Félix José del Valle Gastaminza, profesor de la escuela de ciencias de la información de ñla UCM, especializado en Documentación y archivos fotográficos,, su abuelo ilustre arquitecto innovador en el Logroño de los 50, su padre un tío majo también arquitecto y su madre, Marisol, una donostiarra simpática y ya sorda como un tapia, familia numerosa y hermanos amables, la mejor gente de la ciudad, Popé, que así le llamábamos y yo nos hicimos amigos hace mucho, con trece o catorce años, dando vueltas para quedar con chicas en aquellas cuadrillas en el tontódromo, pijos contra camorros.
Pero Popé era de otra clase, del pensamiento, aficionado a los discos, compartíamos gustos minoritarios por grupos que no conocía nadie, venía a verme a las primeras actuaciones, a la primera vino.
Estaba en Villoslada de Cameros con un amigo que le devolvía visita, dando una paseo entre hayas y robles, no muy duro, un paseo, estaban hablando y de repente se desplomó, poco antes de las dos de la tarde, a punto de volver a la cas que tiene su mujer, Yolanda, en el pueblo camerano, con la mesa puesta.
Así que ayer no entré mucho en polémicas y, de suerte, cambié mi pseudónimo.
Muerte repentina, fallo eléctrico provocado por un colapso cardíaco, nada de infarto, instantáneo.
Estás tan tranquilo, y, zas.
De momento nada de los de mi generación empiezan a caer, algo fortuito.