El humo sube tras el monte Sino, las almenaras arden, los mortales bailan suplicando a su Deidad que les acompañe a la guerra. Sus enemigos son muy numerosos, pero si Ella alza tan solo su mano, las legiones caeran al vacio eterno. Hoy no tendrán piedad con ellos. Ellos no la tuvieron.
En el cielo oscuro, entorpecido por los viles deseos de los hombres crueles se entre ve una pequeña luz.
La Diosa Nersidia ha escuchado el llamado de su pueblo. Y ha contestado:
"Pueblo Mio, no teneis nada que temer en el dia de hoy. Vuestra Diosa estará con vosotros"
Los gritos de júbilo no se hacen esperar. Los enemigos tiemblan ante las puertas de aquellos a los que acechan, pues no saben que ha sido ese estruendo que acaban de escuchar.
Son los rugidos de los renacidos guerreros, cubren su cara con el color negro, pues negra es la esperanza que les espera aquellos que osaron atacarlos.
!Nersidia, Nersidia!
Claman los súbditos cuando la ven bajar entre nubes. Vestida con luz cegadora como el sol, armada con la Verdad y el Triunfo.
!Ay! de aquellos que se interpongan en su camino.
"Temblad, mortales, Nersidia está llegando"