Teo Tormo escribió:
Para determinar si esta cazadora era una anomalía o una de muchas en su época, los investigadores llevaron a cabo una revisión de 429 individuos del Pleistoceno tardío y el Holoceno temprano enterrados en 107 yacimientos. Los científicos hallaron que 16 de los individuos enterrados con caza mayor eran hombres y 11 mujeres.
De 27 enterramientos extrapolamos que en el pleistoceno la caza era una actividad paritaria... sin lugar a dudas, todo cambia con perspectiva de género. Y ala a cuestionar toda la literatura antropológica de los últimos 100 años
No sólo cazaban si no que además iban de rosa.
Es harto curioso que entre la inmensa mayoría de tribus de cazadores-recolectores actuales la división por géneros del trabajo sea lo más común. Aunque como dicen la mayoría de estudios, ni los hombres dejan de recolectar cuando cazan ni las mujeres de cazar cuando recolectan.
Así en una búsqueda rapidita en Google.
Alguien escribió:
La división del trabajo que se atribuye convencionalmente a estas sociedades es simple: los hombres cazan, las mujeres recolectan. Harris y Ross (1991: 31) contemplan la posibilidad de que durante el Paleolítico las estrategias de caza hubieran sido transmitidas a individuos de ambos sexos, en gran parte debido a la probable alta mortalidad y la peligrosidad de la caza de entonces. Una excesiva rigidez en la división sexual del trabajo podría, por esto, provocar una falta en los alimentos de origen animal, preferencia del grupo humano.
Tampoco está claro que los grupos cazadores modernos (estudiados a partir de la expansión europea) dividan sus tareas en una especialización sexualmente inamovible. La carga del cuidado de los niños recae en las mujeres provocando un "ingreso cesante" (Harris y Ross 1991) por su parte. Lee (1981) en su artículo sobre los !kung no contempla este tipo de trabajo femenino (por no proveer de alimento al grupo), lo que le lleva a suponer un mayor esfuerzo, contabilizado en horas de trabajo productivo, a la actividad de los hombres por contraposición a la de las mujeres (3). En cualquier caso, y teniendo en cuenta las variantes locales, puede decirse que en mayor o menor medida, los hombres nunca han dejado de recolectar mientras cazan, y las mujeres nunca han dejado de cazar mientras recolectan (Valdés 1977: 16).
https://www.ugr.es/~pwlac/G21_22Oscar_Arce_Ruiz.html
Pero nada, vamos a contarles a los yanomami que lo están haciendo mal.
No digo que no sea un descubrimiento para reflexionar, pero también me da que hay quien ha saltado rápido al discurso identitario porque garantiza mucho retweet y viralidad en las redes.