Últimamente he estado leyendo mucho respecto a diferentes formas de conseguir una grabación/reproducción que se asemeje lo más posible a la experiencia concertística real, que te haga sentir que estás ahí a la vez que se está tocando la música, que se obtenga una sensación 3D, y no sólo un frente sonoro más o menos ancho.
Lo primero y más antiguo sería usar una cabeza artificial, que da una sensación tridimensional cuando se reproduce en auriculares que parece magia... El problema es cuando se reproduce en altavoces, ya que la sombra de la cabeza no está, se produce crosstalk, y el efecto desaparece. Leí una solución para poder reproducir ese efecto en dos altavoces conocida como estéreo transaural, que mediante ecualizaciones y retardos de las señales elimina el cross talk y es capaz de reproducir el efecto binaural en sólo dos altavoces, pero tiene problemas: si te mueves del sweet-spot, se pierde el efecto. Otro más es el rollazo de calcular los delays y ecualizaciones para conseguir ese efecto transaural (hoy día se podría hacer con un plug-in -si es que existe-, pero en su momento debía ser un pestiño tener que ecualizar y retardar para conseguirlo).
La pregunta es: ¿no es la grabacion con cabeza artificial un método obsoleto, existiendo como existen otras formas mucho más sencillas y con mejores resultados en cuanto a tridimensionalidad? (Me refiero a una reproducción que no sea en auriculares).
El siguiente paso serían las técnicas surround (de las que el ya veterano Decca tree sería un buen ejemplo, junto con el doble MS y el Masaki Square), que casi siempre acaban reproducidas en un sistema estéreo, sin dar pie a que se pueda jugar con su "tridimensionalidad".
Llega el 5.1, el 7.1, y parece que la cosa cambia: montajes de micro evolucionados del Decca tree que sustituyen el micro central por un par ORTF o un Blumleim, un MS o doble MS (he visto incluso quien añade un Faulkner), se ponen micros para tomas traseras... Habiendo esto, ¿quién quiere cabezas artificiales y los engorrosos sistemas transaurales?
Ahora bien, a raiz de una grabación en la que participé tocando y se usó un micro Soundfield, me dio por investigar y descubrí lo relativo al "B format" y ambisonic. Decir que me quedé pasmado por lo que hacía ese micro y las posibilidades que ofrece es decir poco. Pude ver cómo sonaba ese micro en omni (mono), como MS, Blumlein, como un par de omnis espaciados... ¡y sólo dándole a la matriz que había en la sala de control...! No pude ver cómo funcionaba en 5.1 porque sólo había dos monitores, pero es que ese micro puede funcionar a 16.1 y más! Encima, el B format consigue y aporta información arriba/abajo, aparte de la izquierda/derecha, delante/atrás, siendo un sistema que, si cuentas con el sistema reproductor adecuado, te da el ansiado sonido 3D.
He visto un Decca tree que sustituye el central por un micro Soundfield para obtener un 7.1, pero... ¿para qué montarlo en un Decca tree si ese micro, sólo, de por sí, ya te da el 7.1 sin necesidad de más micros? En la grabación que comento, usaron únicamente el Soundfield como "par principal", con sus "outriggers" y spots como refuerzo para focalizar, pero él sólo se bastaba dar la imagen estéreo (o la que se deseara usando el descodificador).
Existiendo estos micros (o el formato nativo, que no deja de ser un doble MS matriciado de forma acorde), ¿tienen algún sentido todos esos montajes surround, pudiéndose hacer con un micro solo?
Si hay alguien que tenga experiencia con esos micros o controle de "B format", le agradecería me contara sus experiencias.
Un saludo.