***** "La saturación como concepto emocional" ****
No recuerdo con exactitud, en que momento el concepto de "saturación" empezó afectar directamente el desarrollo de mi vida. Lo cierto sin embargo, es que en estos últimos años me he ido alejando progresivamente de este problema, y lo he dejado bastante atrás; a veces, casi he conseguido que su influencia se difumine, y pierda nitidez perceptiva, quedándose a lo lejos, como una niebla de materia sonora; un recuerdo latente aún, pero más molesto que sombrío.
Podríamos hablar de "saturación emocional" como una deficiencia, producto de la desbordada sociedad actual. En estos tiempos cambiantes, la información viaja sin tregua y los mecanismos para acceder a ella se sitúan ante nosotros, ofreciéndonos múltiples formas de disfrutar, aprender, formarnos, o simplemente abrirnos puertas que tal vez no sean las correctas: pero esas puertas se abren sin cesar día a día, nos engullen y nos conducen a círculos viciosos, y bucles confusos, haciéndonos a veces perder tiempo, aunque en otras ocasiones suceda lo contrario, y nos hallemos de repente sumergidos en un pequeño universo apasionante.
Para una persona sensible, inquieta, e inconformista mentalmente, el escenario actual es un lugar casi infinito, donde grandes cantidades de información nos rodean, y nos desafían, forzando a veces a nuestra cabeza: descentrándola y distorsionando sentidos y emociones.
Recuerdo épocas en las que un solo día, se podían gestar entre mis neuronas una variedad de proyectos de todo tipo, que no abarcaban tan solo el tema artístico, sinó también el mero aprendizaje formativo.
Existen teorías muy simples para combatir tanta saturación. A veces, reflexiono acerca de una vida simple, en la que un poco de sol y cariño, provoca en mi interior una fluctuación de paz y sosiego. Pero simplificar las emociones y ceder al reto de descubrir, es un error que no deberíamos cometer. Se habla mucho de que la clave para que una persona inquieta sobreviva impune ante toda esta vorágine: está en el filtro, en la selección. Tanto el filtro como la selección de información, prioridades y objetivos, tienen que basarse también sin embargo, en unos valores ceñidos a la realidad; una conciencia de modestia, o más bien de sinceridad con uno mismo. Lo que deseamos, lo que realmente podemos abarcar y lo que no; cerrar puertas innecesarias, no implica necesariamente convertirnos en seres simples o monotemáticos, artísticamente hablando por ejemplo. Pero lo que es muy evidente, es que si deseamos disfrutar y aprender, bebiendo de distintos canales y ser capaces al tiempo de dominar todo ello sin estresarnos y desesperarnos: deberemos entonces plantearnos si todo aquello que está consumiendo nuestra mente, nos llena y nos ilusiona como debería.
Personalmente, he vuelto a componer (hará unos meses), y lo he hecho con una calma distinta a otras ocasiones. El resultado no ha mejorado mis trabajos musicales anteriores, pero en cambio si me ha auxiliado en cuanto a métodos de creación se refiere; aportándome además una bocanada de aire fresco y real, y una energía objetiva muy importante. Del mismo modo soy consciente que más allá de la música, el cine me interesa como arte, y de momento seguiré trabajando en este tema, buscando crear e inspirarme, sin perder el mundo real de vista. Del mismo modo sigo escribiendo, aunque me cueste más que en otras épocas. Leer más libros puede estar ahora mismo mejorando la calidad de mis ideas y prosa, y reafirma en parte mi maltratado y olvidado vocabulario.
Sin embargo, ¿que es la creación y el arte sin el alumbre del amor y el cariño? En realidad, el simple deseo de gozar de una paz y un abrazo a media tarde, mientras la puesta de sol escenifica de matices el cielo, no es incompatible con una dedicación y un cierto sacrificio artístico en nuestras inquietudes y ensueños creativos. El equilibrio no es fácil, pero pienso que día a día voy aprendiendo más sobre la cuestión. Una mente limpia de estrés es un contenedor fantástico para almacenar y trabajar toda esa información: que bien filtrada, puede inspirar nuestro mundo neuronal, y por fín algún día (quien sabe), saciar y colmar nuestros objetivos en todos los sentidos.
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