Si recordáis alguno, hace unos dos años y medio, en aquel outlet que montamos y que sacó durante unos dos años de la ilegalidad e ignoninia laboral, nos entraron una banda y nos robaron, a nosotros nos robaron muy poco,no eran cosas de las que les podían interesar, además o pequeñas de escaso valor o grandes de tampoco muchos (sillas de oficina a 39 pavos...).
Pero nos prepararon un 18 de julio importante, había una caja fuerte de la revolución industrial, se pensar´na que había cosas de calor y, con una lanza térmica, acabaron preparando un pequeño incendio que atajaron con uno de los extintores de polvo que había: estuvimos quitando polvillo blanco durante un mes o más, en un momento crucial de la empresa, fue un golpe tremendo y era lo que necesitaba yo, ya harto de atender a viejas-mina flotante de arguelles para salir por piernas.
Atribuimos aquel robo, por el estilo que imaginábamos militar, a una banda de ex militares del este, de estos que entran en chalets a lo bestia o en naves industriales.
Hace unos meses me llega una citación de un juzgado por la que tenía que presentarme de testigo en un juicio, en la citación, recibida por burofax, se me recordaba que era obligatorio presentarse y que podrá ser multado con una multa de entre 600 y 5.000 euros... (empezando a seducirme. y más después de mi experiencia con lo de la médico de la que, la verdad, salí de rositas con 90 pavos de multa por desobediencia leve a la autoridad, para lo que podía haber resultado...)
Fui la primera vez, Juzgados de lo Penal de Julián Camarillo, parecía la causa de Matesa, sin exagerar habrá unos cincuenta policías, en un momento entraron los acusados y, para mi sorpresa, no eran ni moldavos, ni rumanos, eran de aquí.
Hablando con algunos de los testigos que estaban en la gran sala de espera, me enteré que los figuras iban a ser procesados por una elevado número de atracos, algunos con violencia, y, según me contaron, con amenazas o lesiones sobre personas (lo nuestro fue por la noche, no les vimos la cara y, precisamente, me indignaba que yo fuera citado, ya que en la denuncia se dejaba constancia clara de que no habíamos tenido contacto con los malhechores, ni le veía ninguna lógica a mi comparecencia, ni podrá abundar en detalle alguno más allá de lo expresado en la denuncia, ni careo, ni testificación en especial, sucedió lo que sucedió, estuvo la policía científica y ellos establecerían la prueba que les vinculaba también con ese atraco.
Un juzgado de lo penal, cuando estás en esa sala de espera pretende ser un acto normal civil, es una obligación que se puede deducir de tu denuncia y, molestias aparte y al margen de mi consideración de que no aportaba nada de chicha a la denuncia e investigación por aquel suceso, entendía y entiendo que es parte del juego y era lo que me tocaba, eso sí, advertido estaba por escrito que me podían multar de no comparecer.
Pero no es una acto normal como lo es una boda o una lectura de tesis, es algo desagradable en su misma naturaleza, salta a la vista que los juzgados, sobre todo de lo penal, no son bibliotecas populares en las que encontrar alimento al hambre de saber, o un consultorio de salud en el que curar una herida: es un sitio donde la máxima instancia de lo punitivo del estado, ahí bueno se va a encontrar poco y malo bastante más.
Conversaciones que captaba de los grupitos de policías: cosas triviales, cosas de funcionario, que con alguna dificultad (tampoco demasiada comparada con otros) iban a cambiar de coche, o tenían dudas (una policía hembra) con respecto a las próximas vacaciones (yo ninguna este año, a ninguna parte), supongo que es habitual en su trabajo, ellos, eso sí, vienen en coches de policía, aparcan en donde quieran, que para eso tienen habitado espacio; mientras que yo tuve que pagar, de esa mañana, casi nueve pavos de aparcamiento privado, zona jodida donde las haya.
Luego estuvieron dando justificantes de asistencia parar los trabajos de la gentes (los que fichan, tienen jefe, nómina, andan con esa cosas, tienen, o venían teniendo, jubilación, en fin, esas cosas que yo hace tanto que ni disfruto ni padezco)
Y , de repente, una oficial, o lo que fuera, del juzgado nos dice que la vista se ha suspendido, que han faltado testigos y se nos convoca para dentro de dos meses, rumor de desilusión de uno de frustración de otros y de cagarme en alguna deidad (en el de mecagüen) yo.
Unos poilicóa follones delante de mí, y con complicidad manifiestan la inconveniencia.
No se qué os quejáis, si os van a pagar lo mismo, aparcais en la puerta y os quitan de estar persiguiendo malhechores por ahí, les repliqué más pancho que Villa.
(fin de la primera parte que ahora no puedo seguir escribiendo)