klausmaria escribió:
Mirando el gráfico de arriba a la derecha lo tengo claro... la solución a la homogeneidad es darles psicotrópicos a los músicos
Yo diría que al público, porque la experimentación existe y es muy buena hoy día. El problema es que está sepultada bajo toneladas de pop barato.
Dejo aquí lo que acabo de publicar en el artículo enlazado, que viene al pelo:
[...]Mi entrenamiento me permite entender los acordes, los ritmos y las melodías usadas en cada tema que escucho de pop. Tardo los mismos minutos que dura la canción. Mi memoria me permite recordar y comparar muchas escuchas a lo largo de mi vida como músico así que son muchas las estructuras musicales en mi cabeza como para no reconocer coincidencias constantemente a un nivel profundo.
Esto hace que para mí sea tremendamente aburrido escuchar música de "gran difusión", por lo simplista del producto, por el pretendido ajuste a unas normas musicales de bajo perfil para llegar a cuantos más oyentes mejor, cuyo dudoso mérito artesanal (el de reducir al mínimo el contenido artístico) es visto por otros como talento y chispa en la producción de temas, como la genialidad de gente tocada por una varita. El motivo de esta visión también es comercial, ya que tales productores son parte de la marca.
Se ha mencionado aquí que la demanda no modela este criterio de producción si no que (como se explica en
13,99 €) ésta se impone a través de los medios. Se crean marcas comerciales con la cara (y cuerpo) de ciertos cantantes o bandas. Se impone en los medios a base de talonario y termina siendo objeto de deseo del público por imposición comercial. A las contadas excepciones de "éxitos" independientes o de fracasos de producciones gigantes no se las puede considerar parte del grueso de estas demoledores campañas de promoción. Son de hecho el margen de error, el "resto" estadístico que por otro lado ayuda a crear la idea de que el "sueño del estrellato es posible y está al alcance de todos".
Quien se hubiera creído eso alguna vez entró al trapo, cayó en el aparato diseñado para convertir la carrera musical en otra parte del producto. No sólo la música, si no las vidas de los implicados, o los "detalles" de producción (para los más "frikis") son producto diseñado para la venta, lo que realimenta el interés del público en el negocio.
Que este estudio no revele nada nuevo no significa que no sea necesario para las muchas estupideces que se leen en prensa musical, como cuando aparecen las palabras talento, genialidad, madurez, sello propio, estilo personal, autenticidad, etc. que hacen que me suba el azúcar a mí y a los muchos que hemos salvado las castañas a productores "genuinos" en el estudio de grabación, con el 1% de nuestra formación musical.
Se dice aquí en otros comentarios que efectivamente hay otras músicas marginales que tienen mucho interés entre el público, y siento cierto alivio de que esto se aprecie, de que no esté oculto el trabajo de gente muy buena que renuncia a un modelo de producción en serie por crear en cada tema en cada disco una obra honesta, coherente, apasionada y miles de veces más rica que la media comercial. Están condenados a las minorías inquietas, a las cuentas corrientes de cuatro cifras, pero elevan su música a la categoría de arte, y tocan la fibra en clubes de gente que se va a casa con un motivo para realimentar la inquietud artística, la divergencia de pensamiento, la crítica, el gusto.
Hay música que produce mejores ciudadanos y esa es la que a mí me interesa.