"intercambio modal"
Sí, hay intercambios modales entre la tonalidad mayor y menor. Es increible cómo se lleva la tonalidad donde le da la gana. No conocía esta obra y no veas si la estoy disfrutando. Muchas gracias.
Algunas ideas del filósofo Theodor Adorno sobre esta Missa de Beethoven, que significa una forma nueva, desconcertantemente "moderna", como otras obras tardías de Beethoven, de afrontar la expresión y concepción de lo onto-teológico, de falta de armonía ( o sea, de la ruptura) entre la subjetividad y la objetividad.
Adorno califica las obras tardías de Beethoven como esencialmente alienadas y alienantes: obras complejas e imponentes como la Missa Solemnis y la sonata Hammerklavier repelen al público y a los intérpretes por igual debido a que las exigencias técnicas que plantean y su sentido inconexo e incluso alterado de la continuidad interna no ofrecen una línea fácil de seguir.Adorno arguye que mientras Bach podía abordar temas de fuga con una suerte de inocencia nueva y directa, similar a la relación entre compositores "subjetivos" y sus inspiraciones cantabile, en la Missa Solemnis "desapareció una armonía del tema musical y las formas musicales que habían permitido algo similar a la inocencia en el sentido que Schiller le da a la palabra, La objetividad de las formas musicales con las que trabajó Beethoven planteaba la cuestión de ontología fundamental en términos de subjetividad, y la obra casi se pregunta "qué y cómo puede cantar uno sobre lo absoluto sin engaño". Por consiguiente, Adorno ofrece un análisis increíblemente imaginativo de la estilización y los arcaísmos de la Missa, su movimiento regresivo "hacia algo no expresado, indefinido", lo que resulta en una estilización escolástica y un estilo indirecto basados en una fantasía composicional que conceden a la obra su carácter extraño, no concluyente y desconcertante. Despojada de su armonía entre lo subjetivo y lo objetivo- aquí Adorno reafirma la primacía en el Beethoven tardío de la oposición interna irreconciliable nunca resuelta- , en realidad la Missa "es una obra de (...) exclusión , de renuncia permanente". En el proceso también renuncia al objetivo de reconciliar "lo universalmente humano" con una forma concreta de ser humana. Esta suerte de desencanto por parte de Beethoven es lo que Adorno llama, con cierta ironía, "un esfuerzo del espíritu tardío". (Edward W. Said. Sobre el estilo tardío: Música y literatura a contracorriente)