Bart está buscando entre sus ex y ninguna quiere saber más de él, la única que le falta es una hija de Cletus que se escapó de casa y emigró a la Gran Manzana. Por tanto, la familia entera decide acompañarle.
Lo primero es cuando dice Bart lo de ir a Nueva York. Yo me esperaba una reacción de Homer similar a la del primer episodio: pavor por volver a esa ciudad infernal. Nada de eso pasa, de hecho parecen obviar ese capítulo anterior y sustituyen la reacción de Homer por una de esas tantas tonterías que nos tienen acostumbrados las dos últimas temporadas. El resto del capítulo es todo pasteleo de Bart y la chica y Lisa y Marge ¡representando a Shakespeare! Ni rastro del humor ácido ni del gamberrismo del otro episodio, que ponen a los neoyorkinos como una sociedad completamente desquiciada, en la que Marge y Lisa son dos paletas de pueblo flipando con la gran ciudad, y lo mejor de todo, Homer cometiendo cagada tras cagada que acaba finalizando con una ida de olla y el coche destrozado, todo por salir pitando de esa ciudad.
Lo dicho, nada nuevo comparado con las últimas temporadas. Mucha gente dice que el problema es que se les han acabado las ideas; para mí no es así, tienen ideas de sobra, lo que falla es la actitud. Antes no tenían ningún reparo en criticar y reírse de quien fuera, los guiones estaban currados y los personajes tenían su gancho y empatizabas con ellos. Ahora parece que lo único que les importa es hablar del nuevo iPhone, demostrar que son cool y están a la moda y haber pasado de un Homer cortito pero entrañable y de buen corazón a un gañan estúpido que solo vomita tonterías.