#15074 . Ya te digo....
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#15075
Bueno, los Onions fueron los maestros de las sintonías televisivas y de cine de Spencer y Hill durante los 70´s y 80´s en Italia, y compusieron para muchas sintonías de dibujos animados también. Aquí lo que hacían era que las voces solían ser sustituidas por Mocedades bajo el nombre de Popitos.
Muchas de esas series de dibujos eran Españolas de la BRB Internacional.
Bueno, los Onions fueron los maestros de las sintonías televisivas y de cine de Spencer y Hill durante los 70´s y 80´s en Italia, y compusieron para muchas sintonías de dibujos animados también. Aquí lo que hacían era que las voces solían ser sustituidas por Mocedades bajo el nombre de Popitos.
Muchas de esas series de dibujos eran Españolas de la BRB Internacional.
Unwired escribió:Bueno, los Onions fueron los maestros de las sintonías televisivas y de cine de Spencer y Hill durante los 70´s y 80´s en Italia, y compusieron para muchas sintonías de dibujos animados también. Aquí lo que hacían era que las voces solían ser sustituidas por Mocedades bajo el nombre de Popitos.
Cierto, unos cracks, porque hay temas verdaderamente buenos.
#15084
Im presionado me quede al escucharla por primera vez en la peli Bilbao de Bigas Lunas, 1978, así los conocí.
Y a Radiohead no les hice mucho caso hasta el 2001, con el álbum Amnesiac, cuyo tema Pyramid Song me dejo con esa buena sensación de cuando una vieja idea fresca vuelve a resurgir décadas mas tarde...
Im presionado me quede al escucharla por primera vez en la peli Bilbao de Bigas Lunas, 1978, así los conocí.
Y a Radiohead no les hice mucho caso hasta el 2001, con el álbum Amnesiac, cuyo tema Pyramid Song me dejo con esa buena sensación de cuando una vieja idea fresca vuelve a resurgir décadas mas tarde...
Baneado
¿Qué escucho? Pongo atención y escucho el sonido de los coches afuera, que entran a través de la ventana, sus llantas pasando sobre un pavimento humedecido, alguna moto, ruidos de motores de todo tipo, incluso el de algo que parece ser un camión pequeño. En segundo plano hay sonidos de aves, discretas, generalmente su bullicio es mayor cuando amanece, parece ser que les gusta celebrar la llegada del día, pero luego se apaciguan y aunque siempre están presentes, es mucho más sutil, dejando entrever un pequeño universo de diferentes especies.
Escuché estornudar a alguien en la calle, debe ser el vigilante. Mientras escribo esto puedo oir el leve sonido de mi respiraciön, como el aire entra y sale por mi nariz de forma incesante o algún ruido bucal o gutural que hago, porque a veces al escribir puedo de forma inconsciente traducirlo en un ligero murmullo sobretodo si hay algún pensamiento particularmente importante.
Hay cierto sonido ambiental, como del propio aire, como una capa invisible siempre presente. Y acabo de oir a la señora de servicio saludando a alguien, acaba de llegar.
¿Y donde está la música? Esa no interesa, cada vez interesa menos, y si la quito, puedo observar que permite la entrada de todo un mundo que con ella pareciera no estar, de cosas cotidianas, que uno siempre da por sentado y que hasta puedes subestimar, pero que te hace más real que cualquier ensoñación producto de la fantasía, con la música como abanderada. Y me gusta más la realidad que puede retarte para que te midas en tus posibilidades, que permite conectarte con algo que va más allá de ti que solo la música, el mundo me resulta ahora mucho más estimulante que nunca, un espacio de conquista, retos, aprendizaje, disfrute, experiencias... y desencantos y confrontaciones. Me gusta el sonido que emana el mundo, su sinfonía me invita a querer interpretarlo a todo dar. Pero primero hay que escucharlo como acabo de hacer, desde el silencio, como un observador atento estudiando el panorama, saboréandolo lentamente, percibiendo toda clase de matices, para luego lanzarse a actuar.
Sobre que estoy escuchando ahora, me gusta más escuchar al mundo ahora.
Escuché estornudar a alguien en la calle, debe ser el vigilante. Mientras escribo esto puedo oir el leve sonido de mi respiraciön, como el aire entra y sale por mi nariz de forma incesante o algún ruido bucal o gutural que hago, porque a veces al escribir puedo de forma inconsciente traducirlo en un ligero murmullo sobretodo si hay algún pensamiento particularmente importante.
Hay cierto sonido ambiental, como del propio aire, como una capa invisible siempre presente. Y acabo de oir a la señora de servicio saludando a alguien, acaba de llegar.
¿Y donde está la música? Esa no interesa, cada vez interesa menos, y si la quito, puedo observar que permite la entrada de todo un mundo que con ella pareciera no estar, de cosas cotidianas, que uno siempre da por sentado y que hasta puedes subestimar, pero que te hace más real que cualquier ensoñación producto de la fantasía, con la música como abanderada. Y me gusta más la realidad que puede retarte para que te midas en tus posibilidades, que permite conectarte con algo que va más allá de ti que solo la música, el mundo me resulta ahora mucho más estimulante que nunca, un espacio de conquista, retos, aprendizaje, disfrute, experiencias... y desencantos y confrontaciones. Me gusta el sonido que emana el mundo, su sinfonía me invita a querer interpretarlo a todo dar. Pero primero hay que escucharlo como acabo de hacer, desde el silencio, como un observador atento estudiando el panorama, saboréandolo lentamente, percibiendo toda clase de matices, para luego lanzarse a actuar.
Sobre que estoy escuchando ahora, me gusta más escuchar al mundo ahora.
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