Error en el Hipermercado (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 08/09/2024
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Descripción
EL FIN DEL MUNDO
Nadie del tablero, en aquella extraña partida, se dio cuenta de nada hasta que ya fue demasiado tarde.
Una mañana, una de las torres blancas amaneció con una enorme grieta. Ella veía en los rostros que la miraban y sentía el espanto que los demás sentían. Porque no era la ruina de la torre, era el final del reino.
Un caballo fue encontrado tirado en el suelo, algo que nunca en la Historia del Tablero se había visto. No estaba muerto, tan sólo viejo; le había dado un zamacuco.
Un peón se volvió loco, gritando a los cuatro vientos el fin del mundo conocido.
El Rey fue puesto en cama, flojo de carnes y con depresión. ¿Qué estaba pasando?.
Los alfiles, todos, olvidaron sus movimientos, realizando piruetas que, de no ser tan dramática la situación, invitaría a la risa.
Y la reina tampoco era la misma. Estaba cansada de ir y venir, de llevar el peso del reino sobre sus espaldas.
Fíjate, dice un caballo, que hace mucho, demasiado tiempo que nadie hace un movimiento. La vida se ha parado, estamos envejeciendo.
Pero, ¿Qué estaba pasando en realidad, la realidad que se mantiene oculta a los ojos mundanos? El Alfil obtiene un destello de claridad mientras medita. Sí, ahora lo ve claro. Y sabe, sin saber cómo, que los dos dioses les han abandonado.
Nadie gana, no hay tablas.
Abandono.
Nadie del tablero, en aquella extraña partida, se dio cuenta de nada hasta que ya fue demasiado tarde.
Una mañana, una de las torres blancas amaneció con una enorme grieta. Ella veía en los rostros que la miraban y sentía el espanto que los demás sentían. Porque no era la ruina de la torre, era el final del reino.
Un caballo fue encontrado tirado en el suelo, algo que nunca en la Historia del Tablero se había visto. No estaba muerto, tan sólo viejo; le había dado un zamacuco.
Un peón se volvió loco, gritando a los cuatro vientos el fin del mundo conocido.
El Rey fue puesto en cama, flojo de carnes y con depresión. ¿Qué estaba pasando?.
Los alfiles, todos, olvidaron sus movimientos, realizando piruetas que, de no ser tan dramática la situación, invitaría a la risa.
Y la reina tampoco era la misma. Estaba cansada de ir y venir, de llevar el peso del reino sobre sus espaldas.
Fíjate, dice un caballo, que hace mucho, demasiado tiempo que nadie hace un movimiento. La vida se ha parado, estamos envejeciendo.
Pero, ¿Qué estaba pasando en realidad, la realidad que se mantiene oculta a los ojos mundanos? El Alfil obtiene un destello de claridad mientras medita. Sí, ahora lo ve claro. Y sabe, sin saber cómo, que los dos dioses les han abandonado.
Nadie gana, no hay tablas.
Abandono.
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