Verdad Verdadera (Capitán Kokorikó)
Subido por Capitán kokorikó el 11/08/2024
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Descripción
EDAD DORADA
En aquella época tuvo lugar una edad dorada en el viejo campo de batalla.
No era extraño que, de vez en cuando, alguna figura del ajedrez, descubriese poseer alguna facultad paranormal. Aunque la mayoría de las piezas fuese abiertamente escéptica.
Lo cierto es que una milagrosa casualidad, o causalidad que diría el alfil, hizo que los dos reyes de la nueva partida poseyeran la cualidad de comunicar con la mente. Y así, ambos reyes contrincantes, ya de pequeñitos, se habían encontrado en sus conexiones mentales.
Para cuando empezó la lucha, los reyes comunicados ya eran, más que amigos, hermanos. Pero de ello nada contaron ni a sus mejores guerreros.
Y así se inició el gran teatro de la batalla sin muertos.
Todos los movimientos fueron ejecutados de mutuo acuerdo, y las piezas iban y venían por el tablero, más que matando, bailando.
Y la existencia apacible creó apacibles ciudadanos, los negros hacían planes con los blancos, organizaban juegos, noches de cuentos y cantos.
Y nadie, nadie preguntó, nadie se extrañó de aquel dramático cambio, nadie echó de menos la sangre, el frío y el barro, las lágrimas y los entierros.
Una época dorada de la que aún hablan los viejos.
En aquella época tuvo lugar una edad dorada en el viejo campo de batalla.
No era extraño que, de vez en cuando, alguna figura del ajedrez, descubriese poseer alguna facultad paranormal. Aunque la mayoría de las piezas fuese abiertamente escéptica.
Lo cierto es que una milagrosa casualidad, o causalidad que diría el alfil, hizo que los dos reyes de la nueva partida poseyeran la cualidad de comunicar con la mente. Y así, ambos reyes contrincantes, ya de pequeñitos, se habían encontrado en sus conexiones mentales.
Para cuando empezó la lucha, los reyes comunicados ya eran, más que amigos, hermanos. Pero de ello nada contaron ni a sus mejores guerreros.
Y así se inició el gran teatro de la batalla sin muertos.
Todos los movimientos fueron ejecutados de mutuo acuerdo, y las piezas iban y venían por el tablero, más que matando, bailando.
Y la existencia apacible creó apacibles ciudadanos, los negros hacían planes con los blancos, organizaban juegos, noches de cuentos y cantos.
Y nadie, nadie preguntó, nadie se extrañó de aquel dramático cambio, nadie echó de menos la sangre, el frío y el barro, las lágrimas y los entierros.
Una época dorada de la que aún hablan los viejos.
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