hola, me da una bruyifhgyrngfh de pipas?
una volsa de que?
Salud!
Doctor, ¿qué padezco?
Pues padeze uzté un ozito.
-Oiga, ¿la carnicería? ¿Tiene morro de cerdo, rabo de buey y patas de pollo?
-Sí, señora.
-¡Dios mío, es usted un monstruo!
-¿Cómo se captura a una ballena?
Mojada.
-Doctor, doctor, me duele aquí.
-Pues póngase allí.
Eran dos y se cayó el de en medio.
Eran dos ranas al lado de una carretera y una le pregunta a otra:
-¿A que no sabes lo que más me revienta?
-No.
-Los camiones.
(al teléfono)
-¿Sí?
-Perdone, ¿allí lavan la ropa?
-No
-¡Gorrinos!
Eyaculador precoz en japonés: Yata
Y mujer insatisfecha: Komokeyata
¿Por qué los leperos nunca salen de su pueblo? Porque en la carretera a la salida del pueblo hay un cartel que pone: HUELVA.
Entra una señora a la carnicería y dice:
Deme esa cabeza de cerdo de allí.
Y contesta el carnicero:
Perdone señora, pero eso es un espejo.
¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los cuatro años?
Mmm, ya debe estar lejos.
Llega un campesino a un bar con una radio bajo el brazo ofreciéndola en venta. En una mesa cercana hay varios citadinos quienes al verlo humilde se proponen quitarle la radio sin pagarle un centavo. Uno de los citadinos le comenta a los otros:
Les aseguro que con unas cervezas encima, ese campesino terminará rebajando el costo de la radio hasta casi nada.
Por lo que lo invitan a sentarse con ellos. Entonces, pregunta el citadino:
¿En cuánto nos vendes tu radio?
En 30 dólares, responde de manera ingenua.
Okay, dice el citadino, vamos a tomarnos unas cervezas y luego hablamos.
Al cabo de un rato ya se han tomado varias cervezas cada uno y el citadino vuelve a preguntar:
Y entonces, ¿En cuánto la vendes?
Bueno, deme 10 dólares, responde el campesino.
Me parece mejor, dice el citadino.
¡Vamos, te invito a otras cervezas!
Luego de un buen rato le pregunta nuevamente al campesino,
Y ahora, ¿En cuánto me la vendes?
Deme 5 dólares para poder irme a mi casa.
El citadino, viendo la posibilidad de quedarse con la radio, decide continuar con la ronda de cervezas y luego de otro buen rato insiste:
Y ahora campesino, ¿En cuánto me lo vendes?
A lo que el campesino responde:
Le voy a decir la verdad, yo quería vender la radio para beber cerveza pero, como ya estoy borracho he decidido no venderla e irme ya a mi casa.
Entra un señor en un bar y pide un café, el mozo lo trae y el señor se lo toma, pide la cuenta y el mozo le dice:
Son 26 pesos.
¿Cuántos? ¿Un café 26 pesos? ¿Usted esta loco?
Entonces, el señor se acuerda que tiene 26 monedas de un peso y se las empieza a tirar de una detrás del mostrador, y así las 26 monedas. El señor se va y el mozo se quedó re caliente, este maldito, me tiró todas las monedas.
Vuelve el mismo señor a la semana, pide otro café, se lo trae el mozo y el señor se lo toma, cuando pide la cuenta el mozo le dice:
Son 26 pesos.
El señor saca un billete de 50 pesos y se lo da al mozo. El mozo va a la caja y le dice al cajero:
Mira, ahí está el maldito que me tiró las 26 monedas, dame el vuelto en monedas que lo voy a joder.
El cajero le da 24 monedas de un peso y el mozo se acerca al señor y le dice:
Aquí tiene su vuelto, y le tira de a una todas las monedas.
El señor saca dos monedas, las tira y le dice:
¡Mozo, otro café!
¿Qué hacen diez niñas de blanco y a la primera de falta medio brazo?
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La Primera Conmuñón.