Sé que Sí (Capitán Kokorikó)

Sé que Sí (Capitán Kokorikó)
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Subido por Capitán kokorikó el 13/10/2024
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Descripción
UN SER ANTIGUO

El técnico del ayuntamiento tiene que hacer un estudio sobre la parte vieja de la ciudad para completar el proyecto urbanístico que modernizará los viejos edificios y sus cochambrosas calles.
Todas las tardes se pasea metódicamente por esos barrios tomando notas y consultando planos. Muchas casas están en ruinas, otras tantas no figuran en el catastro y resulta casi imposible localizar a sus actuales dueños.
Hoy se le ha hecho tarde, pero a él no le importa echar alguna hora de más, lo que le importa es hacer bien su trabajo.
Está soltero y nadie le espera en casa.
Al llegar a aquel callejón se da cuenta de que nunca ha estado allí.
Siente una sensación en el pecho que le hace dirigirse hacia una de las casas. Más bien es un covacho excavado en la piedra, con una puerta vieja de antigua y ajada madera.
La noche cae de golpe, casi no puede ver y saca una linterna con la que escudriña por las rendijas. No hay nada que ver. Una parte de sí mismo se pone alerta y quiere irse de allí con urgencia, pero hay otra que le detiene y le apremia para saber qué hay dentro. Aquello no es una casa, es un agujero. En todo caso, algo muy antiguo.
En un acto irracional, busca un palo y fuerza la puerta, que acaba cediendo. Siente miedo, pero también una oscura fascinación que le hace aventurarse hacia adentro.
La linterna no es suficiente, no puede ver bien los detalles, las sucias paredes. El olor es duro, profundo y denso. El suelo es blando, casi viscoso. No es una casa, no. Es una cueva.
Le asaltan las dudas, su boca reseca; no sabe por qué diablos no deja todo y se va corriendo de allí.
Al fondo, sí, dos puntos de tenue luz le erizan el pelo. El corazón le golpea tan fuerte que cree oírlo. Y se queda, más que quieto, paralizado.
En ese momento de creciente delirio, se le apaga la linterna. Y es entonces que lo puede ver. Está ahí, expectante, mirándome desde otro mundo, desde otro tiempo, y me amarra a sus ojos. Tengo fuertes náuseas, no puedo moverme, se pone de pie y, muy despacio, se acerca.
Ahora, en plena oscuridad, lo veo perfectamente. Estamos frente a frente, mirándonos profundamente, y hablándole a mi cabeza sin emitir sonido alguno, oigo su historia.
Este ser que tengo enfrente ha vivido en esta tierra desde hace más de un millón de años. Quedó atrapado mientras los suyos huyeron. Es uno entre unos cientos que aún quedan, ocultos y esparcidos por el interior de grutas y cavernas, lejos de los ojos de los hombres.
He perdido la noción del tiempo, como si nunca hubiese existido. Sigo parado, de pie, mirando. Ahora no tengo miedo. Siento una energía desbordante, una absurda felicidad.
Dejo al hombre en mi lugar y yo salgo de aquel oscuro lugar para perderme en el interior de la noche. Y no me importa esa vida que me sustituye; yo ya esperé demasiado tiempo.
Ahora he de buscar otro lugar para vivir, en el interior de la tierra, lejos de la mirada de los hombres, en busca de otra eternidad, esperando un rescate que nunca va a llegar.
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