Todo lo que Vendrá (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 15/09/2024
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Descripción
CRISIS (Crónicas del Ajedrez)
Todos en el tablero se habían dado cuenta, incluso los peones más alejados del centro. El alfil negro tenía una crisis. Lo que nadie sabía era que su crisis venía de un profundo dilema.
Él sabía que un día debía morir, lo había aceptado como cualquier otra pieza. Pero, además, las creencias espirituales que prevalecían en el tablero afirmaban que después de la muerte había otra vida, otro ciclo para ser vivido en forma de batalla y estrategia.
Pero aquí estaba él, colocado en el lugar justo y en el momento exacto. El próximo sería su movimiento, y sabía de sobra que iba a perder la vida. Y tenía miedo.
Y el miedo, que fácilmente se les suponía y se les perdonaba a los peones, era inaceptable en alguien de su rango.
Pero al alfil le daba igual lo que pensaran los demás, el problema era que no podía controlar el miedo que, de forma abrumadora, se había instalado en cada molécula de su ser.
Llegó el momento, tenía que moverse y todo el tablero estaba en tensión. El alfil cerró los ojos. Mover donde debía le aseguraba su propia muerte. Mover errónea y deliberadamente le suponía el desprecio de los suyos de por vida. Una forma lenta de morir en vida.
Bueno, llegó el momento, la hora de tomar una decisión.
Abrió los ojos, miró a su alrededor y los volvió a cerrar.
Respiró profundamente y tomó su decisión.
Todos en el tablero se habían dado cuenta, incluso los peones más alejados del centro. El alfil negro tenía una crisis. Lo que nadie sabía era que su crisis venía de un profundo dilema.
Él sabía que un día debía morir, lo había aceptado como cualquier otra pieza. Pero, además, las creencias espirituales que prevalecían en el tablero afirmaban que después de la muerte había otra vida, otro ciclo para ser vivido en forma de batalla y estrategia.
Pero aquí estaba él, colocado en el lugar justo y en el momento exacto. El próximo sería su movimiento, y sabía de sobra que iba a perder la vida. Y tenía miedo.
Y el miedo, que fácilmente se les suponía y se les perdonaba a los peones, era inaceptable en alguien de su rango.
Pero al alfil le daba igual lo que pensaran los demás, el problema era que no podía controlar el miedo que, de forma abrumadora, se había instalado en cada molécula de su ser.
Llegó el momento, tenía que moverse y todo el tablero estaba en tensión. El alfil cerró los ojos. Mover donde debía le aseguraba su propia muerte. Mover errónea y deliberadamente le suponía el desprecio de los suyos de por vida. Una forma lenta de morir en vida.
Bueno, llegó el momento, la hora de tomar una decisión.
Abrió los ojos, miró a su alrededor y los volvió a cerrar.
Respiró profundamente y tomó su decisión.
Letra
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Una pequeña pieza donde mezclo alguna cosa sinfónica con alguna cosa de sintes.
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