Cuatro Vientos (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 18/11/2024
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Descripción
PARANORMAL
Encendió el monitor y comenzó con las explicaciones. Bien, empecemos por el principio. Este hombre que ven aquí es Guillermo Estévez Oliva, treinta y siete años. Hace un año nos lo trajeron directamente de un accidente ferroviario. Lo recuerda, ¿verdad? Sí, claro, cómo olvidarlo. Cuando llegó al hospital, enseguida nos dimos cuenta de que era el candidato ideal para el trasplante de mano. Con él íbamos a poder aplicar, por fin, un nuevo y revolucionario tratamiento que aseguraba el cien por cien de éxitos en los trasplantes, sin miedo al rechazo y con el acondicionamiento de unos tendones revolucionarios, duros como el acero y con una cierta elasticidad. Vengan por aquí, señores. En estas fotos pueden ver toda la evolución del proceso. Aquí, en esta foto, miren cómo estaba cuando lo examinamos, vean el amasijo de los dedos. Pero afortunadamente, los tendones, los nervios y huesos de alrededor de la muñeca quedaron bastante bien. En fin, que nos decidimos y, como ven aquí, le cortamos la mano, aplicamos la nueva técnica y en unos días ya estaba todo listo. Le hicimos el trasplante. Quince horas de quirófano. Y quedó como ven aquí. En esta sucesión de fotos pueden apreciar la increíble evolución del corte, ya que los tejidos se unen de forma rápida y limpia.
En menos de un mes, el señor Guillermo estaba usando su nueva mano a un cincuenta por ciento de la movilidad. A los dos meses ya no notaba la diferencia entre su verdadera mano y la injertada. Los del equipo no dábamos crédito...
A Guillermo no le importó que pusiéramos unas cámaras de control en su casa, y gracias a eso, ahora podemos ver estas imágenes, aunque sin sonido.
Vean como justo a partir de ahí comienza a comportarse de forma peculiar. Miren ahí, parece hablar con alguien. Ahí está como enfadado, dando vueltas por toda la casa.
Ahora viene lo más interesante. Se toca la mano con la otra, la aprieta, la frota de modo ansioso y desordenado. Y, como ven, le está gritando. Le está gritando a la mano.
Desgraciadamente, las grabaciones las vimos cuando ya todo había terminado, y él no nos puso al corriente de ninguna novedad, así que pensamos que todo iba de maravilla. En fin.
Y ahora llegamos al final de la historia, amigos. Aquí lo tenemos en uno de sus ataques consigo mismo y su mano. Ahí ven como su mano se comporta de forma... ¡Ahí! Fíjense en ese movimiento. Una muñeca normal no puede hacer eso sin quebrarse... El hombre grita mientras mira su mano enloquecida. Ahora se va hacia la cocina... Coge un cuchillo, el grande, y se corta el brazo, literalmente desde el sobaco... ¡Qué horror! Dándose salvajes y repetidos tajos... El brazo se le separa... Y... El hombre cae al suelo. Incluso viéndolo cuesta creerlo.
Ya hemos llegado al misterio, que es lo que nos ha reunido hoy, aquí, a todos nosotros.
Como pueden ver, finalmente, Guillermo se levanta, fíjense en las brutales imágenes.
Debería estar muerto, desangrado.
Se dirige a la habitación, con el cuchillo en la mano que aún conserva. Entra y cierra la puerta. Desgraciadamente, la cámara que tenemos en esa habitación generó un archivo corrupto y nuestros técnicos creen que sólo un milagro puede hacer que consigamos ver lo que pasó allí dentro. Lo único que podemos hacer es lanzar hipótesis.
Porque lo que nosotros no entendemos, de ninguna manera, es que lo encontramos sin el otro brazo, cortado también, como el otro, por el mismo sitio, por el hombro.
Guillermo lucía como un tronco ensangrentado.
Qué misterio, qué fuerza se empleó en hacer eso posible, y cómo pudo cortarse el segundo brazo... Qué ocurrió en esa habitación, daría cualquier...
Perdone que le interrumpa, profesor, pero hay buenas noticias, los técnicos dicen que ha sido un milagro... que las imágenes.... venga, profesor...
Encendió el monitor y comenzó con las explicaciones. Bien, empecemos por el principio. Este hombre que ven aquí es Guillermo Estévez Oliva, treinta y siete años. Hace un año nos lo trajeron directamente de un accidente ferroviario. Lo recuerda, ¿verdad? Sí, claro, cómo olvidarlo. Cuando llegó al hospital, enseguida nos dimos cuenta de que era el candidato ideal para el trasplante de mano. Con él íbamos a poder aplicar, por fin, un nuevo y revolucionario tratamiento que aseguraba el cien por cien de éxitos en los trasplantes, sin miedo al rechazo y con el acondicionamiento de unos tendones revolucionarios, duros como el acero y con una cierta elasticidad. Vengan por aquí, señores. En estas fotos pueden ver toda la evolución del proceso. Aquí, en esta foto, miren cómo estaba cuando lo examinamos, vean el amasijo de los dedos. Pero afortunadamente, los tendones, los nervios y huesos de alrededor de la muñeca quedaron bastante bien. En fin, que nos decidimos y, como ven aquí, le cortamos la mano, aplicamos la nueva técnica y en unos días ya estaba todo listo. Le hicimos el trasplante. Quince horas de quirófano. Y quedó como ven aquí. En esta sucesión de fotos pueden apreciar la increíble evolución del corte, ya que los tejidos se unen de forma rápida y limpia.
En menos de un mes, el señor Guillermo estaba usando su nueva mano a un cincuenta por ciento de la movilidad. A los dos meses ya no notaba la diferencia entre su verdadera mano y la injertada. Los del equipo no dábamos crédito...
A Guillermo no le importó que pusiéramos unas cámaras de control en su casa, y gracias a eso, ahora podemos ver estas imágenes, aunque sin sonido.
Vean como justo a partir de ahí comienza a comportarse de forma peculiar. Miren ahí, parece hablar con alguien. Ahí está como enfadado, dando vueltas por toda la casa.
Ahora viene lo más interesante. Se toca la mano con la otra, la aprieta, la frota de modo ansioso y desordenado. Y, como ven, le está gritando. Le está gritando a la mano.
Desgraciadamente, las grabaciones las vimos cuando ya todo había terminado, y él no nos puso al corriente de ninguna novedad, así que pensamos que todo iba de maravilla. En fin.
Y ahora llegamos al final de la historia, amigos. Aquí lo tenemos en uno de sus ataques consigo mismo y su mano. Ahí ven como su mano se comporta de forma... ¡Ahí! Fíjense en ese movimiento. Una muñeca normal no puede hacer eso sin quebrarse... El hombre grita mientras mira su mano enloquecida. Ahora se va hacia la cocina... Coge un cuchillo, el grande, y se corta el brazo, literalmente desde el sobaco... ¡Qué horror! Dándose salvajes y repetidos tajos... El brazo se le separa... Y... El hombre cae al suelo. Incluso viéndolo cuesta creerlo.
Ya hemos llegado al misterio, que es lo que nos ha reunido hoy, aquí, a todos nosotros.
Como pueden ver, finalmente, Guillermo se levanta, fíjense en las brutales imágenes.
Debería estar muerto, desangrado.
Se dirige a la habitación, con el cuchillo en la mano que aún conserva. Entra y cierra la puerta. Desgraciadamente, la cámara que tenemos en esa habitación generó un archivo corrupto y nuestros técnicos creen que sólo un milagro puede hacer que consigamos ver lo que pasó allí dentro. Lo único que podemos hacer es lanzar hipótesis.
Porque lo que nosotros no entendemos, de ninguna manera, es que lo encontramos sin el otro brazo, cortado también, como el otro, por el mismo sitio, por el hombro.
Guillermo lucía como un tronco ensangrentado.
Qué misterio, qué fuerza se empleó en hacer eso posible, y cómo pudo cortarse el segundo brazo... Qué ocurrió en esa habitación, daría cualquier...
Perdone que le interrumpa, profesor, pero hay buenas noticias, los técnicos dicen que ha sido un milagro... que las imágenes.... venga, profesor...
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