Suspiria (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 01/12/2024
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Descripción
COMO UNA PANTERA
Debí sospechar desde el primer momento, pero debo admitir que pequé de ingenuo.
Hacía ya más de un año que me había separado de mi mujer y mi cuerpo me pedía guerra. Entró como una pantera y tomó asiento en la mesa de enfrente.
Yo llevaba unas copas encima, ella miraba como distraída y, de vez en cuando, sonreía.
La primera vez que se engancharon nuestras miradas ya pude intuir que las cosas se podrían raras.
No me quedó más remedio que iniciar una conversación casual, pero, no sé ni cómo, de pronto, me encontré aceptando ir a su casa a echar un polvo.
Me llevó en su coche, ¡menudo carro! Pero yo sentía en cada diminuto átomo de mi ser que algo no encajaba. Un tipejo como yo no liga, así como así, con una tiaca como esa, tan espectacular en todos los sentidos.
Para cuando crucé la puerta de la entrada de su casa, la sensación de querer huir se hizo urgente, pero me sentía paralizado. O más bien sumiso, sin voluntad y aturdido.
Entramos en su cuarto, se desnudó de cuerpo entero y allí, delante de mis ojos, se convirtió en felino.
Hambriento.
Debí sospechar desde el primer momento, pero debo admitir que pequé de ingenuo.
Hacía ya más de un año que me había separado de mi mujer y mi cuerpo me pedía guerra. Entró como una pantera y tomó asiento en la mesa de enfrente.
Yo llevaba unas copas encima, ella miraba como distraída y, de vez en cuando, sonreía.
La primera vez que se engancharon nuestras miradas ya pude intuir que las cosas se podrían raras.
No me quedó más remedio que iniciar una conversación casual, pero, no sé ni cómo, de pronto, me encontré aceptando ir a su casa a echar un polvo.
Me llevó en su coche, ¡menudo carro! Pero yo sentía en cada diminuto átomo de mi ser que algo no encajaba. Un tipejo como yo no liga, así como así, con una tiaca como esa, tan espectacular en todos los sentidos.
Para cuando crucé la puerta de la entrada de su casa, la sensación de querer huir se hizo urgente, pero me sentía paralizado. O más bien sumiso, sin voluntad y aturdido.
Entramos en su cuarto, se desnudó de cuerpo entero y allí, delante de mis ojos, se convirtió en felino.
Hambriento.
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