Letargus Interruptus (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 20/10/2024
Licencia Copyright
Descripción
EL HOMBRE QUE NACIÓ DOS VECES
Esteban del Olmo nació el 27 de febrero de 1889, en Hellín, un pueblo de Albacete.
Su familia apenas se mantenía con el trabajo del padre, que salía de casa al despuntar el día y llegaba al ocaso con apenas unos reales en el bolsillo.
Esteban se sentía un chico raro, fuera de lugar.
Al cumplir los dieciséis años sintió que debía buscarse, pues tenía la extravagante idea de haber nacido también en otro sitio.
Nada de esto dijo a nadie pues, aunque no había recibido educación, se daba cuenta cabal de lo absurdo de semejante idea, y que si lo contara a alguien sería objeto de burla.
Se despidió de su familia y echó a andar por el camino que, según decía, le llamaba.
Aceptando trabajos temporales y, ocasionalmente, robando lo que se encontraba por el camino, fruta, gallinas y hortalizas, fue viajando hacia el norte como un peregrino.
Dos años después traspasó la frontera hacia Francia, siguiendo su irracional impulso. Sentía que el fin de su búsqueda se encontraba cerca. Al mismo tiempo, su lado racional estaba inusualmente alerta. Por un lado, peligro. Por el otro, ya llego.
Y fue justo una tarde, casi llegando a Suiza, que todo su cuerpo, todo su ser le dijo que su otro estaba cerca.
El encuentro fue inesperado. Sucedió mientras andaba el camino. De repente su cuerpo se puso tenso, electrizado. Levantó la vista y se vio a lo lejos.
Se quedó quieto, ambos lo hicieron. Al tratar de acercarse el uno al otro no pudieron, el imán que antes los atrajo, ahora los está repeliendo.
Después de tantos años, la absurda búsqueda había terminado.
Durante un buen rato se quedaron así, erguidos y quietos.
Por un impulso involuntario levantó el brazo, ambos lo hicieron a la vez en perfecta sincronía. Después los bajaron.
Y ambos, al unísono, se dieron la vuelta y regresaron.
Esteban del Olmo nació el 27 de febrero de 1889, en Hellín, un pueblo de Albacete.
Su familia apenas se mantenía con el trabajo del padre, que salía de casa al despuntar el día y llegaba al ocaso con apenas unos reales en el bolsillo.
Esteban se sentía un chico raro, fuera de lugar.
Al cumplir los dieciséis años sintió que debía buscarse, pues tenía la extravagante idea de haber nacido también en otro sitio.
Nada de esto dijo a nadie pues, aunque no había recibido educación, se daba cuenta cabal de lo absurdo de semejante idea, y que si lo contara a alguien sería objeto de burla.
Se despidió de su familia y echó a andar por el camino que, según decía, le llamaba.
Aceptando trabajos temporales y, ocasionalmente, robando lo que se encontraba por el camino, fruta, gallinas y hortalizas, fue viajando hacia el norte como un peregrino.
Dos años después traspasó la frontera hacia Francia, siguiendo su irracional impulso. Sentía que el fin de su búsqueda se encontraba cerca. Al mismo tiempo, su lado racional estaba inusualmente alerta. Por un lado, peligro. Por el otro, ya llego.
Y fue justo una tarde, casi llegando a Suiza, que todo su cuerpo, todo su ser le dijo que su otro estaba cerca.
El encuentro fue inesperado. Sucedió mientras andaba el camino. De repente su cuerpo se puso tenso, electrizado. Levantó la vista y se vio a lo lejos.
Se quedó quieto, ambos lo hicieron. Al tratar de acercarse el uno al otro no pudieron, el imán que antes los atrajo, ahora los está repeliendo.
Después de tantos años, la absurda búsqueda había terminado.
Durante un buen rato se quedaron así, erguidos y quietos.
Por un impulso involuntario levantó el brazo, ambos lo hicieron a la vez en perfecta sincronía. Después los bajaron.
Y ambos, al unísono, se dieron la vuelta y regresaron.
Descargable
Sí (loguéate o regístrate para descargar)