TabuPlaytime escribió:Parece que tu también las ves, el amo de la duda, ahora ya no tanto..., solo que no quieres imponer aunque no dudes, aunque veas que hace daño a los, ... ahora te voy entendiendo.
No creas, hace tiempo que le doy vueltas al asunto sin encontrar una respuesta "correcta". El problema es que se opone el naturalismo de los fundamentalistas religiosos (la creencia en una ley natural sancionada por dios) al relativismo imperante en la cultura general (en la que nada es objetivamente verdad o mentira, sólo depende del contexto... el "son sus costumbres y hay que respetarlas"). Y esa es una guerra perdida, porque no jugamos con las mismas armas, nosotros constantemente cedemos terreno y ellos nunca dan un paso atrás.
Por eso creo que aunque como casi todos he sido educado en el relativismo, cada día soy menos relativista y más naturalista... naturalista ateo, eso sí, no creo en una ley natural dictada por dios, pero sí que hay cosas que son objetivamente buenas y cosas que son objetivamente malas.
Hay un libro interesante sobre el tema, El Paisaje Moral de Sam Harris. Creo que te gustará.
http://www.amazon.com/The-Moral-Landscape-Science-Determine/dp/143917122X
Para Harris del mismo modo que no hay una neurociencia católica o una física musulmana (la mera idea es ridícula) tampoco deberíamos permitir que la religión definiese la "ciencia moral". ¿Cuál es esa ciencia moral?, la que da respuesta objetiva a lo que las religiones dan, qué está bien y qué está mal, qué comportamientos y actitudes son correctos y cuáles no. ¿Cómo definirlo?, simplemente en términos de bienestar humano.
El libro creo que no está en español, pero puedes leer algunas sinopsis y entrevistas que cuentan mucho de qué va el libro.
http://www.sindioses.org/sociedad/paisajemoral.html
http://tabula-blog.blogspot.com.es/2010/11/sam-harris-puede-determinar-la-ciencia.html#.VXSe32CKHt0
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=125738
Harris piensa como tú (y la verdad es que también como yo):
Alguien escribió:A Sam Harris le exasperan las actitudes políticamente correctas que llevan a justificar el uso del burka, o la ablación del clítoris, desde una actitud supuestamente tolerante, multicultural; y le resulta fácil hacernos partícipes de esa exasperación. Cuando Harris afirmó, durante el debate que siguió a una de sus conferencias, que mantener a la mitad de la población metida dentro de un saco, y amenazar con golpear y matar a quienes se negaran a ello, no parecía una buena estrategia para maximizar el bienestar humano, una persona asistente (mujer, y asesora del presidente Obama en materia de bioética) le respondió que eso era “sólo su opinión”.
Harris niega que la moral sea sólo una cuestión de opinión. Para él, hay respuestas verdaderas y falsas a las preguntas morales, del mismo modo que hay respuestas verdaderas y falsas a las preguntas de física. Así pues, la moral entra dentro del ámbito de la ciencia. La ciencia nos puede ayudar en el empeño de lograr el máximo grado de bienestar para el máximo número de personas. La felicidad, el bienestar, no es fácil de definir, desde luego. Pero como explica el autor de forma muy gráfica, tampoco es fácil definir qué es la salud, y sin embargo todos los médicos saben a qué deben aspirar. Se puede argüir que no hay un consenso universal sobre los valores morales, sobre el bien y el mal. Ahora bien, ¿acaso el consenso científico es universal? Desde luego que no. Existen personas que se definen como científicos creacionistas y niegan la teoría de la evolución. Pero su discurso queda excluido del discurso científico, y no afecta en absoluto a la biología en cuanto ciencia. Del mismo modo, la existencia de los talibanes no debería afectar a la objetividad del discurso sobre el bien y el mal. Simplemente, los debemos ignorar.
Algunos dirán que afirmar tal cosa raya en el fascismo. El autor nos convence de que merece la pena reflexionar al respecto. Sam Harris sigue un razonamiento riguroso, pero su estilo es ameno y legible – al menos en inglés; ojala se publique una buena traducción al castellano que le haga justicia a su prosa.
Harris no dice que haya una única respuesta a cada pregunta, pero que la diferencia entre las respuestas correctas e incorrectas es bastante obvia.
Alguien escribió:¿Y qué ocurre si algunas personas simplemente tienen ideas diferentes sobre lo que es importante en la vida? ¿Podría la ciencia decirnos que las acciones de los talibanes son de hecho inmorales cuando los talibanes piensan que ellos se comportan de forma moral?
Como explico en mi libro, hay muchas maneras en que la gente puede prosperar, pero claramente hay muchas más maneras de no prosperar. Los talibanes son el ejemplo perfecto de un grupo de personas que están esforzándose por construir una sociedad que es obviamente menos buena que muchas de las otras sociedades entre las que elegir. Las mujeres afganas tienen una tase de alfabetización del 12% y una expectativa de vida de 44 años. Afganistán está entre los países con mayores tasas de mortalidad maternales e infantiles del mundo. También tiene una de las tasas de natalidad más elevadas. Consecuentemente, es uno de los mejores lugares de la Tierra donde ver como mueren mujeres y niños. Y el PNB de Afganistán está actualmente por debajo de la media mundial en el año 1820. Se puede afirmar sin ninguna duda que la respuesta óptima a esta triste situación (es decir, la respuesta más moral) no es lanzar ácido de baterías a las caras de las niñas por el delito de querer aprender a leer. Parecería de sentido común para nosotros, y lo es, pero lo que estoy diciendo es que también es, en el fondo, una afirmación en el terreno de la biología, la psicología, la sociología, la economía. Por tanto, no es contrario a la ciencia afirmar que los talibanes se equivocan en cuestiones de moralidad. De hecho, debemos decirlo, desde el momento en que admitimos que sabemos algo sobre el bienestar humano.
No sólo habla de talibanes, tampoco es que deje en buen lugar a los cristianos.
Alguien escribió:¿Qué opina usted del papel que juega la religión a la hora de determinar la moralidad humana?
Creo que en general su papel no es positivo. Las ideas religiosas sobre el bien y el mal tienden a centrarse en cómo lograr el bienestar en la vida futura, y eso hace que constituyan una guía nefasta para asegurar el bienestar en esta vida. Por supuesto que hay unas pocos gemas que se hallan en todas las tradiciones religiosas, pero en la medida en que estos preceptos son sabios y útiles no son, en principio, religiosos. No hace falta creer en que la Biblia fue dictada por el Creador del Universo, o que Jesucristo fue su hijo, para ver la sabiduría y la utilidad de seguir la regla de oro (trata a los demás como quieres que te traten a ti).
El problema de la moralidad religiosa es que frecuentemente lleva a que la gente se preocupe de cosas equivocadas, obligándola a tomar decisiones que perpetúan, sin necesidad, el sufrimiento humano. Véase el caso de la Iglesia católica: es una institución que excomulga a las mujeres que quieren ser sacerdotes, pero no excomulga a los sacerdotes varones que violan niños. La Iglesia está más preocupada por detener la contracepción que por detener el genocidio. Le preocupa más el matrimonio de los homosexuales que la proliferación nuclear. Cuando nos damos cuenta que la moralidad trata de cuestiones de bienestar humano y animal, vemos que la Iglesia católica tiene tanta confusión sobre temas morales como sobre cuestiones de cosmología. No ofrece un marco moral alternativo; ofrece un marco falso.
Aunque creo que el libro no consigue al 100% su objetivo sí da mucho que pensar.