La propia España entraba dentro de lo exótico en los siglos XVIII y XIX, particularmente en el segundo.
Viajeros, ilustradores, causas y leyendas, estos caminos pulverulentos supusieron un clolllo para surcadoresde barrancos expuestos a Luis Candelas y sacamantecas cejijuntos a la hora de la verdad más de fiar que pobladores de terrenos verdaderamente inhóspitos, cuchillo de degollar en mano.
Lo visual, como es de esperar en este país amusical, se impuso sobre cualquier mensaje; pero el flamenco y el folclore de aquí fueron interesando. El flamenco sería realmente destacado en el siglo XX.
Ravel, sin ir más lejos, puede considerarse un músico interesado en otros horizontes visuales y sonoros, no olvidemos que era vasco.
Se van a proponer otros lugares más exóticos en este hilo; pero no nos olvidemos que este país ha servido de apaño al exotismo.
El turismo había comenzado
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