Corazón Cansado (Capitán Kokorikó)

Corazón Cansado (Capitán Kokorikó)
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Subido por Capitán kokorikó el 20/11/2024
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Descripción
RECUERDA, EULALIO, RECUERDA

-Buenos días, ¿cómo estás?
-Pues... no sé... bien...
- ¿Qué podemos hacer esta mañana?
-Yo...ahora mismo... Ufff...
-Vale, nos quedamos aquí.
-Sí, mejor aquí...
-Oye, ¿recuerdas tu nombre?
-Sí, claro... mi nombre... mi nombre...
-No lo recuerdas.
-No.
- ¿Y quieres saberlo?
- pueees... Sí, claro.
- te llamas Eulalio.
- ¡Eulalio! Pues claro que sí, Eulalio...
- ¿Qué más cosas recuerdas de ti, de tu vida...
- yo...no recuerdo nada.
- haz un esfuerzo, venga.
- me llamo Eulalio... mis padres... nací en... en... ¡No puedo!
- tranquilo, no pasa nada, déjalo. Seguro que no tienes hambre, ¿verdad?
- no, nada de hambre.
- qué curioso, no tienes hambre. Y, ¿recuerdas qué comiste ayer?
- pues no, y es un poco raro, sí.
- y tampoco sabes nada de porqué estamos aquí.
- me gusta mi casa.
- Sí, aquí te sientes a gusto. ¿quieres que entremos en la habitación de al lado?
- ahora no, luego.
- ¿luego? ¿Cuándo será luego?
- pues...dentro de un rato.
- Eulalio, llevamos aquí metidos mucho, mucho tiempo.
- si.
- si no recuerdas, no nos vamos.
- ¿a dónde?
- a un sitio estupendo.
- ¿y allí estaré bien?
- más que eso, allí serás completamente feliz.
- ¿seguro?
- Eulalio, hoy estás en el buen camino, no te desvíes y...recuerda. Nos va la vida en ello... ¿Sí?
-la vida, la vida, sí, a ver...mis padres, mis padres, ella era dulce como el membrillo, sus besos, su olor, y él era algo como los álamos, golondrino, trovador y rey de la creación. Mi pueblo, de casas con macetas, don diego de noche, laúd y pandereta con botella de anís, niños asilvestrados, eternos veranos. Crecí y llego hasta ti. Nos queremos y nos casamos. Pasa el tiempo y... pasó aquello...
- ¿Qué fue...aquello?
- no lo recuerdo.
- Eulalio, vamos a entrar en la habitación de al lado.
- no, aún es pronto.
- ¿recuerdas lo que hiciste ahí?
- Sí, lo recuerdo. Un día, perdí el norte de mi vida. Aburrido de existir me puse celoso, todo el día y todos los días. Te vigilaba y, a veces, te seguía por las calles. Tú te portaste de maravilla, otra en tu lugar me habría dejado plantado a las primeras de cambio.
- sigue, Eulalio, sigue, estamos cerca.
- un día me desperté y te maté de un hachazo.
- eso es, Eulalio, así fue.
- pero ¡qué horrible! Y tú estás muerta.
-sí, ahora lo has recordado y eso es lo que importa. Ahora podemos irnos.
- ¿irnos? ¿Los dos? Pero... Tú estás muerta..., y yo......
- recuerda, Eulalio, recuerda...
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