Hoy te cuento los dos requisitos básicos para ser un músico de verdad; un músico-músico.
Porque ser músico es lo que tiene, que debes estar tan loco como cuerdo.
No me refiero, desde luego, a ser uno de esos músicos normales, que aprenden a tocar más o menos un instrumento, que componen algunas canciones, que sufre por no estar en el podio con los grandes...
Tampoco me refiero a los que se pasan media hora tratando de poner nombre y contexto a algún acorde raro. Ni a los que tienen que consultar fangosos libros para saber cómo deben sentirse cuando hacen sonar esa combinación de acordes, esa escala tan profunda...
Ni mucho menos me refiero a aquellos que ya lo saben todo. Aquí hemos pinchado en hueso; no hay remedio.
Tampoco estoy hablando de esos músicos que aprietan tanto que se olvidan de abarcar, ni a los que abarcan tanto que se les olvida apretar...
Ni por asomo hablo de los que son capaces de correr tanto por el mástil, por el teclado, por los tambores de la batería, que se les olvida parar, descansar y dejar a los demás descansar también...(Si hubiese algún lugar al que llegar mientras tocas tu instrumento, estoy seguro que esto de la hiper digitación no sería el camino).
Así que, el gran Capitán Kokorikó os lo dice..., que si quieres ser un músico de verdad, real, sin fisuras, con todas las de la ley, lo que viene siendo un músico-músico...
Entonces tienes que estar tan loco como para ignorar las normas, llevar la contraria, romper las ataduras, borrar el camino andado, cambiar de vez en cuando de dirección, mirar otros ombligos, atreverte a vivir los más salvajes sueños, los hechos con grandes decepciones, dolores inasumibles, felicidades de otro mundo...
Atreverte a sentirte desnudo, abandonado, maravillado, sorprendido...
Atreverte a llevarte la contraria, a levantarte antes que el sol (sin pasarse), a romper algunos platos, a gritar debajo de un puente, a hacer el amor con el corazón...
Así que ya lo sabes, aprendiz: nunca vas a llegar hasta el final; no existe. No hay más premio que tu trabajo. No vas a ser entendido por casi nadie y te dará igual. Y nunca, nunca estarás satisfecho con lo logrado.
Si quieres se ese músico-músico has de estar bien loco.
Pero no tanto que no puedas plasmar todo ello en un cuadro sonoro.
Tan cuerdo como para entender y amar la disciplina, tan cuerdo como para sabernos conectados, tan cuerdo como para intuir que la música trasciende todo entendimiento.
Entonces, que ya me estoy cansando de tanta murga, quedamos en que para ser un músico de verdad, de los buenos, debemos alcanzar altas cotas de locura, envuelta en el cotidiano manto de la cordura.
Habló el gran Capitán Kokorikó.