La IA se lleva por delante una ingente cantidad de escritores, cineastas, fotógrafos, ilustradores....Y pronto formarán parte de todas y cada una de las tareas, artes y oficios que solemos hacer ahora los humanos.
Y, por supuesto, que no se me olvide..., también se llevará por delante a los músicos.
Desde luego que ningún músico se va a quedar sin poder crear música, faltaría más. Pero eso de vivir de la música va a quedar en un espacio cada vez más reducido, porque cada persona de este mundo que tenga acceso a internet y sepa escribir y describir, va a obtener de la IA un tema indistinguible del creado por un humano músico. Y en muchos casos, el resultado será mucho más satisfactorio que el creado por un muy buen músico.
Vale, ya me estoy haciendo a la idea.
Recuerdo ese dicho: lo interesante no es llegar, sino hacer el recorrido.
Me veo a mí mismo pasando ocho horas diarias trabajando con el ordenador, moviendo el ratón, extrayendo melodías, arreglos, conceptos y texturas que yacen en estado latente en algún lugar indeterminado. De algún modo sé que estoy haciendo trabajar a mis neuronas, que a modo de otro tipo de ordenador, se conectan y traen al presente todo eso que apenas podemos nombrar, eso que está en el espacio de lo indeterminado, de las ideas, de lo inconcreto.
También sé que todo ese movimiento, ese caminar aunque cueste, es lo que hace que yo, como músico y como persona, vaya creciendo, expandiendo mi comprensión de lo que soy y de lo que es posible, abriendo caminos que me llevan cada vez más lejos...
Hacer música es como cocinar. Hay un placer en la preparación de la comida como hay un placer en componer la música.
Hay un placer en el cansancio que sentimos al llegar a la cima de la montaña. Y ahora, con tan sólo chasquear los dedos, llegamos a la cima sin siquiera dar un paso.
Venga, Capitán, vamos terminando, que esto no nos lleva a aclarar nada.
Claro que no, aún es pronto para saber. Pero si nos vamos a quedar sin trabajo, habrá que espabilar para seguir dando razones a nuestras neuronas para que se unan. Porque lo contrario es que nos podemos quedar vacíos, sin motivos para caminar hasta la cima, sin razones para disfrutar de los sudado.
Y, por supuesto, aún podremos seguir haciendo música...en la intimidad.