Una de las cosas que más molesta a los detractores del CD es que, en un momento determinado, se presentó como un formato eterno. Pero lo cierto es que con el paso del tiempo, se deteriora como cualquier otro, aunque a priori no sea tan delicado como el vinilo o las casetes, por ejemplo. Para atajar ese problema, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos está realizando un estudio que intenta precisar la vida que tiene un disco compacto.
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Para llegar a la respuesta han pedido que la gente done sus viejos CDs para destruirlos realizando diferentes test, desde dejarlos a la intemperie a colocarlos en un lugar con unas temperaturas extremas o un nivel de humedad muy alto, entre otras pruebas. Por ahora, han llegado a algunas conclusiones a tener en cuenta, como que no influye tanto el tiempo que tenga la edición como quién lo haya fabricado y la fórmula química que haya utilizado.
Otros datos interesantes, que ha revelado su directora de conservación a la periodista que firma este artículo en The Atlantic, es que los adhesivos aceleran su deterioro y que la parte más delicada no es la que colocamos mirando hacia abajo en el reproductor, sino la otra, la que suele tener algún tipo de ilustración.