Por la noche, escuche unos ruidos extraños en la cocina y me levante dispuesto a defender mi territorio como buen macho cabrio iberico. Tras dar los primeros pasos con cautela, dislumbre una silueta abrupta en la lejania que se movia de forma tenebrosa entre las sombras. La luz de la luna, se filtro por la ventana haciendo brillar dos ojos de aspecto monstruoso, que al percatarse de mi presencia, se clavaron como dos carbones salidos de las fraguas de Mordor. El panico atenazaba cada uno de mis musculos...
- Es mi madre. - Me dijo mi novia
- ¿¡Como?! ¿Y que cojones hace agazapada como una comadreja en la cocina.
- Es que cuando no puede dormir le entra ansiedad y se harta a comer.
¡¡Puta foca!! No estoy trabajando yo para que le crezca el culo. El proximo dia que venga, le meto veneno para morsa en las magdalenas, y cuando me despierte el terremoto que produciran las 3 toneladas de carne de elefante al caer inertes al suelo, me levantare jubiloso para darle de patadas.