Lo que quiero contar se refiere más bien a la madurez que me atañe, la mía. Y puede que la tuya.
Lo digo por la tendencia general que estamos viviendo, en la que estamos alargando peligrosamente la edad en que podríamos abrazar una madurez adulta, la que dice que con esa madurez adquirida vendrían también esas "indeseables" responsabilidades.
No voy a poner ejemplos, que están ahí, avasallándonos, para todo el que quiera verlo.
Bueno, jajaja, no me puedo resistir...
A ver, Yolanda diciendo que no le entendemos, porque ella quiere hacer cosas chulis en el gobierno.
Desde aquí te digo....¡espero que sean pocas cosas...!
O mejor, ninguna.
O esos hijos que no se van de casa ni a hostias. Hijos de cuarenta y dos añitos.
O esos padres que tienen hijos más maduros que ellos mismos. Hijos de menos de diez años, claro.
Bueno, hasta aquí los ejemplos. Puedes seguir aportando los tuyos.
Pero ya empezamos mal cuando se prohíbe cosas porque parecería que no podríamos gestionarlas nosotros mismos.
Por ejemplo, sin irnos muy lejos, este espacio off topic. Aquí no puedo hablar de política.
Vaya, así que una comunidad de músicos, supongo que en casi un cien por cien mayores de edad, presuponemos que no tenemos el control sobre nuestro discurso, y que como no vamos a poder gestionarlo, lo mejor es....¡sí, prohibirlo!
Sentido común cero, estupidez, uno.
Porque parecería que, en vez de centrarnos en proponer las reglas que nos acerquen, mejor anular la posibilidad de comunicarnos.
Como si fuésemos nenes de baba.
Imagino que sería muy bien recibida la "regla" de no poder hablar del reguetón, sobre todo porque lo que no se nombra, no existe. Bravo.
Y ¿Qué tal si de vez en cuando, en medio de una de esas discusiones bizantinas, hacemos un resumen sobre dónde estamos, que conclusiones se van formando, y dónde llegamos a un punto en el que hay dos posturas diferentes? Sería ahí donde podríamos centrarnos, y tratar de entender al otro. Ah, claro, que es que no se trata de entender al otro, sino machacarlo. Vale, vale, ya veo...
No va a ser fácil, sobre todo llegados a este punto ridículo de la película.
Y bueno, para no ser el idiota que habla y no propone, aquí van algunas propuestas para lograr algo parecido a una comunicación real.
Tienen que ver con cosas básicas que mi hijo de once años ya entiende perfectamente.
1 - No avasallar.
2 - Ponerse en la piel del otro, entender que puede que tenga alguna parte de razón.
3 - Expresar claramente los puntos en los que sí estamos de acuerdo con el otro.
4 - Tratar los datos de forma respetuosa. Los datos son datos, y hay que elegir los mejores.
5 - Oír de forma activa al otro. Darle su espacio, e incluso tratar de entender lo que nos resulte más sombrío de su argumento.
6 - Desear poder cambiar de opinión cuando los argumentos del otro sean tan claros que no nos quepan dudas.
7 - Expresar claramente lo que más nos ha gustado del otro, y también el punto en el que nos hemos quedado al finalizar el intercambio.
8 - Recordar que ambos, tú y el otro, queréis lo mejor para todos, para nosotros mismos, para nuestros allegados, para nuestra comunidad, nuestra ciudad, nuestro país, nuestro mundo.
9 - Usa tu empatía, aunque creas que el otro está totalmente equivocado.
Lo mismo podría seguir, pero te dejo pensándotelo. Ya sé que tú no eres así, que tú eres un tipo asertivo y genial, y que siempre usas ese sentido común del que todos queremos hacer gala. Pero puedes hacer de puente cuando estés presente en esa conversación en la que siempre parece que alguien debe morir, en nombre de la razón.
Entonces, ¿Maduro o no Maduro?
Tú sabrás, amiguete.