas incógnitas, mi percepción auditiva ha ido variando durante los 20 años que llevo haciendo música y he ido consiguiendo nuevas respuestas donde la la ciencia no ofrece soluciones contrastables. Aunque por mi formación técnica me gusta ver gráficas de respuesta en frecuencia, distorsión, etc, reconozco que no me importan lo más mínimo a la hora de elegir mi forma de trabajar y siempre he preferido guiarme por mi percepción personal sobre la teoría, y es algo que he hecho patente en todos mis trabajos, artículos y publicaciones.

Quizás algunos de mis lectores no tendrán la experiencia o la confianza para ello. A todos ellos le dirían que si tienen una cadena de escucha fiable (altavoces, conversores y acústica), el mejor método para decidir es comparar y dejarse llevar por la intuición.

Un ejemplo claro sería cuando apareció, a mediados de los 90, el formato MP3. En su momento, con mi poco entrenada audición, no era capaz de diferenciar un MP3 a 128 kbps de otro de mayor tasa o, incluso, su pista original en WAV. Cuanto más mejoraba mi cadena de escucha y mi afinaba mi percepción más obvias se revelaron las diferencias.

Al hilo de esto, hace unos meses descubrí un vídeo muy interesante en el que se intenta responder a todas estas preguntas de forma analítica. El vídeo está en inglés, y hay una versión con subtítulos en otros idiomas (menos el español) aquí.

Curiosamente, en el vídeo hablan del dithering, proceso "obligado" en mastering y que hace como cinco o seis años que no he usado en nada que yo haya masterizado (y son decenas de canciones) al no notar la diferencia.

En mi opinión, obviando que refuta muchos mitos sobre audio digital y analógico, este instructivo vídeo afianza mi decisión firme de no dejarme llevar por las especificaciones o las mediciones. En definitiva, y como siempre digo, la tecnología nunca ha sido más uniforme ni más barata y, al final, el que me contrata lo hace por mi forma de entender la música y esta es siempre se ha basado en lo que puedo escuchar, no en lo que puedo medir.

¿Y tú, escuchas o mides?

Nota: Quiero aclarar que, como he dicho en el pasado en varias ocaciones, las herramientas visuales son muy útiles como COMPLEMENTO y para tener una segunda referencia.

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