Es que muchas veces los padres son peores que los niños. El otro día, una compañera del curro me comentaba cómo en una cabalgata hace años, una señora le increpó que no se quitara para que ella pudiera coger caramelos para "su niña" (la cuál tendría más de cuarenta, según me dijo mi compañera).
Yo, por ese y otros motivos, hace ya muchísimos años que no voy a una cabalgata; me agobia ver tantísima gente dándose de leches...
Deben haber dejado de añadir psicofármacos en el agua corriente.
Asombra ver lo barata que vende la gente su dignidad. Unos caramelos...