A lo largo de los años he ido armando un entramado de ideas, muchas de ellas basadas en mi propia experiencia y observación, que me han traído hasta aquí. No tengo forma de comparar cómo hubiese sido mi vida de no haberme equivocado tantas veces. Ni falta que hace. Estoy aquí, y eso es lo único que importa.
Y mi vida personal se ha armado paralelamente a mi vida como músico. Soy músico como soy humano.
El instrumento que me eligió fue la guitarra, y ella me ha enseñado todo lo que sé.
La guitarra, al igual que yo mismo, necesita estar afinada para poder desplegar su música.
De hecho, cada cuerda debe tener ciertas características y estar colocadas en una determinada posición para que la guitarra pueda ejercer aquello para lo que fue pensado.
Yo también, como digo, debo afinar el instrumento que soy para poder ejercer como un humano en condiciones.
Debo afinar mi cuerpo, mente y espíritu como un todo para poder comunicar, y recibir el feedback de mi realidad.
Debo hablar y escuchar.
Debo cuidar mi lenguaje y expresarme con precisión, evitando ser malentendido.
Debo escuchar con atención para entender eso que los demás tratan de decirme.
Debo ser cuidadoso con mis cuerdas, así que las afino cada día, o incluso a cada rato. No quiero sonar desafinado.
Debo ser curioso para poder disfrutar y aprender con las canciones de los demás.
Debo ser el mejor músico que pueda llegar a ser, dedicando tiempo de calidad para pulir mis canciones, y que lleguen a los demás con el mejor acabado posible, los arreglos adecuados, la fuerza o delicadeza que necesita cada canción, cada mensaje sonoro.
Debo tratar de encajar en las orquestas de los demás, oír al otro para complementarlo.
Debo brillar cuando tenga que hacer el solo. Debo apoyar y ceder el protagonismo cuando sea otro el que lleve la voz.
No debo gritar, a menos que necesite vaciarme de una experiencia dolorosa.
Debo experimentar, abrir puertas que me lleven a lugares desconocidos.
Soy la guitarra.
Afino las cuerdas.
Compongo canciones.
Y deseo que cada persona que se cruza en mi camino, se lleve el recuerdo de mi sonido, y que cada persona con la que me cruzo, me deje el recuerdo del suyo.
Somos cuerda, instrumento, orquesta...
Y estamos aquí para entendernos.
Entre otras cosas, toco mis acordes para llegar a acuerdos.
Y mi vida personal se ha armado paralelamente a mi vida como músico. Soy músico como soy humano.
El instrumento que me eligió fue la guitarra, y ella me ha enseñado todo lo que sé.
La guitarra, al igual que yo mismo, necesita estar afinada para poder desplegar su música.
De hecho, cada cuerda debe tener ciertas características y estar colocadas en una determinada posición para que la guitarra pueda ejercer aquello para lo que fue pensado.
Yo también, como digo, debo afinar el instrumento que soy para poder ejercer como un humano en condiciones.
Debo afinar mi cuerpo, mente y espíritu como un todo para poder comunicar, y recibir el feedback de mi realidad.
Debo hablar y escuchar.
Debo cuidar mi lenguaje y expresarme con precisión, evitando ser malentendido.
Debo escuchar con atención para entender eso que los demás tratan de decirme.
Debo ser cuidadoso con mis cuerdas, así que las afino cada día, o incluso a cada rato. No quiero sonar desafinado.
Debo ser curioso para poder disfrutar y aprender con las canciones de los demás.
Debo ser el mejor músico que pueda llegar a ser, dedicando tiempo de calidad para pulir mis canciones, y que lleguen a los demás con el mejor acabado posible, los arreglos adecuados, la fuerza o delicadeza que necesita cada canción, cada mensaje sonoro.
Debo tratar de encajar en las orquestas de los demás, oír al otro para complementarlo.
Debo brillar cuando tenga que hacer el solo. Debo apoyar y ceder el protagonismo cuando sea otro el que lleve la voz.
No debo gritar, a menos que necesite vaciarme de una experiencia dolorosa.
Debo experimentar, abrir puertas que me lleven a lugares desconocidos.
Soy la guitarra.
Afino las cuerdas.
Compongo canciones.
Y deseo que cada persona que se cruza en mi camino, se lleve el recuerdo de mi sonido, y que cada persona con la que me cruzo, me deje el recuerdo del suyo.
Somos cuerda, instrumento, orquesta...
Y estamos aquí para entendernos.
Entre otras cosas, toco mis acordes para llegar a acuerdos.
