Mata a tu prójimo

EN UNA FRASE:
Sobre cómo las identidades patrias, religiosas o de cualquier tipo se pueden convertir en excusas para matar.

COMPLETA:
Hace tres años, cuando los atentados en las Ramblas cometidos por aquellos desgraciados de Ripoll de origen marroquí no pude dejar de pensar en lo desgraciada que resulta la facilidad con la que se fanatizan algunas personas alrededor de patrañas relacionadas con los elementos de identidad. Esa identidad puede girar alrededor de una religión, de un sentimiento patrio, o de cualquier extremismo ideológico. Hay personas que matan motivadas por cualquiera de esas cuestiones. También por sentirse ofendidos, por celos, por las idioteces del fútbol, por racismo, por homofobia... En definitiva, por intolerancia.

Una de las cosas que pensé al respecto de la fanatización de esos jóvenes criados en Ripoll fue que debió ser cultivada en un sentimiento de exclusión convenientemente manipulada. En las elecciones municipales, el 82% de los votos de Ripoll van a parar a partidos separatistas. Uno de los partidos que se presentan es Som Catalans, cuyo lema es "Ni colonització espanyola ni invasió migratòria. Som una identitat. Som un poble." Otro de los partidos que concurren es el Front Nacional de Cataluña, que viene a defender lo mismo. Se criaron, por tanto, en un lugar donde no existe un discurso cívico sino identitario, profundamente excluyente. En un caldo de cultivo así es fácil que afloren otras fanatizaciones identitarias, como las que llevaría a esos jóvenes criados en Ripoll a asesinar a personas anónimas en las Ramblas y Cambrils en nombre del Islam. Otros, que hoy se pasean como héroes por TV3 o por las manifestaciones separatistas, mataron antes en nombre de la patria vasca o de la patria catalana al amparo del aplauso de personas igualmente fanatizadas y que, como se diría de aquellos chicos, también parecen buena gente.

En Cataluña -y País Vasco- hay un problema de fanatización. Ese problema de fanatización es el que permite normalizar la presencia de exterroristas no arrepentidos en el ámbito público, en la política, en los medios, en las manifestaciones... ¿Pero qué diferencia hay entre alguien que mata por su religión o un skin head que mata a un negro por el hecho de serlo? ¿O entre alguien que mata por la secesión del País Vasco y el que mata a un homosexual por serlo? No hay diferencia moral. La diferencia es que algunos pretenden que comprendamos las razones de los que mataron las patrañas ideológicas del nacionalismo. Y eso les define éticamente.

Estas son las reflexiones. Y ésta, una canción alumbrada a partir de ellas cuyo título podría ser "Mata a tu prójimo" aunque algún amigo me ha sugerido titularla "Detector de zumbaos".

Premià de Mar, julio de 2020