El poema que leyó Sacristán:
“Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no pronuncié palabra,
porque yo no era judío.
Cuando finalmente vinieron a buscarme a mi,
no había nadie más que pudiera protestar.”
Martin Niemöller.
Sí, así es.
El evento, como casi todo, da pie a distintas interpretaciones, lo que más me ha chocado es la excelencia de la música comercial española aquel año, lo casposo que me ha parecido todo (hombre, Ketama menos, seguramente a ellos tampoco les pareció aquello una maravilla), y el esperpento de Nacho Cano.
Los calificativos que me sugieren esto son cutre, provinciano (o sea, de los límites desinformados del imperio), casposo y así.
Pues anda que el hermano...
No se enfadó con el ambiente de la música culta cuando su obra sinfónica, no ni na, si mal no recuerdo se negaron en conjunto a difigírsela.
Aquel secuestro y posterior asesinato al concejal de Érmua, que por cierto tocaba la batería, pues un punto de inflexión en la marcha de Eta, hubo mucha desaprobación incluso desde los sectores más condescendientes con la banda armada, un evento elegante hubiera estado bien; pero no, a lo grande y a lo casposo.
¿Quién estaba en el gobierno?, lo miro.
He posteado un link a un artículo sobre los pilares de la caspa en este país, pero me he visto obligado a borrarlo, ya que el propio artículo y los resultados de una encuesta que mostraba eran casposos.
La conclusión es que la caspa afecta incluso a los que creen que no son casposos.