Historias del abuelo Cebolleta

Olaf Svendson
#1 por Olaf Svendson el 07/12/2023
Han pasado unos veinticinco años desde que tuve una experiencia que ahora recuerdo entre risas, pero que en su momento tuvo su "aquél". Aconteció en el siglo pasado que el estudio estaba ubicado en un edificio que tenía una instalación de distribución eléctrica general que estaba en las últimas, pero en las últimas últimas, hasta el punto en que falló aquéllo de la conversión de trifásica 380V a bifásica 220V, y todo lo que había enchufado a la red en ese momento sencillamente hizo "--------". Afortunadamente, había instalado un estabilizador de tensión en la toma de corriente principal del estudio, lo que sirvió de cortafuegos, aunque el SAI tampoco se salvó. Viejas historias de las batallas contra los voltios cipayos en Sebastopol.
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Gustavo
#2 por Gustavo el 08/12/2023
#1
Olaf Svendson (McGyver) escribió:
Han pasado unos veinticinco años desde que tuve una experiencia que ahora recuerdo entre risas

Poca risa tuvo que haber en su momento si después de un cuarto de siglo lo recuerdas. Imaginando el material que por aquel entonces ya debías usar, se entiende perfectamente...
Precisamente hace 48 horas volví a recordar por qué me compré los dos SAI. Estaba pasándome 5Gb del pendrive al pc, y justo en ese momento se fue la luz. La emoción de ver la barra de progreso versus los pitiditos del SAI cada vez más seguidos...
Conozco a una persona que ni SAI ni estabilizador ni gaitas... Usa papel y boli. Cada vez que se le corta la electricidad anota día y hora de la incidencia (por lo visto me comentó que en su pueblo no es algo inusual), y luego hace la correspondiente reclamación (con daños a alguno de sus aparatos). Lleva un plan renove de su estudio la mar de curioso...
Saludos Olaf.
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Siete7
#3 por Siete7 el 08/12/2023
#2 No sé si será el mismo, pero yo conozco a otro que hace exactamente lo mismo, y me parece cojonudo.
Yo hace unos 15 años pasé uno de los días más tristes en cuanto a cacharros se refiere, se me jodió el RAID que tenía en el ordenador con miles de archivos, trabajos, sonidos, mis colecciones personales de sonidos creadas desde hacía años, imágenes... Me soplaron 4000€ para recuperarlo, pero lo recuperé, desde entonces tengo backup del backup de la copia de la copia en un disco RAID tipo 5 y Time Machine a saco.
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Gustavo
#4 por Gustavo el 08/12/2023
#3 Si mal no lo veo yo tampoco, y más teniendo en cuenta que vive a tiro de piedra de una ciudad grande que, allí sí, no hay problemas con el suministro (de lo que se deduce que la eléctrica, cuando hay picos de consumo, no se corta en meterle mano al suministro de los sitios de alrededor).
Saludos!
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Olaf Svendson
#5 por Olaf Svendson el 13/12/2023
En mis tiempos de juventud, me relacioné con personajes en el mundo de la música de aquéllos tiempos que era de lo más diverso; aquéllo sí que era verdadero multiculturalismo porque casi cada cual hacía algo diferente al resto; la cuestión es que algunos guitarristas (más de uno y de dos...) se centraban en sus comentarios en destacar los fallos de tal o cual que estaba en esos momentos en su actuación estelar. Está claro que dentro del amateurismo la cantidad de errores en la ejecución instrumental es lo habitual, pero de ahí a hacer sangre pues hay un camino largo.
Yo mismo me reconozco que cuando escucho tocar a alguien, activo un análisis sobre la interpretación etc que incluye varios aspectos diversos, pero esto no me lleva a la negación de la obra ajena ni a la desaprobación del intérprete; no siendo nadie perfecto nunca entendí bien del todo la falta de fe en la mejora del aspirante a músico, por parte de "ciertos" guitarristas. ¿Una forma quizás de mitigar la propia mediocridad? Quién sabe.
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Gustavo
#6 por Gustavo el 14/12/2023
#5 Hay una etapa primigenia en todo músico, en el que la aproximación inicial al instrumento es con el planteamiento en la cabeza de "quiero ser el mejor en esto"; y hay un tiempo inmediatamente posterior en el que te vas midiendo con el personal en esos términos de mejor-peor. Lo normal es que sea pasajero y, en realidad, no es malo en sí. Una etapa de desarrollo músico-personal, diría yo... y que por lo general no debería durar mucho. Amén de esto, esa comparación debería ser en términos de "¿yo creo que puedo hacerlo mejor?", no de hacer crítica destructiva al supuesto "contrincante".
Por desgracia he conocido gente que se ha quedado en esa etapa, tanto a nivel de competencia instrumentística, como de hacer hincapié en los defectos ajenos más que en las propias virtudes (pero son casos muy muy contados).
Recuerdo en unos locales de ensayo cerca de Puente de Vallecas que tenían también una sala para hacer conciertos (no recuerdo el nombre de los locales; allí ensayaban grupos con solera como Rico (Post-Nacha Pop); lo comento por si alguien se ubica y me lo recuerda).
Bueno, el caso es que fui invitado a un concierto allí por un guitarrista que había conocido en un viaje anterior a Madrid en el que estuve ensayando con varios grupos. Llegado el punto, el chaval conocía al batera del grupo que tocaba y me presentó (y se le fue el pico un poco poniéndome por las nubes con lo de la batería). Total, que el batera llamó a sus colegas y, de pronto me vi inmerso, sin quererlo ni mamarlo, en una drumbattle por todo lo alto.
Le dije al tipo que empezara él y, la nota más lenta que dio fue una semifusa; lo dio todo... se levantó de la banqueta, empezó a chocar manos con los coleguillas... Yo no entendía muy bien ese nivel de competencia a nivel amateur (tanto él como yo); "cosas de madrileños", pensé yo...
Me llegó el turno; pedí una sola baqueta (aquí mi amigo guitarrista se vino arriba y le dijo algo sonriendo a la oreja al otro batera); el chaval andaba algo descolocado con lo de que usara sólo un palillo.
Y ahí me tiré sin paracaídas; el fill de mi vida: di un baquetazo a negras, sólo uno, a cada elemento de la batería: caja, tom1, tom2, base, bombo y platillo. "Está afinada!" sentencié; me levanté y me fui para el bar; de espaldas se oían las risas, y más choques de manos en plan NewYorker.
Mi compi guitarrista vino detrás de mí y me dijo medio mosqueado "Pero tío, qué has hecho". Se sentía medio (o sin medio) avergonzado de mí; yo sólo le contesté algo así como "hoy no lo entiendes, pero dentro de un tiempo lo entenderás".
No he vuelto a verlo desde entonces para saber si, al final, lo entendió...
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