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Vuelve el vinilo… espera, ¿estamos de broma?

En los últimos meses una ola de retroadoración masiva del vinilo se ha apoderado en internet de muchos foros públicos y puntos de opinión para DJs. La nostalgia ha brotado de lo más profundo de las torturadas almas de los discjockeys, y acompañada de un cierto resentimiento contra la tecnología y el intrusismo profesional, se ha plasmado en forma de palabras en las pantallas de nuestros ordenadores. Los argumentos para defender el regreso del redondo y plano aliado sonoro son tales como “por culpa del sync los que no son DJs pueden pinchar” o “por culpa de los controladores ahora hay más DJs y cobramos menos”, aunque lo mejor es el mantra con el que todos parecen conseguir algo de paz en su espíritu: “cuando vuelva el vinilo los verdaderos DJs regresarán”. Amén. Un momento, ¿cuando vuelva el vinilo?.

Platos del presente, recuerdos del pasado

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Evidentemente el regreso del vinilo como soporte musical predominante no es más que una fantasía. Incluso sigue siendo una fantasía pensar en el vinilo como formato predominante exclusivamente para DJs. Si nos resulta más placentera, a esa fantasía podemos ponerle unicornios parlantes recorriendo los pasillos de las tiendas de vinilos, y goblins de color verde esperándonos en la caja para cobrarnos en gruesas monedas de chocolate que portamos en un saquete de cuero que cuelga de nuestro cinto, mientras unas hadas revolotean a nuestro alrededor susurrandonos “¡¡Llévate otro, llévate otro!!”. Pero seguirá siendo una fantasía, sin más.

Toda fantasía de semejante calado se alimenta necesariamente de hechos reales, son imprescindibles, aunque esos hechos reales se interpretan como a cada uno mejor le vienen. Primero nos centraremos en un hecho real en el que mucha gente se ha apoyado, y es la aparición de dos nuevos modelos de plato (aunque curiosamente la gente únicamente se ha fijado en uno de ellos): los Reloop RP7000 y RP8000. El que más ha llamado la atención, y en el que más se ha centrado también el marketing, es en el modelo RP8000, principalmente por haber incorporado una hilera de botones que envían MIDI a través de un puerto USB, y por una pantallita en la que marca la posición del pitch. El plato además comparte muchísimas líneas estéticas con los legendarios Technics, y eso es algo que ha golpeado muchas cabezas: “vuelve un plato como el Technics, ¿volverán entonces los buenos tiempos del vinilo?”. Pues va a ser que no, el RP-8000 (un plato magnífico y precioso, por cierto) evidentemente puede reproducir cualquier vinilo, pero un plato así está claramente diseñado para ser empleado con vinilos timecode. La botonera MIDI que incorpora no tienen ningún sentido en un mundo de vinilos normales, y su utilidad evidente es ser empleada para cosas como marcar y saltar a hot cues, o activar y desactivar loops. Por cierto, ¿hemos dicho timecode? Los sistemas timecode, a pesar de que muchos creen que existen para que las nuevas generaciones le rindan culto al vinilo, fueron en realidad inventados para que las “viejas generaciones” pudieran pasarse al mundo digital sin tener que aprender muchas cosas nuevas, ya que podrían mantener su “clásica” forma de relacionarse con los elementos de una cabina mientras que podían emplear música en el nuevo soporte de archivo digital. Y evidentemente también los turntablistas (para mi los más beneficiados por el timecode) encontraron su santo grial: poder scratchear cualquier sonido. Otra cosa es lo que los maestros del marketing han logrado hacer creer sobre el timecode empleando sabiamente palabros tales como “auténtico”, “tacto” y “genuino”, marketing por cierto totalmente dirigido al DJ, ya que el público no toca los platos y no percibe el auténtico tacto genuino...

Me los quitan de las manos

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Otro de los hechos reales de libre interpretación para justificar el regreso del vinilo, son sus ventas. Durante 2012 y 2013 hemos tenido numerosos titulares de prensa que proclamaban espectaculares aumentos en las ventas de vinilo, así como la bajada de ventas del CD. Normalmente estos titulares daban datos de diferentes países europeos y de EEUU, países en los que las ventas de vinilos estos dos últimos años han aumentado entre un 20 y un 40%, en algunos incluso más como en el Reino Unido donde han llegado a subidas del 70% en las ventas. Y sí, ciertamente un aumento de las ventas de tal magnitud en un producto de carácter cultural, es algo francamente importante. Pero seamos serios, aunque las cifras parezcan grandilocuentes, en realidad no suponen el regreso de nada. Decir que algo aumenta el 40% queda muy bien, pero ¿el 40% de cuanto?. Por poner un ejemplo, en EEUU (uno de los países que mayores ventas registra) durante 2013 el disco en vinilo más vendido ha sido Random Access Memories de Daft Punk, y han sido nada menos que… 49.000 copias. Un disco que en CD y en descarga digital allá por agosto rozaba las 700.000 copias en EEUU, en todo el año sólo ha sacado 49.000 vinilos. Y eso es el más vendido, si bajamos un poco en la tabla hasta el 5º o el 6º puesto con los discos de Mumford & Sons o Queens of the stone age, nos quedamos en cifras que no pasan de 27.000 copias en EEUU. Y por cierto, estamos hablando en todos los casos de albums, los singles en vinilo (formato empleado por el DJ generalmente) tienen unas ventas tan bajas que es imposible que entren en estos listados.

Por otra parte las ventas de CDs han bajado, una tendencia de hace ya unos cuantos años y que de manera imparable ha continuado. El CD ciertamente ha ido siendo vapuleado de manera constante por la descarga digital, aceptada ya por los consumidores como algo equivalente. También es cierto que se ha generado una tendencia entre algunos compradores de música en formato físico a sustituir la compra del CD por la compra del vinilo, aunque esto igualmente es algo que sucede únicamente con álbumes de artistas bastante populares gracias a una jugada de las discográficas en la que con la compra del vinilo se obtiene también la descarga digital, que como ya he dicho, ha sido aceptada por los consumidores como equivalente al CD, así que es interpretado como una oferta de dos por uno. Las compras de descargas digitales, por cierto, han sufrido un pequeño descalabro el último año, con una pequeña bajada de las ventas. Pero no nos engañemos, el vinilo no es el gran ganador de este pequeño descalabro, el que se ha quedado con esa facturación ha sido el streaming, nuevo formato para disfrutar de la música con un ritmo de implantación muy bueno y unas cifras que no deja de subir. Por cierto, que para DJs comienzan a aparecer servicios de streaming especializados como Pulselocker, que permite usar los temas para ser pinchados en directo, y eso es algo realmente bueno.

Sincronizando paquirrines

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Al margen de que haya nuevos platos y de que se vendan más vinilos, hay gente que argumenta el regreso del vinilo como una necesidad de ámbito laboral. ¿Para qué? Pues según algunos para eliminar intrusismo laboral que les obstaculiza obtener empleo. La historia ya es conocida por todos: el software ahora incorpora funciones de sincronía automática, ergo cualquiera puede cuadrar dos temas, ergo cualquiera puede ser DJ. Ejemplo: Paquirrín es DJ. Otro ejemplo: el hijo de mi vecino, de 15 años, es DJ. Paquirrín gana mucho dinero y muchos asumen que ese dinero lo debería ganar un “verdadero DJ”. El hijo de mi vecino pincha gratis, y eso revienta el mercado, y por tanto hace que le baje el sueldo al “verdadero DJ”. Si volviera el vinilo, como esa gente no sabe usarlo, volvería el momento del “verdadero DJ”. La tecnología actual ha quitado al “verdadero DJ” de las cabinas.

Lo lamentable de todo este razonamiento (fruto del locus de control externo, luego explicaré esto) es que quienes lo llevan a cabo de una manera tan simplista lo primero que hacen es desprestigiarse a ellos mismos, ya que reducen la importancia de su trabajo al mero hecho de ser capaz de sincronizar dos canciones, algo por lo que algunos creen que deberían cobrar como un ingeniero, pero sin pisar una universidad. Lo que da valor (o caché) a un DJ no es saber acompasar dos canciones, es su poder de convocatoria, y tras eso, su capacidad para mantener el local lleno. Es el público que convoca lo que hace ganar dinero al promotor que contrata al DJ, ya sea porque el público paga entradas o porque paga copas. Si Paquirrín tiene poder de convocatoria y es capaz de mantener a la gente en la pista (lo haga como lo haga), tendrá trabajo como DJ, y eso no tiene nada que ver con pinchar con vinilo, absolutamente nada. Si un garito se llena de gente igualmente las noches que pincha un joven novato que lo hace gratis y las noches que pincha un señor que cobra 100€, seguramente quiere decir que el poder de convocatoria en ese garito en gran medida no depende del DJ, está seguramente relacionado con la ubicación del garito, el precio de las copas, el buen trabajo de los camareros o cualquier otro factor, así que aunque en ese garito pongan un par de platos y sea obligatorio usarlos, las cosas no van a cambiar. Y evidentemente el empresario elegirá la opción más barata en cuanto al DJ se refiere.

Lo cierto es que antes, lo de acompasar dos canciones, efectivamente lo podían hacer pocas personas, pero no porque sea difícil, si no más bien porque pocos podían permitirse unos platos, un mixer y una buena colección de vinilos. La tecnología actual le ha dado la vuelta a eso, ahora empleando algo que todos tenemos en casa, un ordenador, cualquiera puede probar a ser un selector musical y decidir si es algo que no quiere volver a hacer o es algo a lo que le gustaría dedicarse. Esto en realidad es algo muy bueno, porque quien sabe la cantidad de grandes DJs que nos hemos podido perder porque no han tenido acceso a la tecnología necesaria para pinchar. La gente alude a una saturación del mercado, pero en realidad no es algo muy diferente a cualquier otra profesión en la actualidad, y si no que se lo digan a los informáticos o a los arquitectos españoles. Hay que ser muy competitivo y flexible. Quizá los DJs veteranos son los que más se quejan de de esa saturación del mercado, pero es normal que se quejen, muchos antes no tenían competencia y ahora que la tienen la situación les supera. Un poco al respecto de esto, el genial humorista y discjockey Miquel Serrano (popular por algunos videos de parodias) publicó un video en el que reflexionaba sobre lo que debe cobrar un DJ, y llegaba a la conclusión de que si un DJ, especialmente uno veterano, no está ganando un buen sueldo, el único culpable es él mismo por no saber ofrecer un producto por el que los demás estén dispuestos a pagarle ese sueldo. Os lo aconsejo encarecidamente:

En el video Miquel Serrano muestra lo que en psicología se conoce como locus de control interno (ya dije antes que lo explicaría), es decir, reconoce que lo que le sucede es fruto únicamente de sus propios actos y decisiones, y se da cuenta de que si quiere cambiar eso, será él mismo quien tenga que hacer algo al respecto. Locus de control externo sería atribuir la responsabilidad de lo que a uno le sucede o de su conducta, a lo que otros hacen o a hechos que no puede controlar, lo que vendría a ser algo como “no tengo trabajo porque los DJs que usan autosync me lo quitan”.”Si volviera el vinilo yo volvería a tener trabajo”, sería otro ejemplo de locus de control externo, ya que atribuye su cambio de situación laboral a algo que no controla. Pero no nos desviemos con la psicología, que no me veo atendiendo un consultorio online para DJs traumatizados por el avance de la tecnología.

En realidad a nadie le viene bien

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¿Y qué tiene que decir la industria discográfica de todo esto? A la industria discográfica le vendría fatal tener que volver a comercializar vinilos de manera masiva, así de simple. Los vinilos son más caros de fabricar que los CDs, y su distribución es también más costosa ya que pesan y ocupan más espacio que los CDs. Por tanto el beneficio neto que dejan es más bajo que un CD. Si la comparación la realizamos con la venta de una descarga digital en iTunes, la diferencia de beneficio neto es ya abismal, puesto que en la descarga no hay costes de fabricación. No diría toda la verdad si me callara el hecho de que en la industria actual, desde la llegada de la descarga digital lo que no se invierte en fabricar formato físico se invierte en promoción, pero puestos a decidir donde se gasta uno el dinero, gastarlo en promoción es preferible para las discográficas por varios motivos: no es un proceso industrial que haya que mantener bajo control, es algo que se puede modificar sobre la marcha, siempre repercute positivamente sobre la imagen del artista independientemente de las ventas y si las cosas salen mal no te quedas con un montón de discos en un almacén con los que no sabes que hacer.

Y muchos se preguntarán, ¿y si el vinilo le viene tan mal a las discográficas por qué lo siguen vendiendo? Para las grandes discográficas vender vinilo es actualmente algo que no va mucho más allá de lo promocional, así que se toma como algo que sirve para reforzar el vínculo entre el hardcore fan al que le gusta el coleccionismo y el artista, en algunas ocasiones es el propio artista el que demanda a la discográfica (alguno incluso por contrato) que haya una tirada en vinilo sabedor de que sus fans más acérrimos seguramente lo comprarán y conservarán con cariño. El beneficio neto que les deja el vinilo a las discográficas no es especialmente significativo comparado con lo que obtienen por ventas de CD o de descargas digitales, o por lo que pueden obtener de derechos por video o audio en streaming o broadcasting. En EEUU, las ventas de vinilos durante el último año únicamente supusieron un 2% del total. Por poner un ejemplo, los videos de las canciones Locked out of heaven y Treasure de Bruno Mars tienen juntos más de 310 millones de reproducciones en Youtube, probablemente los videos han generado más dinero a través de la monetización por publicidad que todas las ventas en vinilo de este artista, y eso que su último disco ha estado entre los más vendidos de 2013. Y sí, antes de que nadie lo diga, ya se que producir los videos cuesta dinero, con lo que lo que se recupera por internet no es realmente beneficio, pero sirve para amortiguar muchísimo su gasto en caso de que tengan un éxito masivo, y eso es algo con lo que antes no se contaba.

Las discográficas pequeñas e independientes sí ven un poco más interesantes los beneficios que puedan obtener comercializando vinilos, aunque al manejar presupuestos más bajos corren muchísimos más riesgos que las grandes con cada disco que lanzan. Un lanzamiento que no sale bien y que te deja los discos en el almacén te puede destruir los beneficios de los dos últimos lanzamientos que salieron bien. Lo más interesante al respecto de las discográficas pequeñas y el vinilo lo dijo ya Richie Hawtin hace unos años: “If you want to make money, don’t sell vinyl.” Por otra parte, en el hipotético caso de que el vinilo de manera mágica volviera a ser el formato predominante, habría que pedir algo más de magia para que reaparecieran de la nada las fábricas necesarias para abastecer la demanda. Con las fábricas actuales sería imposible sacar adelante una producción de vinilo que fuera equivalente a la actual de CD por poner un ejemplo. O eso, o a el tiempo que tarda un artista en componer y producir un disco habría que añadir una larga lista de espera en las actuales fábricas de discos.

Muchos DJs se olvidan de lo que supone volver a comprar vinilos. Supone pagar 6€ por lo menos por cada disco, y el disco te lo compras entero, incluyendo los remixes que no te gustan y que no vas a pinchar jamás. Como por cada canción que necesites pagarás todo el disco, disponer de canciones para llenar toda la actuación va a resultar más caro, y por lo tanto como DJ se va a ganar menos. Porque cobrar, se va a seguir cobrando lo mismo, los salarios no van a subir porque la gente vaya a pinchar con vinilos, no hay ningún motivo objetivo para que eso suceda. Y si quieres trabajar bien, seguramente te va a tocar llevar de casa tus propias cápsulas para los platos, porque seguramente las del garito al que vayas estarán con las agujas bien gastadas y con una buena capa de porquería, si muchos dueños ni reparan los canales averiados de las mesas de mezclas mucho menos van a reemplazar las agujas de los platos. Evidentemente al cambiar las cápsulas tendrás que calibrar el brazo del plato antes de ponerte a pinchar… Por supuesto no esperes que mágicamente las cabinas de salas y festivales mejoren y la monitorización no produzca acoples con las cápsulas, o que las vibraciones o la falta de estabilidad no hagan saltar el brazo del plato. Por cierto, ya sabes que si luego las cosas suenan mal será culpa del DJ sí o sí.

¿Desaparecerían los famosos convertidos a DJs si volviera mágicamente el vinilo? No. Desde luego que no. Es algo que por el momento está implantado y aceptado por un determinado público (que os recuerdo, es quien manda porque es quien paga), así que la cosa continuaría. Tendrían una primera opción, que sería aprender a pinchar con vinilo, para lo que os recuerdo que no es necesario tener un doctorado. Y como segunda opción podrían recurrir a algunos trucos: llevar la sesión preparada con el orden de las canciones y lo que tienen que corregir el pitch en cada una, o incluso llevar vinilos especialmente hechos para ellos con todas las canciones al mismo tempo, algo que sale por unos 50€ el vinilo y que con lo que cobran se pueden permitir perfectamente. Los famosos que pinchan solo desaparecerán cuando no tengan público, así que, cuando alguien les quite el público ofreciendo algo que guste más, se marcharán para no volver.

¿Desaparecerían los que pinchan gratis si volviera el vinilo? No. Me atrevería a decir que siempre ha habido gente que pincha gratis, lo que pasa es que ahora ningún veterano quiere reconocerlo o recordarlo. Efectivamente ahora hay más DJs que pinchan gratis, pero también hay más DJs que buscan pinchar cobrando, porque en general hay más DJs. Si los que cobran quieren que no haya gente que pinche gratis que muevan el culo y generen algo de asociacionismo con el fin de lograr la regulación laboral que crean necesaria, pero que dejen de lamentarse y echarle la culpa a la tecnología.

Entended bien las cosas

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Muchos podrán pensar que por mis palabras estoy en contra del vinilo. Nada más alejado de la realidad. No estoy en contra de nada ni de nadie. Estoy a favor del avance de la tecnología, que es algo muy distinto, y eso no supone estar en contra de lo que no supongan avances.

Las maravillosas sensaciones que tuve las primeras veces que logré acompasar dos vinilos, no creo que se repitan nunca, y permanecerán en mi memoria para siempre, al igual que permanecerán en la memoria de otros muchos. Mis dos platos siempre estarán montados en mi casa, para seguir escuchando bastante música que tengo en mi colección de vinilos, y a la que añado cada cierto tiempo alguna joya que compro y guardo con cariño y respeto. También seguirá habiendo muchos DJs que continuarán realizando un trabajo excelente empleando un par de platos y un simple mixer, y espero que puedan seguir haciéndolo muchos años, se merecen el respeto de mucha gente y se han ganado un hueco gracias a que han sabido convencer con su arte a un público muy selecto. Pero el plato ya no es la tendencia que estará en las cabinas. Si los nuevos DJs quieren un oficio con futuro, deben emplear herramientas del presente e ir adaptándose a las que vayan surgiendo con el paso del tiempo. El vinilo fue el mejor soporte para reproducir y manipular la música en tiempo real, y por eso fue tan usado durante tantísimos años. Pero ya no lo es.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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