En cambio (sin en cambio, que dice el populacho) uno lee y escucha atrocidades sistemáticas en mano y boca (za) de priodistas y políticos (dos plagas, terribles plagas). Venía ahora escuchando la SER y uno (uno de estos) ha dicho "deliencuenciales"; ¿cómo que delincuenciales, hijodeputa?, será delictivos, el delincuente es que delinque; el objeto del delincuente es el delito, el delincuente no "deliciona", ni sus delitos son delincuenciones; como tampoco se debe admitir "recepcionar" ni la ya admitida "explosionar".
Ayer me mandaba Euridia un enlace a un prorama de Redes, de Punset sobre antropología y lengua. Como el que no quiere la cosa, el linguista, invocando a un liberalismo competitivo para las lenguas, ponderaba al español y el inglés (incómoda pareja, a mi juicio) por ser permeables, por dejarse sodomizar (diría yo) y por ganar adeptos o usuarios en función de la capacidad de ganar adeptos (al estilo de los profesores que cobran más en función de lo llenas que están sus aulas, una especie de "evolución lingüística por incentivos", casi a comisiòn.
Criticaba el inglés antes Punset que Francia tenga un casi ministerio para preservar la lengua francesa de los anglicismos, vale, será una posible causa de esclerosis de ese idioma; pero que los butaneros, los balseros y las secretarias (o los "Hoyggan", que decís aquí) sean los que moldeen nuestro idioma, me parece peor.