Rock & Roll Consequence (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 25/06/2023
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Descripción
EL GRITO ROJO DE SU BOCA
Al verla llegar de lejos me vinieron los recuerdos.
El primero fue su risa. Una risa que escapaba de su boca como una catarata, poderosa y cantarina al mismo tiempo.
Y luego aparecieron los demás, su buena disposición, su afán diario, su misterio.
Ahora ya ronda los cincuenta años, y lleva los labios abarrotados de rojo chillón.
En dos minutos me cuenta el rotundo fracaso de su vida. El marido que nunca estuvo en casa, el vacío que siente por dentro, el deseo que no la visita... Y una rabia muy contenida en apariencia, pero presente cuando te fijas.
Me habla de alguien que pudo ser el anhelado sueño, pero que, como un sueño, se esfumó.
Yo la animo a mi vez con otras risas. Y con un consejo, el de volar antes de que los brazos pesen más, pero ella me mira y ríe, ríe por fuera y sufre por dentro. Se va su vida.
Finalmente nos despedimos, le doy un beso en la mejilla.
Y por mi parte elaboro la fantasía de citarla en secreto, y hacerle el amor con el amor que no llega. Y verla reír, pero esta vez con sonrisa preñada de silencio.
Ella se va por la acera. Me vuelvo a mirarla y ella se vuelve y me mira.
De lejos no veo el dibujo de su cara, tan solo el grito rojo de su boca.
Al verla llegar de lejos me vinieron los recuerdos.
El primero fue su risa. Una risa que escapaba de su boca como una catarata, poderosa y cantarina al mismo tiempo.
Y luego aparecieron los demás, su buena disposición, su afán diario, su misterio.
Ahora ya ronda los cincuenta años, y lleva los labios abarrotados de rojo chillón.
En dos minutos me cuenta el rotundo fracaso de su vida. El marido que nunca estuvo en casa, el vacío que siente por dentro, el deseo que no la visita... Y una rabia muy contenida en apariencia, pero presente cuando te fijas.
Me habla de alguien que pudo ser el anhelado sueño, pero que, como un sueño, se esfumó.
Yo la animo a mi vez con otras risas. Y con un consejo, el de volar antes de que los brazos pesen más, pero ella me mira y ríe, ríe por fuera y sufre por dentro. Se va su vida.
Finalmente nos despedimos, le doy un beso en la mejilla.
Y por mi parte elaboro la fantasía de citarla en secreto, y hacerle el amor con el amor que no llega. Y verla reír, pero esta vez con sonrisa preñada de silencio.
Ella se va por la acera. Me vuelvo a mirarla y ella se vuelve y me mira.
De lejos no veo el dibujo de su cara, tan solo el grito rojo de su boca.
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