Sí, sí... muchas risas, pero la primera vez que llegas a Hanoi échale güevos para cruzar la calle.
Requiere de una confianza en la providencia puramente budista... no mires ni a izquierda ni a derecha, simplemente avanza y cruza, no te detengas. Nadie va demasiado rápido y el más grande vigila no embestir al más pequeño.